La Habana musical: 14 sitios con historia, a los que no te llevará un tour.
Hay muchas Habanas hoy día. Hay una Habana tangible; sufrible y sufrida, amable y amada con igual fiereza; hay una Habana de postal colorida por obra y gracia de filtros y Photoshop, pija y poderosa, potentada, que se empeña en defender una blancura imposible; los límites geográficos de esa Habana no conocen a Atarés, ni Los Sitios, ni La Cuevita, ni La Lisa, ni nada que huela a barrio periférico o marginal; pero La Habana real, la verdadera, la sufrible y sufrida, y también amable y amada, es total y abarcadora y no deja huérfanas -no puede hacerlo- a esas zonas que a veces se prefiere evitar o ignorar, y donde hay cultura raigal. Y está la otra Habana, la que no existe ya, pero que, aún desde el no ser, se niega a abandonar los atisbos con que ha marcado a todas esas otras Habanas de hoy. Esa Habana que fue y no será más, solo late en el recuerdo de los que la vivieron, pero el latido y la huella es tan enorme e importante que hoy estremece el conocimiento admirado de los que aún no estaban; es origen y crisol de una parte de la cultura cubana de tanto significado, que no muere, que aún está, aunque se desconozca. De esa Habana, en lo musical, hay sitios a los que una excursión turística nunca te llevará:
1. Los Jardines de la Tropical, donde fue habitual Arsenio Rodríguez y su Conjunto, y todas las mejores orquestas. Tocaban en los bailes más fabulosos de los años 40, 50 y e inicios de los 60, que disfrutaron nuestros padres y abuelos. Y ya que está cerca, mencionemos las ruinas de lo que fue también otro memorable sitio donde se medían las mejores orquestas cubanas y la gente gozaba: los Jardines de La Polar. Obra de arquitectos catalanes, estos parques construídos por los dueños de las industrias cerveceras y sus fábricas de hielo, en su época esplendor poco tuvieron que envidiar al famoso Parque Güell de Barcelona. De La Tropical aún se conservan espacios e instalaciones de una belleza que debes conocer. No hay un ballroom en Estados Unidos que tenga la historia acumulada por estos jardines de baile, cerveza, son, guaracha, mambo y chachachá.
2.El Alí Bar, en una zona cercana al Caballo Blanco, el cuartel general de Benny Moré, el sitio que se amoldó a él y a sus éxitos; donde el Bárbaro del Ritmo alimentó una buena parte de sus mitos. Era de esos cabarets que llamaban «de segunda», pero donde dicen se presentaban los cantantes y agrupaciones más populares entre la gente. Y por supuesto, por muy de segunda que fuera, allá iban todos a verlo a él, al Benny. Lo que pasa es que el Alí Bar estaba justo donde Benny quería vivir, en la periferia, no en Miramar ni en el Vedado. Así era él. Con tal historia, El Alí Bar es un olvidado.
Benny Moré canta en el Alí Bar. En la otra foto, Benny junto al dueño del Alí Bar, Alipio García.
3. En la esquina de Prado y Cárcel radicaba la radioemisora RHC Cadena Azul y en el mismo edificio también un discreto hotel nombrado Packard. Chano Pozo llegó a la RHC Cadena Azul, cantó, bailó, quinteó y arrasó. (Sí, ya sé que ahí está ahora un nuevo y flamante hotel Packard, pero los que llevan su publicidad y comunicacion prefiere ignorar al gran tamborero y hablar de otros huéspedes foráneos, también ilustres, como Marlon Brando y Pablo Neruda).
4.El Club La Red, en 19 entre K y L, en el Vedado, hoy tan venido a menos, fue donde La Lupe comenzó a tejer la leyenda de su “arte nervioso” y su buen cantar. Su temperamental modo de asumir una canción, y el modo en que interactuaba con músicos y público, rompió moldes y convenciones y atrajo hacia ese minúsculo semi-sótano de la calle 17 casi esquina a L, en El Vedado, a lo más exótico y rupturista de la intelectualidad habanera de principios de los años sesenta y a muchos nombres importantes que estaban de paso por La Habana. Fueron dos años donde La Lupe escribió el preámbulo de que luego sería su meteórica carrera internacional. Y fue allí, en La Red.
