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Jazz en el Johnny’s Dream. Hablan los protagonistas

En los años setenta, La Habana tuvo su Village Vanguard criollo.  Claro, entendido en el espíritu en que Max y Lorraine Gordon crearon y sostuvieron  desde 1935 el famoso club de jazz neoyorkino: el sitio donde los anfitriones  reúnen a la vanguardia de la villa, los mejores músicos que seguían el jazz como modo de expresión.

Casi mirando al punto exacto donde se abrazan el río Almendares y el mar abierto, protegido por dos espesos bosquecitos de casuarinas, se alza la pequeña edificación que en la medianía de los años cincuenta, en bautismo de gozadera y alcohol, recibía  el nombre de Johnny’s Dream Club.  En los años setenta, El Johnnys –ya no hubo otro modo de llamarlo- se convertiría en el auténtico epicentro del jazz en La Habana y en un espontáneo y no programado experimento de resistencia musical.

Apelo entonces a la memoria de quienes fueron protagonistas sobre el escenario, con sus instrumentos, o desde las mesas donde iban a carenar cada vez más,  quienes comenzaron a identificar en el club de La Puntilla una especie de oasis en medio de una tormenta. Hablan aquí los saxofonistas Nicolás Reinoso y Paquito D’Rivera, los bateristas Enrique Pla y Alberto Aguilera, el guitarrista Pablo Menéndez, los bajistas Carlos del Puerto Sr. y Jorge “Yoyi” Soler, y la traductora y jazz-fan Micky Portela Burke.

Un poco de historia

En la zona de La Puntilla, donde comienza –o termina- la zona de Miramar, el Johnny’s Dream  nació a mediados de los años cincuenta y no nació con una vocación precisamente jazzística. Con propuestas diferentes y variadas en cuanto a géneros y modos,  en sus inicios el club fue uno de los puntos de peregrinaje de los adictos al rock-and-roll, llegado a la isla en discos, filmes e imágenes de su white icon, Elvis Presley.  Allí hasta fue a casarse uno de los más notables rockeros criollos, el cantante Jorge Bauer, con toda la carga de identidad rockanrollera que podía suponerse.[1]  Años después, en 1961, el Johnny’s sería uno de los testigos de la reconciliación musical de aquel dúo memorable del feeling:  Elena Burke y Frank Domínguez, y tendría en esos años una programación similar a la de los más de 60 clubes que existían entones en La Habana.

Teniendo al Johnny’s Dream como escenario, en 1964 Rogelio París fijaría para siempre en su documental Nosotros la música, algo muy importante de la escena jazzística entonces:  la cadencia inigualable y las manos precisas de Frank Emilio sobre el piano; el sudor del rostro enervado de Tata Guines cayendo sobre el cuero de sus tumbadoras; la exactitud y la destreza con que Guillermo Barreto repartía los golpes de su batería; el ritmo asombroso de Orlando Hernández Papito en el contrabajo; la fuerza sonora del güiro de Gustavo Tamayo, en ese prodigio de grupo que fueron Los Amigos. Y también, ¡cómo no!, lo que probablemente fue una de las últimas actuaciones de Ana Gloria Varona, una de las míticas bailarinas del cabaret Tropicana.  Las noches del Johnny’s por ese tiempo eran de ellos y también de Lacho Rivero y su grupo afro. La metamorfosis, o mejor dicho, la evolución del Johnny’s estaba a punto de ocurrir.

El comienzo

“Tiene que haber sido como en 1971… por ahí…  Nicolás Reinoso se presentaba con su grupo y  había dejado el bar Antillas –más conocido como Las Cañitas del Habana Libre- y mudó el campamento para el Johnny’s Dream” –recuerda Paquito D’Rivera.

Se refiere Paquito al grupo  Ritmática 7, dirigido,  por el pianista Juanito Costa, con Leonardo Acosta en el saxo alto y fliscornio, Freddy Muguercia en la guitarra, Luis Quiñones, bajo eléctrico; José Luis Quintana Changuito en drums y pailas; y Norberto Carrillo en las tumbadoras,[2] y que Reinoso desintegraría para formar Sonido Contemporáneo.  “Hacíamos un repertorio de música cubana y covers o versiones de temas de jazz, y alrededor del grupo y sus músicos, siempre estuvieron músicos de jazz, promotores y fanáticos del género”- nos comenta Nicolás.

Pero para Pablo Menéndez, todo empezó cuando el genial baterista Tony Valdés, que iba con frecuencia a beber al Johnny’s Dream, porque le quedaba cerca de su casa, se da cuenta de que José Molina, su administrador, era un amante del jazz y es cuando Tony le propone organizar unas descargas de jazz los lunes, día en que descansaban los grupos que habitualmente tocaban allí el resto de la semana.  “Cuando se demostró que los días de las descargas de jazz el club vendía más que toda la semana, Molina, el administrador, propuso a la empresa rectora, tener una programación de jazz toda la semana y es así que se contrata al grupo de Nicolás Reinoso, donde tocaba el propio Tony Valdés.”  El contrato era por tres tandas o sets, seis noches a la semana, excepto los lunes.  Sonido contemporáneo se convierte así en la banda de planta del Johnny’s.

Así, empezó todo, con Nicolás Reinoso y su grupo, que debuta y se estrena en el club el 25 de diciembre de 1977,  pero pronto comenzaron a sumarse otros músicos que llegaban allí a descargar. Para Enrique Pla “el Johnny’s fue la continuación del Club Cubano de Jazz: un lugar donde los músicos podíamos ir a descargar con nuestros amigos de diferentes bandas y mantener una relación entre los jazzistas de la época.”

Nicolás Reinoso y Sonido Contemporáneo en la puerta del Johnny’s (Río Club), De izquierda a derecha: Tony Valdés, Pablo Menéndez, Nicolás Reinoso, Víctor Torriente, Lucía Huergo, y Armando Santoyo. En primer plano, la niña Harsyl Tanner.  Foto: Harry Tanner. Cortesía de Nicolás Reinoso.

