CANTANTES,  MUSICOS,  ORQUESTAS,  TRADICIONAL CUBANA

Miguelito Cuní, sólo su nombre

Asumía que ya había escuchado la mayor parte de lo grabado por Miguelito Cuní, adoradora como soy de su voz, cuando de repente encuentro un track solitario que desconocía.  Sabía que con Pablo Milanés habría grabado  algo, además de aquel monumental dúo en Convergencia,  pero nunca supe qué, y en todo caso, pensé que tal registro habría corrido la misma suerte del tremendo bolero de Bienvenido Julián Gutiérrez y Marcelino Guerra:  su fijación en un oscuro vinilo de 45 revoluciones por minuto… y ya.  Pero no fue así.  Lo que escucharás ahora te va a conmover:

(Pincha arriba para escuchar No hagas caso (Cuní)-Deja que siga solo (Milanés)…. y el piano de Emiliano Salvador!!!!)

La grabación de No hagas caso y Deja que siga solo por Miguelito Cuní y Pablo Milanés se registra en 1981, en momentos en que una nueva administración en la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), más proclive a ponderar puntualmente la valía de la obra autoral de Marta Valdés, decide iniciar con una selección de sus canciones la edición de una colección que denominarían Nuestros Autores.  Marta rememora que siempre deseó que Cuní cantara alguna de sus canciones; y lo que en ese momento se hizo posible y tangible al unirse las voces de Pablo y Miguelito, según ella, vestía su música de las esencias más raigales de lo cubano, en una entrega que, al decir de la autora “es una de las cosas más grandes que se han hecho con mi música”.  Todo fue perfecto:  en Cuní y Pablo, el decir virtuoso y la emoción sobre la piel y la voz; el bajo preciso de Eduardo Ramos, la batería exacta de Frank Bejerano, el bongó imprescindible de su padre Panchito, y para rematar, el bálsamo del piano inmenso de Emiliano Salvador.  Entonces ellos formaban parte del grupo que acompañaba a Milanés, y su respaldo en la grabación hizo más llevadero el trance para Cuní, visiblemente nervioso desde la emoción, según cuenta Marta.   Pablo lo abraza todo el tiempo mientras cantan y los músicos lo cubren de amor  con calidez y admiración.  Cuní, siempre caballeroso y cortés, esta vez ni se acordó de despojarse del sombrero, su  sempiterno cagüita, como era costumbre arraigada entonces descubrirse al entrar a cualquier local o salón, pero entregó, en cambio, una de las interpretaciones más conmovedoras del clásico de la Valdés, dejándonos en vilo, sin creérnoslo todavía,  a punto de escuchar a un Pablo para el que tampoco sobrarán los elogios.  Una sola toma, una toma única, que pasará a ser parte  del LP “Marta Valdés. Nuestros Autores» (Areíto EGREM LD-3985)[1]

Un año antes, en 1980, Cuní y Milanés habían cantado juntos en Guantánamo, durante el Festival Nacional del Son, estrenando su versión de Convergencia y quienes lo escucharon sabían que asistían a un momento excepcional, donde dos voces soneras unían sensibilidad y armonía extremas, como si toda la vida hubiesen cantado juntos y como si cantaran, ya clásicos, para toda la vida.

Cómo y por qué invitaría Pablo Milanés a Cuní a este dúo serían preguntas que tendrían respuesta incluso antes del hecho mismo:

“Yo vivía en la calle Factoría frente a un bar.  Allí, al anochecer, se reunían varios vecinos del barrio de Jesús María. Tomaban unas cervezas y ponían un disco en una victrola, en la que se escuchaba a Miguelito Cuní.  Era Convergencia, de Bienvenido Julián Gutiérrez. Aquella melodía y aquella voz quedarían grabadas para toda mi existencia.  Miguelito fue el cantante de mayor raigambre popular de más de una generación.  El gran sonero caló muy profundo mi sensibilidad.  Algo similar puedo decir de la orquesta de Chappottin, con aquella cubanísima línea de Arsenio Rodríguez.”.-contaría Pablo Milanés adentrándose en la esencia misma de su filiación sonera y su cercanía a las voces-icónos de las que nutría su canto.[2]  De ese modo, muchos que nos considerábamos vanguardistas y modernos, nos dejamos seducir por aquella excelencia con sabor a pasado, sobre todo, por aquel Miguelito Cuní que, con su cuerpo anunciaba una salud quebrantada, pero que llevaba la fuerza y la vida en su voz tremenda.