5.El Pico Blanco del Hotel St. John, entonces templo del filin, donde comenzó a cantar Pablo Milanés, y Elena Burke hizo época. En definitiva, meca de los cantantes y músicos del filin, donde confluyeron la generación iniciática con sus continuadores. Marta Valdés se encargó de escribir los inicios de Milanés en este sitio de atractivo innnegable, y de qué modo comenzó a dejar en estado de gracias a quienes acudían allí noche a noche a oirle cantar . Desde allí y aún bajo el influjo del filin, Pablo se lanzó a nuevos descubrimientos y empezó a transitar hacia una nueva canción.
6. El edificio ruinoso del Teatro Amado Roldán (antes Teatro Auditorim) aún duele desde la altivez de su maltratada fachada. En su escenario actuaron grandes de nuestra música: Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig, Rodrigo Prats, Jorge Bolet, Esther Borja, Rita Montaner, Rosita Fornés, Zenaida Manfugás, Ivette Hernández, Bola de Nieve, Benny Moré, Leo Brouwer, Frank Fernández o Jorge Luis Prats. De igual forma, acogió en diferentes etapas a la Orquesta Filarmónica de La Habana y a la Sinfónica de La Habana, junto a las que se presentaron importantes músicos extranjeros, como los Niños Cantores de Viena, Herbert von Karajan, Leopold Stokowsky, Erich Kleiber, Ígor Stravinsky, Heitor Villa-Lobos, Sergei Prokofiev, Vladimir Horowitz, Arthur Rubinstein, Claudio Arrau, Andrés Segovia, Yehudi Menuhin y Jascha Heifetz, por solo citar algunos. Y mejor no hablar de la cafetería El Carmelo, cuya exquisitez es mejor hoy no recordar. Situada frente al teatro, siempre fue como una extensión socorrida del teatro, a donde todos nos íbamos al concluír la función. Y cuando digo todos, entiéndase todas las luminarias que por allí desfilaban… y nosotros…. los comunes mortales.
7.En la calle Zulueta donde hoy está la ampliación el hotel Parque Central, estuvo antes el cabaret Zombie Club. Allí Dámaso Pérez Prado empezó como pianista su camino hacia la internacionalización del mambo y de sí mismo. Dicen que fue ahí donde comenzó a hacerse notar y asombrar con su tremendo desempeño en el piano.
Foto del Zombie Club. Tomada del blog Cuba en la Memoria.
8.El estudio de Radio Progreso, con una historia tan grande como la del estudio Areíto (antiguo Panart) y la ventaja de que allí no sólo se transmitía la programación radial, sino que también se realizaron muchísimas de las más memorables grabaciones de la música popular cubana. En Radio Progreso grabó Benny Moré; allí Celia Cruz con La Sonora Matancera grabaron muchos de los temas que se volvieron íconos guaracheros en la mayoría de sus discos registrados en Cuba. No menos importante fueron los discos registrados en Progreso por la Orquesta Aragón, Cachao, Bebo Valdés, y muchos otros importantes músicos.
9. En las ruinas del teatro Campoamor, gracias al sabio Fernando Ortiz, por primera vez en un recinto teatral sonaron unos tambores batá en manos de Trinidad Torregrosa, Pablo Roche y Giraldo Rodríguez, con la carga de conocimiento, alarma y ruptura a los prejuicios que aquello conllevaba. El Campoamor tiene una historia cultural imposible de obviar. Sería interminable mencionar todos los importantes artistas, músicos y bailarines cubanos y extranjeros que pasaron por el escenario de este teatro capitalino.
El sabio Fernando Ortiz y los olubatá Trinidad Torregrosa, Pablo Roche y Giraldo Rodríguez.
10.La Playa de Marianao, el Pennsylvania y otros, frente a lo que hoy es el parque infantil (antiguo Coney Island). Ahí, tarde, noche y madrugada, la discreta peregrinación de nativos y foráneos, iba a ver tocar al Chori, desde Marlon Brando y Ava Gardner, hasta Josephine Baker y Tito Puente. Alguna vez Juan Formell dijo que sus inicios como bajista estaban en la Playa de Marianao.
11.El Salón Mambí, creado cuando se decidió hacer de Tropicana un sitio popular. Hoy ese espacio ha sido condenado a ser parqueo del afamado cabaret, pero allí brillaron las más importantes orquestas bailables del momento, y también fue el sitio del bautismo de fuego de Chucho Valdés y su Irakere, cuando desataron el furor de los bailadores al ritmo de Bacalao con Pan y otras de sus primeras grabaciones.
Foto del Salón Mambí, tomada de El Blog de Pedraza Ginori.