Casi cuando empieza a sonar el jazz en el Johnny’s Dream,  se le cambia el nombre por Río Club, pero de nada sirvió, pues todo el mundo siguió llamándole por mucho tiempo “El Johnnys”.  “No era céntrico en el sentido exacto –opina Nicolás Reinoso-, pero era ideal: estaba fuera del circuito de los clubes nocturnos, con una excelente disposición arquitectónica y la capacidad idónea para conciertos y descargas, un barrio tranquilo, con un vecindario bastante adecuado para esos intereses musicales.”

El contexto

En marzo de 1968 se ponen en marcha una serie de medidas restrictivas en el plano económico e ideológico conocidas como la Ofensiva Revolucionaria, que -entre otras aspectos- terminaron por barrer los últimos vestigios de la propiedad privada en la economía, entre ellos, los pequeños negocios, que incluían los bares, clubes y cabarets de segunda y tercera línea. La demonización conceptual de la vida nocturna y el espectáculo fue promovida por altos funcionarios de la cultura y la educación, que utilizaron su poder para llevar más allá esas medidas y cerrar también los principales cabarets –que ya habían sido nacionalizados por el estado-, incluyendo Tropicana, el Parisién del hotel Nacional, el Salón Rojo del Capri, el Copa del Habana Riviera, y otros, excepto el del hotel Deauville.

Según palabras de Leonardo Acosta “…sobrevino la crisis total del mundo del espectáculo y la música en el país…[…] La vida nocturna y con ella la musical y los espectáculos quedaron totalmente desarticulados.”[3], lo que cancelaba un estilo de vida y disfrute del ocio, y afectaba las fuentes de trabajo habitual a miles de músicos, bailarines, coristas y empleados.   Un mes después se anuncia que, a partir de diciembre, reabrirían paulatinamente los sitios que habían sido cerrados, aunque deberían cumplir determinadas condiciones. Tras la reapertura de algunos de ellos el 23 de diciembre de ese año 1968, las huellas de estos hechos serían para muchos, en lo personal, irreversibles.  Este panorama, sin duda, aceleraría el cambio que se produjo en el Johnny’s Dream, que empieza a convertirse en espontáneo refugio y oasis para muchos músicos.

Jazz en el cine-teatro Payret en 1963.  De izquierda a derecha: Paquito D’Rivera, saxo; Adolfo Pichardo, al piano; Freddy Muguercia, guitarra; Armandito Romeu, batería; Luis Quiñones, contrabajo.  Foto: Cortesía Paquito D’Rivera.

Para el jazz y sus músicos, en paralelo a ciertos hechos restrictivos y discriminatorios, se daban pasos en sentido contrario, lo que demuestra que no había un rasero único y universalmente aceptado, más allá de los postulados ideológicos que lo pretendían, y que aparecían balbuceantes focos de resistencia en este sentido. Algunos músicos organizaron descargas con cierta periodicidad en varios lugares, como uno de los locales del ICAIC, en 23 y 10, en El Vedado.

Paquito D’Rivera recuerda algunos de ellos:  “Por aquellos años se hicieron varias intentonas de reivindicar el jazz, a partir de aquel concierto del teatro Payret en 1963, que fue como un guiño a Robert William y algunos miembros del Black Power norteamericano que andaban de paso por Cuba flirteando con la Revolución cubana. 

«Eran días de euforia revolucionaria que trajeron a establecerse en Cuba a Eddie Torriente y Mario Lagarde, dos mulatos músicos norteamericanos, que formaron el grupo Free American Jazz y trabajaron un tiempo en el club La Gruta. En ese tiempo, el trompetista Leonardo Timor acompañaba el show de variedades del cabaret Parisienne del hotel Nacional  y había organizado allí varios “Martes de Jazz” con su big-band, donde tocaban Amado Valdés padre, Nilo Argudín, Pucho Escalante, Luisito Palau, Jorge Varona y Braulio Hernández Babín.  En esos eventos del Parisienne, Timor presentaba a Maggie Prior, el noneto de Pucho Escalante, Armandito Zequeira, Samuel Téllez, Dandy Crawford, ¡y hasta Pello el Afrocán.”

Descargas en el ICAIC cerca de1965. De izquierda a derecha: José Luis Quintana, «Changuito», muy joven y ya misterioso, escuchando; Paquito de Rivera, saxo; Rockinchá, en la batería; Nicolás Reinoso, saxo; Leonardo Acosta, fliscornio.  Foto: Cortesía Paquito D’Rivera.

En ese contexto favorable al jazz, Paquito recuerda que también en los 70, Julio Bidopia –entonces al frente de la Dirección Nacional de Música- ideó una Comisión Nacional de Jazz de efímera existencia, donde estaban, el propio D’Rivera, Armando Romeu, Nicolás Reinoso, Felipe Dulzaides, Rolando Baró, Tony Valdés, Emiliano Salvador, Chucho Valdés y probablemente Enrique Pla.  A pesar de que, según él, no se le veía mucho futuro a aquella comisión, de ella nació la idea, organizado por Bobby Carcassés, del primer festival de jazz en La Habana.   Pablo Menéndez trató de que se invitara a Charlie Haden al evento, pero la idea no encontró calor en quienes dirigían en ese momento, y Haden debió esperar más de diez años para poder participar en un festival Jazz Plaza, en La Habana.

Los músicos

“Nicolás Reinoso y Tony Valdés con el grupo Sonido Contemporáneo fueron los que comenzaron  y siguieron todo el tiempo, aunque hubo muchos artistas invitados y mucha descarga, pero en lo fundamental eran ellos los fijos con el grupo –afirma Pablo Menéndez-. Yo entré por invitación de ambos en 1979-1980. […] Nicolás tenía también en simultáneo el grupo Afrocuba, que fundó y dirigió, lo que es en definitiva un triunfo de la música cubana, porque fue uno de los primeros, si no el primer grupo profesional de jazz después de muchos años de malos entendidos sobre el jazz en Cuba. 