Miguelito-Cuni-Cadena Habana-2

Algo muy especial debió tener aquel cantante que casi llegaba a la séptima década de vida, para que aquella tarde de 1981 estremeciera a un público esencialmente joven que desbordaba el habanero teatro Karl Marx atraído por las canciones del ya muy popular Pablito,  y convirtiera en un clásico incontestable aquel dúo ocasional y extraordinario en “Convergencia”, al punto de que hoy, muchos años después ha sido imposible borrarlo de la memoria colectiva, instalado incluso en la modernidad como algo imperdible de aquel pasado amable. Algo muy especial debió tener ese cantante para que alguien tan especial como Marta Valdés apreciara como lo hizo su desempeño. Del son al bolero, a la guaracha, no hubo género en que no brillara aquella voz de dotes innatas.

Miguel Arcángel Conill (sin otro apellido)[3] había nacido el 8 de mayo de 1917 en Pinar del Río, en el barrio rural de Ajiconal, pero se crió en la ciudad, y es allí donde están los orígenes de su vínculo con la música.  “Me crié en la calle Maceo # 28, junto con otros cinco hermanos. El lugar donde vivíamos era el más pobre de todos:  el solar de Lolita Santiago; sin embargo, era un ambiente de decencia, porque los que habitaban los alrededores eran abogados, médicos… todos eran profesionales y junto a ellos se me pegó cierta cultura.(…)  Mi vocación musical comenzó a los ocho años de edad, cuando trepé un muro que daba al fondo de la Sociedad del Liceo de Pinar del Río para escuchar al famoso Sexteto Habanero.  Recuerdo que los cantantes eran Cheo Jiménez y Gerardo Martínez.  Esto hizo impacto en mí” –contó alguna vez el propio Cuní al musicógrafo Ezequiel Rodríguez.  Reconoció el cantor también las influencias culturales que le nutrieron desde esos primeros años, a pesar del origen humilde y las privaciones sufridas: “…me crié alrededor de gente pudiente, profesionales, de los que se me pegó cierta cultura. Estudié algo de música con Antonio Sánchez, pero tuve que dejarlo por la lucha para ganar el pan”.[4] Comienza a cantar a los trece años con un grupo familiar, el Sexteto Los Carameleros; “… tenían marímbula, maracas, claves y guitarra.  Tocábamos en fiestecitas y no nos pagaban nada.  De ahí entré en el Sexteto Caridad, que dirigía alguien a quien estaría vinculado musicalmente una buena parte de su vida:  el Niño Rivera.  Después pasé a la Orquesta de Fernando Sánchez, luego a la de Jacobo Rubalcaba, después a la Yamilé, en la cual, por cierto, cada vez que tocábamos la gente decía:  “una mosca en un vaso de leche”, porque yo era el único negrito” –contaría el propio Cuní.[5]

Parece ser que muy temprano supo cuál debía ser su camino:  en 1938 deja Pinar del Río y va tras la propuesta que le había hecho Ernesto Muñoz, quien ya triunfaba en la capital con su orquesta, muy popular por aquellos años entre los bailadores:  pone rumbo a La Habana y casi de inmediato entra como cantante en la agrupación de Muñoz. “Cuando escuché a Cuní me gustó tanto que le propuse venir a La Habana a cantar en mi orquesta –contó Muñoz alguna vez-. Montamos números, sobre todo de Agustín Lara, cuyas canciones interpretaba muy bien.  Comenzó en la emisora de Rufino Pazos, en La Manzana de Gómez. [6] Muy pronto se hizo conocido, estuvo con la orquesta unos dos años”.  En efecto, Miguelito Cuní con la Orquesta de Ernesto Muñoz animaba el espacio “Dos horas con la Orquesta de Ernesto Muñoz”, que transmitía diariamente de 4 a 6 pm la radioemisora CMBQ Ideas Pazos, desde sus estudios “Alas de Oro” instalados en el Palacio del Centro Gallego, según indicaba la revista Radio-Guía en su edición de noviembre de 1938, destacando la presencia del cantante.[7] También  la orquesta de Muñoz, con Miguelito Cuní, se presenta en segmentos de música cantada y bailable dentro de la programación de la radioemisora CMBC-COBC “El Progreso Cubano”, patrocinada por los almacenes de trajes “El Gallo”.  La zona donde radicaban estas emisoras era en 1938 de mucha actividad artística y musical, pues en las inmediaciones se hallaban otras similares como CMQ –entonces en Monte y Cárdenas; la academia de baile Marte y Belona, los Aires Libres del Prado y otros establecimientos, lo que propiciaba que muchos músicos coincidieran, se encontraran y compartieran en una zona que ya les iba siendo común.