12.La esquina de Humboldt e Infanta donde estaba el desaparecido Bar Celeste: busquen o imaginen la farola que estaba a su entrada, desde la cual, recostada a ella, comenzó a cantar en público la gran Freddy sus boleros de amor y desamor. Por suerte, Ela O’Farrill se apresuró a componer para ella «Freddy» (Soy una mujer que canta / para mitigar las penas…) y Guillermo Cabrera Infante se encargó de convertirla en «La Estrella» de su novela «Tres Tristes Tigres», para, desde su memoria enfebrecida de La Habana, recordarnos que debíamos tener como un clásico el único disco LP que Freddy alcanzara a grabar en sus 28 años de vida.
13.El restaurant Monseigneur, imposible de imaginar sin Bola de Nieve y su piano, cada noche, cada día, durante muchos años. Habríamos querido que fuese para siempre. Allí Bola tuvo su casa y también el crisol donde fusionó y compartió toda la experiencia de sus múltiples andaduras internacionales, que le permitieron una entrega sin fisuras, con perfección y plenitud de sentimientos. En síntesis, cubanía enriquecida.
14. El Johnny’s Dream, en la calle 0 de Miramar, fue lo más parecido a un legendario club de jazz que ha tenido La Habana alguna vez, a pesar de que hubo otros intentos. Eran los años 70 y todos los pasos de los músicos en búsqueda de libertad creativa y personal se encaminaban hacia allí. En una noche, sin esperarlo ni proponértelo, podías ver descargar allí a Emiliano Salvador, Nicolás Reinoso y el primer Afrocuba, a Pablo Menéndez o a Paquito D’Rivera. Hoy se llama Río Club y es otra cosa. Qué bien que hubiera sobrevivido para ser, con su carga legendaria, nuestro Village Vanguard criollo !!
De los lugares asociados a rumba en la capital no hablo: bien se podría hacer una verdadera ruta de la rumba por los barrios habaneros: de Atarés a Belén; de Colón a Los Sitios, de Cayo Hueso a Pogolotti y a Santa Amalia, y revivir el espíritu de los grandes mitos rumberos sin los que esos barrios no serían lo que han llegado a ser en la historia musical de esta capital que cumple 500 años.
18 Comentarios
Osmel Reyes
Querida Rosa, no sé por qué razón empecé a leer esta entrada en voz alta y no paré hasta el final, todavía en voz alta pero con el ritmo cardíaco medio acelerado. Muy emotivo este original paseo-homenaje que nos has regalado por esta Habana mitad real y mitad imaginaria que llevamos dentro todos los que la amamos y la sufrimos, a partes iguales. Gracias y no dejes de sorprendernos.
Maria
Increible tanta historia de nuestra música y nuestros músicos de Cuba y que también fueron y son del mundo, orgullosa y agradecida de tanta belleza y de la forma en que describes en detalle cada cosa ó lugar…hace que imaginemos que estamos ahi. Muchas Gracias Rosi por tú dedicación!!!
José Luis Espinoza Bejarano
Q linda reseña historia de lo q es la música cubana gracias xasernos conocer y admirar y respetar a tan buenos artistas gra ndes cantores y músicos lindo Cuba
Rosa Marquetti Torres
Muchas gracias, José Luis!! Me alegra que este recorrido virtual-visual haya sido estimulante para ti.
Rosa Marquetti Torres
Gracias, querida!Sí, siento que estas cosas te interesan y te transportan, como a mí, a lugares que incluso no conocimos en su estado original. Gracias por leer.
Rosa Marquetti Torres
Gracias a ti por leer y estimular, mi querido Osmel. Sé que como yo, también amas y la sufres La Habana a partes iguales y compartes conmigo ese afán de que no se desdibujen aquellos contornos y profundidades que la han hecho ser lo que a lo largo del tiempo ha sido. Está duro el propósito, pero hay que intentarlo.
Carola Lozano
Gracias siempre, por mantener vivo el recuerdo en quienes disfrutamos de tanto y acercar al conocimiento de ellos a otros interesados en nuestra música cubana y su historia!👍🎶💐🇨🇺
Day-z
Muy buen artículo. No sería mala idea incluir estos lugares en la rutina de muchos guías. Son muchos los turistas que vienen sedientos de historia musical cubana y apenas alcanzan a visitar la Egrem y su patio. Un saludo, Rosa.