«En todo este tiempo yo tocaba además con Síntesis (a veces en la misma noche, temprano con Síntesis y luego me incorporaba a Sonido Contemporáneo en el Río Club, el Johnny’s.  El grupo contó además con la genial saxofonista, pianista, arreglista y flautista Lucía Huergo.  Después yo traje a Lucía para Síntesis.  Otro grupo que recuerdo que alternaba allí con el de  Nicolás Reinoso fue el grupo de timba-rock de Octavio Sánchez “Cotán” y su hijo Cotancito [uno de nuestros primeros guitarristas de jazz-rock].  Eso era algo MUY interesante, que desgraciadamente, no se llegó a grabar.”

«Sonido Contemporáneo», en el Johnny’s. De izquierda a derecha:  Armando Santoyo, Victor Torriente, Pablo Menéndez, Tony Valdés, Nicolás Reinoso y Lucía Huergo.  Foto: Harry Tanner. Cortesía Nicolás Reinoso.

Paquito D’Rivera coincide con Pablo Menéndez, afirmando que Nicolás Reinoso fue el iniciador, “seguido por Emiliano Salvador, Bobby Carcassés y yo. Después se fueron sumando Pedrito Guapachá, el tumbador, José Carlos Acosta, Zopilón el violinista, Pablo Menéndez, Leonardo Acosta, todos los que mencioné antes, y muchos más. Cuando empezó aquello, todos los lunes éramos puntos fijos allí en el sitio que después quisieron llamar Club Río, como pa’quitarle el sabor yankirule.  En el Johnny’s nació el trío que teníamos Emiliano Salvador, Carlos del Puerto y yo.” En opinión de Paquito “el temor era otro factor que nunca estaba completamente ausente.  Muchos se sobreponían a ese miedo y seguíamos nuestra pasión por esa música, que también era una forma de rebeldía pacífica.”

El trío que nació en el Johnny’s:  Emiliano Salvador, al piano; Paquito D’Rivera, saxo soprano; Carlos del Puerto Sr., bajo.  Foto: Cortesía Paquito D’Rivera

Según Leonardo Acosta,  “uno de los más entusiastas organizadores de los “Lunes del Río” y su principal promotor fue Paquito D’Rivera, entonces con Irakere, cuyos integrantes participaron habitualmente en los jam sessions.  No menos entusiasta fue la presencia del cantante y multinstrumentista Bobby Carcassés.”[4] Alberto Aguilera, Paquito,comenta que su grupo Los Croma 4 era de aficionados, pero con frecuencia también llegaba allí  a descargar. Tenían instrumentos, pues su madre le había enviado alguno dese Estados Unidos.  Entre los recuerdos de todos los entrevistados y de Leonardo Acosta, según su libro “Un siglo de jazz en Cuba”, una lista tentativa de los músicos que descargaron en el Johnny’s podría incluír a:  los pianistas Emiliano Salvador, Mario Lagarde, Luis Adolfo Peñalver, Raúl Ondina, Chucho Valdés, Pepecito Herrera, hijo, Ernán López-Nussa, José María Vitier, Alfredo Gómez y el entonces cuasi-niño Gonzalito Rubalcaba; los bajistas Jorge “Yoyi” Soler, Carlos del Puerto Sr., Luis Quiñones, Jorge Reyes, Orlando “Cachaíto” López,  Jorge Macías y Ray Larrinaga.

También los guitarristas Freddy Muguercia, Carlos Emilio Morales, Jorge Luis Valdés Chicoy, Ahmed Barroso, René Luis Toledo, Sergio Vitier y Peruchín Jústiz II; los bateristas Tony Valdés, Enrique Pla, Leoginaldo Pimentel, Paquito Aguilera, José Luis “Changuito” Quintana, Marcos Larrinaga, Cristóbal Quesada y Ruy López-Nussa; los percusionistas Pedrito “Guapachá” Borcelá, Víctor Torriente, Norberto Carrillo; los saxofonistas Paquito D’Rivera y Manuel Valera (altos), José Carlos Acosta (soprano), Fernando Acosta (alto y soprano), Nicolás Reinoso, Lucía Huergo y Carlos Averhoff (tenores), Mariano Tena (alto y soprano), Leonardo Acosta (alto, tenor y fliscorno) y Germán Velazco; el flautista José Luis Cortés, “El Tosco”; el trombonista Juan Pablo Torres; el vibrafonista Armando Romeu Jr., los trompetistas Jorge Varona y Arturo Sandoval, y el cantante Bobby Carcassés, quien también tocó fliscorno, contrabajo y percusión cubana, ….. Mariano Tena…[5]

La música

“Las descargas de jazz propiamente dichas empezaron a hacerse los lunes, ya que no interfería con la programación normal o habitual del club– cuenta Nicolás Reinoso.-  Durante la semana, la música que hacíamos era la misma.  Solo que los lunes venían algunos músicos y se sumaban al grupo y todo era mucho más “informal”. Yoyi Soler resume: “…se tocaban standards del repertorio nacional e internacional, canciones, boleros, sambas, bossas, swing, huapangos… de todo.  El truco era armonizarlos al estilo del jazz y tocarlos como se toca el jazz: tema, improvisaciones y tema para finalizar.”

Pablo Menéndez, con esa memoria fabulosa que tiene, recuerda que Nicolás tenía su repertorio, que incluía versiones jazzeadas de boleros como Si tú supieras (Félix Reina), y standards de jazz con Song for my father (Horace Silver)  y Tin Tin Deo (Chano Pozo-Dizzy Gillespie), y “…también cosas más modernas que traía, como Spain (Chick Corea)… yo traje cosas como “A remark you made” (Joe Zawinul) que tocaba Weather Report y “Some Skunk Funk” (Brecker Brothers)…”.