Con Arsenio y Arcaño

Miguelito se hace  conocido en el mundillo musical de la capital y todo apunta positivamente hacia el siguiente escalón:  según su propio testimonio, pasa después al Conjunto de Arsenio Rodríguez.  “Con él tuve actividades en el Edén Concert, en el Sans Soucí… después salimos para la calle hasta que cogimos auge y tocábamos en todas las fiestas populares.”[8] Miguelito era la voz prima del conjunto de Arsenio y figura entre los músicos fundadores de la mítica agrupación, que creara el Ciego Maravilloso en la sociedad de recreo Sport Antillano,  completando las voces Marcelino Guerra Rapindey y Pedro Luis Sarracent.[9] .  El investigador colombiano Jairo Grijalba Ruiz –en su biografía del Ciego Maravilloso– señala a Miguelito Cuní como una de las voces que hicieron las primeras grabaciones de Arsenio Rodríguez y su Conjunto en 1940 –la otra voz primera era Pedro Luis Sarracent, mientras que Marcelino Guerra “Rapindey” era la voz segunda-: se trata de los temas “El pirulero no vuelve más” –en el que canta también Marcelino Guerra, según afirma Grijalba-  y “Yo tá namorá”, ambas registradas para la RCA Víctor el 12 de septiembre de 1940.[10]

Cuní dosMiguelito Cuní. Archivo de la autora.

Para entonces, el Conjunto de Arsenio estaba integrado además por Lino Frías, en el piano; Félix “Nilo” Alfonso, contrabajo; Antolín Suárez “Papakila”, bongó; Miguel Moliner, primera trompeta y Arsenio Rodríguez en el tres, con Rubén Calzado como probable arreglista de los dos temas.[11]  Después pasaron otros músicos importantes por el conjunto, como el pianista Luis “Lilí” Martínez Griñán, quien diría del gran cantante pinareño:

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Arsenio Rodríguez y su Conjunto en Radio Salas, 1951.  Miguelito Cuní tocando las claves.  Foto tomada del booklet del CD set «Arsenio Rodríguez. El Alma de Cuba». Sello Tumabo Cuban Classics.

Cuní era un cantante inteligente, muy rápido para aprenderse las cosas. Yo no he chocado con otro cantante tan inteligente como él. Tenía una voz que era bien asimilada por el micrófono, capaz de alcanzar los tonos altos que se le exigieran… un sonero de los buenos”.[12]

Miguelito siempre sintió orgullo de haber trabajado junto a Arsenio Rodríguez, al menos  así lo asegura Blanco Aguilar en su libro citado:  “…cuando ingresó en el grupo tenía buena y fuerte voz; tenía un agudo sentido de la medida y el ritmo, pero como cantante novel no poseía aún los secretos estilísticos y rítmicos en la interpretación del son” y eso lo aprendió junto a Arsenio.[13]

conjunto

Arsenio Rodríguez y su conjunto. Miguelito Cuní, segundo de pie de izquierda a derecha.  Foto tomada del booklet del CD set «Arsenio Rodríguez. El Alma de Cuba». Sello Tumbao Cuban Classics

Mientras cantaba con Arsenio, Miguelito comienza a hacerlo en simultáneo con Arcaño y sus Maravillas“A inicios de los años cuarenta, en la antigua emisora Casa Lavín, de Reina 314, que luego fuera Mil Diez, comenzó Cuní a trabajar conmigo –contaría Antonio Arcaño- (…) Fue un cantante que gustó mucho entre los bailadores, con una voz fuerte de sonero grande, muy inteligente, con exquisita pronunciación y una tesitura de extensión poco común en un cantante de su género.”[14] La apreciación de alguien tan prestigioso y avezado como Antonio Arcaño anticipa tempranamente las cualidades que singularizarían la vida musical de Miguelito Cuní.  La etapa con Arcaño comprendería también presentaciones en la radioemisora CMQ, con altos raitings  de audiencia.

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Miguelito Cuní, Merceditas Valdés, Cepero Brito y otros artistas. Década de los 50. Colección Jaime Jaramillo

Según David García, citado por Cristóbal Díaz Ayala, Miguelito Cuní permanece en el Conjunto de Arsenio Rodríguez en una primera etapa que abarcó de 1940 hasta junio de 1946, cuando René Scull lo sustituye en la voz prima.   Había surgido la posibilidad de un contrato en Panamá, para cantar en las fiestas del carnaval,  a donde marcha en 1947 para regresar dos años después luego de trabajar en el país istmeño. Arsenio ya acariciaba la idea de ir a Nueva York en pos de la curación de su ceguera, viaje que se concreta a finales de 1946 o inicios de 1947.