Day-Z
Muy buen artículo. Sería de muy buena idea que los guías turísticos incluyan algunos de estos lugares en su rutina y comiencen a hacer turismo musical. Son muchos los turistas que vienen sedientos de historia musical cubana y apenas alcanzan a visitar la Egrem y su patio. Un saludo, Rosa.
humberto
con el johnny´s dream (de mi barrio) tuve una relación cercana, tanto en las descargas de jazz como de rock en los años 70. sé que hace años hubo un intento de renombrarlo club irakere, pero ya sabes como es la gastronomía local, y aquello se fue al garete. con los jardines de la tropical también tuve un vínculo cercano (trabajé 20 años en la fábrica de cervezas). durante un período iba casi todos los días a merendar allí, se hacían fiestas del trabajo, cumpleaños, en sus salones. lo dejaron deteriorar mucho, pero en los 80 aún conservaba parte de su grandeza (deslucida, pero imponente). gracias por rescatar esos pedazos de historia. pienso hubo otros lugares antológicos, con larga data musical, algunos que ya no existen, otros se mantienen medianamente remozados, y otros se han convertido en otra cosa distinta: desde los grandes cabarets (Montmatre, etc.) pasando por los diferentes liceos, academias de bailes y clubes sociales; estaciones como radio suaritos o la mil diez; el scherezada, el callejón de Hamel, ufff…. gracias por las memorias. muy buen rescate, como siempre.
Rosa Marquetti Torres
Mandu querido: Gracias por comentar, por traer tus vivencias siempre tan ricas y bien avaladas por tu quehacer. Claro que hay muchísimos sitios que no están en esta pequeña lista de 14. Ya iré comentando de otros, de esos que mencionas. Ya comenté de algunos, como en el caso del Isora Club, en un trabajo que se puede encontrar aquí en Desmemoriados. A veces pienso que hemos dejado perder mucho. En todas las ciudades pasa, pero nosotros creo que nos hemos pasado. Nueva York perdió sitios tremendamente históricos como el Palladium -que hoy es una garage o parqueo; el Cotton Club, y muchos de aquel gran circuito del jazz de los años 40. En fin… Por otra parte, hay sitios como el Callejón de Hamel que son de los que indican en recorridos turísticos, como la Esquina del Jazz en Santa Amalia (aunque tengo entendido que ya no se hacen allí las peñas) y la casa donde estuvo el BVSC.
Rosa Marquetti Torres
Claro que sí, querida Daisy, tienes razón!! Siempre he dicho que La Habana musical da para varios tours o circuitos. Pero a veces pienso que no hay interés entre los que dirigen y manejan el turismo de manera central, por lo hablar de ignorancia y también de falta de fe en ese gran potencial que es nuestra cultura musical. Gracias por leer y comentar.
Rosa Marquetti Torres
Gracias a ti, por leer siempre y comentar, querida Carola Lozano!!
Rafael Cuello Ramírez
Excelente recorrido histórico situacional de grandes y emblemáticos sitos de La Habana y que ciertamente no es que no se incluyan en los recorridos de los tours, sino que ni siquiera se mencionan a manera de recorderis nostálgico y de rescate.
Doña Rosa, mis respetos y puede estar segura que en mi próximo viaje a esa bella isla que Usted dignamente recuerda a través de la descripción objetiva y geográfica, organizaré mi propio periplo teniendo como referencia sus descripciones culturales.
Muchas gracias.
Rosa Marquetti Torres
Muchísimas gracias, Rafael!! Me alegro que esto le sea útil. Todavía quedan muchos otros sitios no menos importantes!!!
Syt Morris On Richard
Excelente , disfruté mucho de la crónica ..esperamos más de ese estilo. bendiciones y felicitaciones
Rosa Marquetti Torres
Gracias!!! No te vayas lejos de aquí, que pronto habrá más!!
Cuco
Este trabajo me ha hecho recordar aquellos inolvidables años 60’s. Senti mucho que no pude ver a la Lupe porque se fue enseguida, pero disfrute mucho a los Meme con Moraima, a Elena, a todos los que se presentaban en el Gato Tuerto del Hotel Capri y recuerdo aquellas colas interminables para comprar entradas para ver a Rosita en el Amadeo con sus fabulosos conciertos de Musica Moderna, etc. etc. Una Cuba que solamente existe en nuestra mente y nuestro recuerdo. He viajado bastante y nunca he visto una vida nocturna repleta de grandes talentos como los que teniamos en La Habana en aquellos momentos. Gracias por su magnifica idea.