 

Tony Valdés, Nicolás Reinoso y Lucía Huergo en el Johnny’s. Foto: Harry Tanner. Cortesía Pablo Menéndez.

Enrique Pla recuerda más la posibilidad que tuvieron en el Johnny’s de, junto a temas varios del repertorio de la época, probar nuevos temas ya con la influencia de los ritmos latinos y cubanos.

Paquito D’Rivera, otro con tremenda buena memoria, se sube a la máquina del tiempo:  “A mí me gustaba tocar “The Shadow of Your Smile” (P.F.Webster-J. Mandel) con el tenor de Nicolás, que usaba –o todavía usa- la boquilla Berg Larsen más grande del mundo, hecha a medida, #130 y medio.  Una especie de sándwich metálico, pero con una caña en lugar de jamón y queso.  El resto del repertorio, no me acuerdo ahora.”

El público, el ambiente

Pablo Menéndez reflexiona sobre otro aspecto del contexto en que surge el fenómeno del Johnny’s Dream:  “Lo interesante es que como no había otro lugar especializado y, en realidad, ningún club funcionaba como centro cultural, sino como lugar para beber alcohol, esa otra sed, la de la buena música y la cultura, atraía a un público muy diverso y mientras más se conoció que el Johnnys era ahora, en realidad, “un club de jazz” y empezó a tener cierta fama entre cubanos y extranjeros, más amantes del jazz de todas las procedencias acudían.  Muchos artistas e intelectuales cubanos y extranjeros. De todos los sectores.”

“En lo esencial eran fanáticos del jazz y por supuesto, todos conocidos nuestros. Después comenzaron a llegar personas de educación general alta, que se enteraban por el “boca a boca” gracias a los que ya era asiduos” –recuerda Yoyi Soler y de inmediato hace una interesante acotación:  “Definitivamente no asistían bailadores de “casino” –muy de moda entonces-, ese grupo tenía diferente preferencia musical, escuchaban discos y visitaban otros lugares.”

El Johnny’s Dream (Río Club) en La Habana

Enrique Pla recuerda que la heterogeneidad del público del Johnny’s la marcaba la asistencia de “músicos, intelectuales, diletantes y gente de pueblo con ganas de conocer ese tipo de música.  Incluso seguidores de la Orquesta Cubana de Música Moderna y las diferentes orquestas populares, no estrictamente del jazz”. Paquito D’Rivera subraya una interesante coincidencia musical y contextualiza la participación del público, sus características en medio de un momento singular de la vida en Cuba:   “La gente del feeling se mezclaba con los del jazz y con el resto, de todas las edades, que añoraban algo similar a lo que venían en algunas películas extranjeras que se proyectaban en los cines. Querían respirar algo parecido al ambiente distendido e independiente que flotaba en aquellos filmes norteamericanos, franceses e italianos. 

Según Nicolás Reinoso,   “…eran amigos de todas las profesiones y oficios, así como algunos extranjeros residentes de la zona, turistas interesados en el género, y músicos. Algunos que visitaban el país ocasionalmente y otros que no encontraban en la propuesta nocturna habanera un lugar para escuchar este género.  Lo dicho; el público era bastante heterogéneo. Como el jazz mismo.”

Entre los asiduos que recuerdan Paquito D’Rivera y Enrique Pla están la traductora Micky Portela Burke, Helen Mitskus y su amigo inseparable el doctor Antonio “Ñico” de Armas, los pintores Eduardo Roca “Choco” y Nelson Domínguez, los poetas y escritores Eliseo Diego y su hijo Constante Diego, “Rapi”, el novelista Lisandro Otero, el músico Juan Blanco, el arquitecto italo-cubano Roberto Gottardi…

Micky Portela Burke ha seguido toda su vida conectada con el jazz,  y de aquellas noches nos cuenta:  “Es linda la historia vivida por los músicos de jazz de aquella época.  Mi conexión con todo ese grupo fue a partir de la celebración del Jazz Jamboree en Polonia donde participó el Quinteto de Jazz de Cuba y fueron directo a actuar en el Festival de Varadero 70, donde yo estaba en la Comisión de Atención de Artistas Extranjeros.  A partir de ahí quedé conectada y participando en las actividades que realizaban en diferentes lugares y cuando tenía alguna oportunidad lo invitaba a tocar en actividades realizadas en el Proyecto Cuba-4 de la FAO, adjunto a las investigaciones pesqueras, donde yo trabajaba en esa época. Las posibilidades de contar con algo de tecnología en aquel centro, me permitieron tener una grabadora de cinta profesional y tuve la oportunidad de grabar muchas actuaciones presentadas por destacados músicos en el Johnny’s. ¡Aún conservo esas grabaciones!”

Nicolás Reinoso rememora: “El ambiente del Johnny’s entonces era el de un club de jazzLos músicos subían al escenario y se alternaban con los de la banda, o se sumaban a ella, y había una interacción total con el público, que muchas veces estaba integrado por otros músicos, periodistas, escritores y artistas.”

La interacción músicos-público y el lugar mismo crearon un ambiente especial, que la mayoría de los entrevistados identifica con una sensación de libertad cultural y creatividad individual y colectiva.  Para Yoyi Soler fue “casi un escape”; para Carlos del Puerto, “una guarida”; para Paquito D’Rivera “un oasis”.

“Siempre pensé que aquel fenómeno no era un evento, sino un “movimiento”, con una carga social y cultural, que se alejaba de las normas que estipulaba el Ministerio de Cultura.” – reflexiona Yoyi Soler.  Para Paquito D’Rivera “el Johnny’s fue un oasis de libertad, camaradería, pasión artística y descanso espiritual en medio de la asfixiante tensión de vivir bajo un sistema de control absoluto, lleno de consignas y vacío de la individualidad.  Era como viajar a otra galaxia donde lo que nos atormentaba todo el día se esfumaba y ni siquiera se recordaba por unas pocas horas. Era como un Alka-Seltzer musical.”

Pablo Menéndez afirma sin dudar: “Logramos “llegarle” a públicos diversos, porque no todo el que acudía sabía que iba a un club de jazz”.

La importancia de llamarse José Molina

Todos, absolutamente todos los entrevistados y también Leonardo Acosta coinciden en destacar que sin José Molina, entonces administrador del Johnny’s (Río Club) el fenómeno musical y social que allí se gestó habría sido imposible.  Fue él quien defendió a capa y espada la presencia del jazz en el club.  Molina era un amante del jazz y comprendió enseguida no solo el fenómeno que allí se gestaba, sino también su potencial comercial.

Según Yoyi Soler, “…Molina jugó un papel fundamental en aquello que llamé anteriormente “movimiento”.  Era un hombre amable, suave, de conversación educada y nos trataba con mucha cortesía y respeto, personal y musical.  Tuve la oportunidad de desarrollar más intimidad con él, que otros músicos, porque yo vivía relativamente cerca, y yo practicaba mi instrumento diariamente; para no cargar con el amplificador y el bajo, le pedí permiso para ir a practicar allí durante el día. Me concedió el permiso, y entonces, yo iba cada día a las 10 am hasta las 5pm. De ese modo, tuve cientos de oportunidades de conversar ampliamente con él, de muchos temas.  Paquito [D’Rivera] le compuso una canción:  “Samba Molina””

 “Molina era una persona con sensibilidad musical y un conocimiento del negocio del club, además de muy buena persona”- refiere Enrique Pla.

“José Molina, excelente persona al que llegamos a querer y admirar por su integridad y alto sentido de la amistad. No se podría escribir la historia de los Lunes de Jazz sin hablar de él. También los camareros eran fenomenales, sobre todo Rey, el bar-tender, que siempre tenía una cervecita escondida para algún músico sediento y falto de plata”- recuerda Paquito D’Rivera.

Nicolás Reinoso resume en una palabra la importancia y el papel de Molina:  “extraordinario.  Apoyó y facilitó abiertamente el desarrollo de nuestra actividad.  Sin su cooperación y visión el asunto, no habría sido posible que lo que hacíamos adquiriera la importancia que tomó con el tiempo.  Su participación no ha sido justipreciada aún.”

Pregunto a todos qué fue de José Molina. Nadie sabe, nadie supo más. Pero sería importante saber y que pudiera leer los recuerdos de los músicos para los que propicio aquel oasis en la desembocadura del Río Almendares.

El esplendor y el final

El fenómeno del Johnny’s fue apoyado  por el público que llegaba hasta allí cada noche y cada lunes, quienes corrían la voz de que algo interesante estaba ocurriendo allí.  Los medios también dieron algo de apoyo: el periodista Mario Barba destacó como uno de los impulsores que, desde su programa de jazz en CMBF radio, dio respaldo y promoción, y contribuyó a extender entre la comunidad de jazz-fans el interés por lo que allí ocurría.

Nicolás Reinoso y Sonido Contemporáneo. Foto: Harry Tanner. Cortesía Pablo Menéndez

Muchos músicos extranjeros que llegaban a Cuba conseguían enterarse de que el Johnny’s y sus noches de jazz eran una parada obligada. Cuenta Pablo Menéndez: “Recuerdo momentos importantes, como la visita de los músicos brasileños que vinieron acompañando a los grandes cantantes que estuvieron en el Festival de Varadero, cuando Chico Buarque estaba trayendo todo lo mejor de Brasil.[6]  Y también los músicos de Paco de Lucía, que vinieron a descargar todos.  También cuando vino el saxofonista colombiano Justo Almario, quien llego a Cuba con el gran percusionista cubano residente en EE.UU. Mongo Santamaría.  Vinieron los hermanos Andy y Jerry González, de New York…  Vinieron grandes rusos, búlgaros, húngaros, alemanes, finlandeses, franceses, italianos…y cuando vino la CBS a contratar a Irakere, se hicieron varias descargas con Chucho Valdés y los Irakere, al mismo tiempo que siempre se presentaba “Sonido Contemporáneo” de Nicolás Reinoso, con Tony Valdés, Lucía Huergo y yo… seis noches a la semana y habiendo la descarga que hubiese….”.

Paquito D’Rivera contó: “Uno de los últimos recuerdos que tengo del Johnny’s es cuando al final del histórico Havana Jam en 1979 en el teatro Karl Marx, a pocas cuadras del Johnny’s, logramos arrastrar a Bruce Lundvall, entonces presidente de CBS Records, y a un grupo nutrido de músicos americanos, a “jammear” en el club de Molina con los cubanos, hasta la mañana siguiente.”

Duró lo que pudo durar –unos cuantos años, que ninguno de los entrevistados puede precisar con exactitud-, hasta que la estabilidad de aquel proyecto jazzístico comenzó a resquebrajarse por los motivos más diversos: comienzan a desplazarse a otros géneros las preferencias del público; se establecen prioridades según criterios personales de quienes dirigen empresas e instituciones a cargo y se decide que es otra música la que ahora hace falta allí; algunos de los músicos pilares del fenómeno del Río Club se marchan de la Isla y se asientan en otros países.

Qué dejó el johnny’s al jazz en cuba

Nada es eterno, y todo termina, pero la experiencia del Johnny’s-Río Club marcó algunos hitos: en opinión de Enrique Pla “fue un gran impulso al jazz cubano y a nosotros, los músicos de esa generación.”  Paquito D’Rivera reflexiona sobre el legado :  “Nicolás Reinoso y Mario Lagarde fueron elementos clave en la formación de muchos improvisadores jóvenes, inclusive antes de los días –o más bien, las noches- del Johnny’s Dream. Fue en el Johnny’s donde escuché por primera vez a José Carlos Acosta, siendo casi un niño, tocar el saxo soprano y me paró de bigotes.  ¡Qué chico talentosoRecuerdo que estaba allí con su padre… También Nicolás y Tony Valdés armaron el grupo Afrocuba, con músicos jóvenes que mucho aprendieron de ellos.

Sin embargo, para Yoyi Soler, “solo fue una excelente oportunidad para tocar ese estilo de música, reunirnos músicos con gustos comunes, pero de ahí a que impactara en el desarrollo del jazz, no lo creo así. Me explico: los músicos de nuestra generación que hacíamos eso, ya lo hacíamos antes del Johnny’s Dream… y los que han venido graduándose posteriormente en Cuba, que no tenían ni siquiera edad para ir al Johnny’s, pues son virtuosos de sus instrumentos en todos los sentidos.”

A pesar de esto, la experiencia del Johnny’s, como otras anteriores (las descargas en Tropicana, el Club Cubano de Jazz, los espacios dedicados al género a finales de los 50-inicios de los 60, como La Gruta y el Habana 1900, las descargas del ICAIC y otras) está en la historia del jazz en Cuba.  Muchos de los que descargaron en el Johnny’s –como excelentes músicos que han sido-  tuvieron después una exitosa y disfrutada carrera profesional en los lugares donde decidieron vivir.  Y en Cuba, el jazz no se detuvo: la idea de dedicar al jazz el club La Zorra y El Cuervo, en El Vedado, fue copiada casi al calco de la experiencia del Johnny’s; ya se mencionó la organización de festivales y eventos como el Jazz Plaza, no sólo en La Habana; y el surgimiento sucesivo e imparable de jóvenes virtuosos asegura la vitalidad y expansión del género.

Y en cuanto al anecdotario que dejó la experiencia del Johnny’s, tanto Paquito como Yoyi piensan que las anécdotas son irrepetibles por estricta razón de discreción obligada y necesaria:   ¡Si los pinos de frente al Johnny’s hablaraaaannnn…..!!!!!

Agradecimientos a todos los entrevistados.

© Rosa Marquetti Torres

Notas

[1] Revista SHOW.  No. 37. Marzo 1957. Pag.48

[2] El line-up de Ritmática 7 ha sido tomado de: Leonardo Acosta:  Cubano Be, Cubano Bop. Smithsonian Instituto.  2003.  Pp. 203-204

[3] Acosta, Leonardo: Descarga número dos. El jazz en Cuba 1950-2000. Ediciones Unión. La Habana 2002. Pp. 136 y 1938

[4] Acosta, Leonardo:  Descarga número dos. El jazz en Cuba 1950-2000.  Ediciones Unión.  La Habana. Cuba. Pag. 164

[5] Entrevistas citadas y también: Acosta, Leonardo:  Descarga número dos. El jazz en Cuba 1950-2000.  Ediciones Unión.  La Habana. Cuba. Pp.164-165

[6] Festival Internacional de la Canción de Varadero en 1981.

Alquízar, Cuba. Soy una apasionada de la historia de la música y los músicos cubanos, de la memoria histórica y de asegurar su presencia historiográfica en las redes. Me gusta la investigación. Trabajo además en temas de propiedad intelectual y derechos de autor. Escucho toda la música... y adoro....la buena. Desmemoriados... es la interaccción. Todos los artículos son de mi autoría, pero de ustedes depende que sean enriquecidos.

18 Comentarios

  • humberto

    excelente y necesario rescate de la memoria. excelente también el material fotográfico. ha sido refrescante volver a ver aquellas caras, sentir la vibra que tenía el club. tengo buenos recuerdos de pasar noches por allá (estaba prácticamente en el barrio) y presenciar algunos de los jams. recuerdo ver a pablo Menéndez, lucía (una noche agarró las tumbadoras y lo que puso fue tremendo, ja, ja), cotancito, tony valdés, Emiliano, chicoy, pla, chichi, pepino y tantos más. también vale aclarar que ya desde los 70 allí tocaban varios combos de rock profesionales (como los magnéticos) y al finalizar también se armaban descargas con contenido jazzístico. los músicos de rock y jazz (bueno, no todos) se mezclaban sin mucho trauma. tengo un vago recuerdo de que molina emigró cuando el Mariel pero no puedo confirmarlo ahora. creo que también ya a inicios de los 80 el Johnny languideció hasta cerrar. en efecto, el nuevo nombre de río club no pegó mucho entre la gente. según supe, la experiencia luego como club irakere fue peor aún, y en eso toni Basanta puede aportar información. yoyi apuntó algo importante: allí no se iba a bailar, sino a escuchar, en un ambiente más distendido que el de un teatro. tampoco recuerdo broncas ni borracheras catastróficas entre los parroquianos. gracias, no, mejor GRACIAS, en mayúsculas, por este trabajo reivindicativo de un sitio que fue cardinal para muchos, aunque su importancia global dentro del jazz cubano sea subjetiva. me parece que lo destacado fue la manera que funcionó para músicos y asistentes; la manera en que nos marcó, pese a todo. ojalá más voces se unan a este recuerdo. gracias.

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchísimas GRACIAS, mi querido Humberto Manduley, por compartir tus vivencias y recuerdos, pero sobre todo tu acertada mirada hacia estos hechos y ese momento. Gracias siempre por leer!!

  • Toni Basanta

    Muchas noches en los 1970s, fui al Johnny’s Dream = Rio Club y alli conoci a Nicolas Reinoso y a los musicos del Grupo Sonido Contemporaneo, que fue sin dudas una alternativa para Descargar en uno de los pocos lugares en LA ISLA DE CUBA donde este hecho musical ocurria.

    «El Johnny» tambien fue Casa de Musica para muchos Grupos de Rock que alternaban felizmente con los Musicos de Jazz, y «El Johnny» fue tambien la plataforma de lanzamiento para el naciente Grupo PROYECTO de Gonzalito Rubalcaba quienes todavia eran ESTUDIANTES del Conservatorio Amadeo Roldan y de la ENA, mucho antes de que existiera el CONCURSO JOJAZZ.

    UNA VERDADERA PENA QUE CON UN AVAL TAN SIGNIFICATIVO PARA EL JAZZ, DESPUES SE CONVITIERA EN «UNA DISCOTECA» QUE NO SIRVIO PARA PROMOVER NADA POSITIVO ….

    EL RESTO LO GUARDO PARA OTRO MOMENTO,

    Y POR ESE MOTIVO NO FUNCIONO NI SE PUDO LOGAR HACER ALLI MISMO EL «CLUB de JAZZ IRAKERE»,
    pues LOS EMPLEADOS del «RIO CLUB» JAMAS ABRAZARON EL PROYECTO, y CADA VEZ QUE CONTESTABAN EL TELEFONO hasta en mi presencia DECIAN «Rio Club», nunca IRAKERE !

    Y de los PORTEROS ni se diga, alejaban a todos los clientes, y los camareros saboteaban los espectaculos quitandonos hasta el fluido electrico.

    YO trabaje alli junto con Daniel Alcolea, para contribuir al Club de Jazz IRAKERE, y agradezco a todos los musicos que contribuyeron a ese Segundo Despeque del JOHNNY’S DREAM.

    Manana 30 de ABRIL de 2020 el MUNDO celebrara el DIA INTERNACIONAL DEL JAZZ !

    Gracias por esta Imborrable Memoria de un lugar antologico que debio haberse limpiado con el mejor INSECTICIDA
    de la PLAGA que sembro en EL JEAM el I.N.I.T.

    MIS EXPERIENCIAS QUE FUERON MUCHAS:

    Agradezco de TODO CORAZON, a los musicos que contribuyeron a LA FUNDACION del Club IRAKERE – y que recuerdo muy bien. Tremendo nombre ibamos a tener : IRAKERE !

    Durante los SIETE meses que trabaje como programador, Jazz Disc Jockey y MC en el CLUB IRAKERE junto a Daniel Alcolea, vinieron a tocar con tremendas ganas : Pablo Menendez y Mezcla, Alexis Bosch, Quinteto Habana Sax, Gilberto Valdes y su Grupo JG (Jazz Generation), Grupo Canela con Jesus Fuentes, Temperamento, Sintesis, el joven pianista Alfredito Rodriguez, quien me llamaba y me decia «oye Toni, si falta alguien yo voy», Lazaro Valdes y su Jazz Son, Yasek Manzano, Cesar Lopez y Habana Ensemble, Basilio Marquez y su Grupo Eclipse de Las Tunas, Roman Filiu con su Quinteto,

    Grupos de Rumba (que tuvieron la negativa de «El Jefe de Salon», que me decia que eso era cosa de negros),

    El Grupo Son Damas – que siendo una Orquesta de Salsa Femenina, toco muchisimas semanas y una noche
    DALIA su directora, me dijo asustada que «el PARQUEADOR», LE HABIA DICHO QUE NO SE ATREVIERA A
    TOCAR JAZZ ALLI ! Aun conservo sus 4 titulos.

    Dalia : «Toni despues de todo lo que hemos ensayado ! Pero las MUCHACHAS hicieron lo mejor de su Musica Instrumental Jazzeada y Original, que hasta habian grabado para un nuevo disco, y se lo agradezco porque APLAUSOS tuvieron.

    IRAKERE que tocaba los VIERNES, y una noche tuvieron a Emilio Morales por Chucho Valdes quien estaba de gira.

    LOS SABADOS EN LA TARDE TOCABAN LOS CONCURSANTES y GANADORES EL CONCURSO JOJAZZ.
    Recuerdo al joven saxofonista, MICHEL HERRERA que vino con su familia.

    Tambien comenzamos a programar Grupos de Rock como LOS KENTS, los sabados en la tarde.

    El dia de LOS KENTS, uno de LOS PORTEROS que era un practicante de Artes Marciales habia progranmado sin contar con nosotros una entrega de medallas en el Club, = libretazo, en el mas fino Espanol.

    En el CLUB IRAKERE, Daniel Alcolea, nuestro Director Artistico y yo, llevamos todos los eventos existentes :
    Cuba Disco, Festival del Bolero, Festival Internacional de Guitarra, y como Invitado Especial al Maestro Leo Brouwer.

    El Cuba Disco que estuvo dedicado al Caribe, tuvimos al cantante de Reggae Luciano con su Grupo, y el pianista improviso un buen solo sobre el Clasico Giant Steps de John Coltrane ! Esa noche, un Canal de la TV de Jamaica filmo el encuentro.

    Durante el Festival del Bolero, recibimos a una gran cantante Sur Americana, que llego con sus Backgrounds, y yo le propuse que probara cantar con el Grupo del trompetista BASILIO MARQUEZ, tras mi presentacion, pasaron un par de BOLEROS y esa fue una Noche Inolvidable !

    Blowing = Improvisacion = SI y buenisima ! Tremenda banda ECLIPSE !

    ELIZABETH GRINAN directora del prgrama de television A TODO JAZZ filmaba alli cada semana,
    y los Disc Jockeys del CLUB, quienes debian asistir al programa, FALTABAN MALINTENCIONADAMENTE
    o LLEGABAN TARDE y NUNCA DEJABAN LA LLAVE PARA GARANTIZAR EL SONIDO.

    Y mi salario, despues de SEIS MESES de ardua labor fueron $27.00 !

    Ya el Director del Centro NO era ALEXIS VAZQUEZ, gestor de la idea del CLUB IRAKERE, sino una INEXPERTA DIRECTORA, que trajeron de otra EMPRESA.

    Nunca tuve un contrato en PESOS CUBANOS por parte del Centro Nacional de Musica Popular = CNMP
    – como me canse de pedirselo. Por tal motvo, y la insatisfaccion artistica decidi mi partida.

    FELIZMENTE,
    EL JAZZ VIVE HOY EN CUBA una nueva vida, a partir de 1980, y a Nicolas Reinoso y a todos los antes mencionados que son muchos, les digo FELICIDADES por su maestria y su resistencia.

    Ojala algun dia se retome la idea de hacer el Club IRAKERE aqui mismo !

  • Reynold Jaled Marchu

    Excelente reseña. Cuándo no???? Pero hay que decirlo. Grandes músicos pasaron, disfrutaron y nos hicieron disfrutar a raudales en ese Johny, que como «agravante» estaba muy cerca de mi casa. Voy a recordar un descubrimiento que hice uno de esos lunes mágicos. Creo que por el 72 o 73, una noche entré al Johny’s y me encontré a Sarah González, cantando Sunny en inglés. En ese momento descubrí la clase de voz y la cantante que era Sarah, que hasta entonces para mí había pasado inadvertida. No recuerdo los otros músicos esa noche, pero para un comentario es suficiente. Qué memoria la de Desmemoriados!!!!👏👏👏👏👏👏👏👏👏

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Jaled querido, por contarnos tus recuerdos en el Johnny’s!!Gracias por tus palabras!!

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Toni Basanta por compartir tus recuerdos y tus opiniones sobre el tema. Eres siempre bienvenido a Desmemoriados!

  • Jose Cabaleiro-Ascanio

    Que bueno que esta parte de la historia musical quedo escrita! Gracias, Rosa, ud siempre tan acertada. Fue una etapa super interesante del jazz en Cuba, tanto como la de antes de 1959. «La gente del feeling» siempre ha tenido muchos puntos de contacto con la gente del jazz, pues desde Elena, Doris, Ela y las Capellas participaron en los encuentros del Club de Jazz, asi como Dulzaides, Escalante, Papito, Frank Emilio, Tellez y otros muchos instrumentistas. El jazz siempre ha estado presente en Cuba de una forma u otra.

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Jose!! Tiene usted mucha razón. El jazz, de un modo u otro, siempre ha estado presente!! Gracias por leer y comentar.

  • Jose Bustillo

    Muchos y muy buenos músicos pasaron por ahi,excelente ambiente de camaraderia entre los musicos que tocaban esos lunes,el publico iba a disfrutar al máximo esas descargas,es una experiencia imborrable,yo trataba de no perderme ni una sola de esas noches.Vi a Paquito,a Nicolas,a Emiliano y a otros muchos hacer maravillas con sus instrumentos,fue una bendicion para muchos que existiera este lugar.

  • Maritza

    ROSA EN ALGÚN MOMENTO TE HABLÉ DE LOS FABULOSOS LUNES DE JAZZ EN EL JOHNNY. RECUERDO QUE UN BUEN GRUPO DE JÓVENES NOS DÁBAMOS CITA ALLÍ .PARA DISFRUTAR LAS DESCARGAS. CADA LUNES CON INVITADOS DIFERENTES. ( EL WISKY DEL PEOR Y COMO MUCHOS ÉRAMOS UNIVERSITARIOS TE PUEDES IMAGINAR). RECUERDO QUE EN UNA OCASIÓN COINCIDIMOS CON EL SR PAQUITO DE RIVERA…AMIGA TE CONFIESO QUE FUERON MUY BUENOS MOMENTOS. ( TIEMPOS EN QUE EL JAZZ NO ERA TAN DIFUNDIDO.COMO LO ES AHORA).

  • Juan Emilio Martinez

    Apretastes!!!!!!! Lo unico jodido del Club era el trasporte. El acceso al lugar era complicado y nos obligaba a largas caminatas (sobretodo de madrugada).

  • Loreto Real

    Yo me deje caer un lunes mas q otro por alli y de verdad era diferente a lo q pude disfrutar en La Gruta o El Atelier en los 60 q tampoco estuvo mal

  • tonyb2015

    Rosa, hoy dia de la Musica y de los Musicos DOMINGO 22 de NOVIEMBRE de 2020, vuelvo a LEER TODO y me llena de emocion lo acontecido. Felicidades, y que Viva el Jazz y el de CUBA que es tan sabroso. Por estos dias, estamos en los GRAMMYS con el Premio de LA ORQUESTA ARAGON que felizmente estuvo invitada a un CIERRE en el Teatro Nacional con varios flautistas entre ellos, Maraca, Renesito, Rubio, una muchacha de La Camerata Cortes y Nestor Torres ! Tuvo Sabor !

  • Hiram

    Los últimos que vieron a Molina,dicen q estaba de custodio en 7ma y 32 Miramar,frente a Cuba RDA,por 7ma. En el 2020 estaba aun vivo.

  • Julian Fernandez

    ¡Excelente como todo lo que escribes!
    Yo fui durante años asiduo asistente al Johnny tanto los lunes como otros días. Los lunes nos encontrábamos el Tosco, Pedrito Guapachá, Norberto, Germán y yo en el Capri y de ahí partíamos para allá, algunas veces fuimos hasta a pie!
    Entre los bajistas faltó Manresa, un extraordinario músico que fue pionero de la guitarra bajo sin trastes en Cuba.
    A los hermanos Andy y Jerry González, ambos newyyorricans, fui yo quien los llevó al Johnny, pues los había conocido en mi visita a USA en 1978, y esa noche descargó Paquito con ellos,
    Hoy me siento lleno de recuerdos, vuelvo a oír el piano de Luis Adolfo, y a Pepecito Hijo diciéndome en la puerta:
    “Esta noche traigo a McCoy Tyner en la mano izquierda y a Herbie Hancock en la derecha”, todo gracias a ti.

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Julian, por compartir tus recuerdos sobre el Johnny’s. Qué delicia leerte!! Gracias por tus palabras!!

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