Cuní y Chappottin: la consagración

Al volver a La Habana se vincula de nuevo al conjunto de Arsenio y también a Los Astros, de René Alvarez, aunque, hasta donde se sabe,  no deja grabaciones con esta última formación.  Entre 1953 y 1954 El Niño Rivera y Félix Chocolate Alfonso fundan el Conjunto Modelo, con algunos músicos que antes formaban el Conjunto de Arsenio.  Cuní canta también con el Modelo, con el que graba  trece temas para el sello Víctor.  Pero esto sería con la intermitencia que le permitía su pertenencia al conjunto que a inicios de los cincuenta comienza a liderar el trompetista Félix Chappottín, continuidad de aquél que Arsenio creara y que dejara en Cuba tras su partida a Estados Unidos.   Las puertas de la aceptación popular se abrirían para Chappottin y sus Estrellas, que llevarían la formación del conjunto sonero a otro momento remarcable:  nacía una indisoluble unión musical y fraterna que resistiría el paso del tiempo y que los consagraría como hacedores de un poderoso sonido de identidad sonera, marcado por el piano y los arreglos de Luis Martínez Griñán “Lilí”:  mientras la trompeta lanzaba notas high inconfundibles, la voz de  Cuní sería la otra mitad del alma de Chappottín y sus Estrellas, para construir el original sello  de ese afamado conjunto.

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Miguelito Cuní y Félix Chappotín

Al viejo Chapo, lo conoció Cuní muy tempranamente:  “A él lo conocía desde antes, pero la primera vez que lo vi personalmente fue frente a un café llamado El Patico, en Pinar del Río. Estaba con su trompeta en la mano, como buscando algo, me le acerqué y le pregunté. Era que iba para Minas de Matahambre a tocar, y no sabía dónde tomar un transporte; lo llevé y le indiqué una máquina de alquiler.”

Conformaron la nómina inicial: Félix Chappottín, primera trompeta y director; Pepín Vaillant, Aquilino Valdés y Cecilio Cerviz, trompetas; Luis Martínez Griñán, piano; Arturo Harvey Alambre Dulce, tres; Sabino Peñalver, contrabajo; Félix Alfonso Chocolate, tumbadora; Antolín Suárez Papakila, bongó; Julio Alberto Fresneda Chicho guitarra rítmica y voz segunda; Miguelito Cuní, René Álvarez y Conrado Cepero, cantantes.

MC con Cjto. Chappottin

Chappottín y sus Estrellas. Miguelito Cuní, el primero en extremo inferior izquierdo.  Archivo de la autora.

Una repentina enfermedad de Fernando Alvarez, uno de los dos cantantes que integraban entonces la nómina de la Banda Gigante de Benny Moré –el otro es Enrique Benítez El Conde Negro– propicia la vinculación puntual de Miguelito Cuní a la tribu, abocada a cumplir contrato en los carnavales de Caracas, en Venezuela, en febrero de 1957. Benny admiraba sin reservas el canto de Cuní, del mismo modo que éste se prodigaba en recíproco elogio.  Cuní cantaría en Venezuela con la tribu, aunque lamentablemente, de esta unión ocasional de grandes, hasta donde se sabe, no quedarían registros fonográficos.

Cuní en Curazao. Bailes y grabaciones

No es muy conocida la preferencia del público de las Antillas Holandesas por la música cubana, de larga data a juzgar por los nombres que aún hoy suenan en esas islas, junto a exponentes noveles de nuestra música:  Celia Cruz, La Sonora Matancera, Arsenio Rodríguez….[15]. Era natural que en el ir y venir de jornaleros de Curazao y Aruba hacia Cuba, empujados por la precariedad de las economías isleñas y la posibilidad de trabajo seguro en la zafra azucarera en Cuba,  sobre todo en las décadas de los 30 y los 40, se hicieran acompañar no sólo del recuerdo de la música que descubrían en la Isla grande, sino también en ocasiones de sus grabaciones.  Así, a partir de entonces, siempre hubo una brecha empresarial que asegurara la afluencia de músicos cubanos a esas islas, sobre todo a Curazao, quienes se hacían cada vez más populares a través de bailables, presentaciones y discos.

Miguelito Cuní continúa con lo que fue  premisa habitual en su carrera musical:  cantar en varias agrupaciones en un mismo período y por este camino realiza frecuentes incursiones   en Curazao, donde además de presentarse como miembro que era de Chappottín y sus Estrellas, lo hace también con músicos curazaeños.

El investigador holandés Tim de Wolf trabaja actualmente en su obra “Discography of Music from The Netherlands Antilles and Aruba” (aún en preparación) y ha encontrado valiosísima información sobre las presentaciones  de Miguelito Cuní en Antillas Holandesas, con y sin Chappottín, y la publicación de discos con grabaciones suyas en Curazao, lo que nos permite acercarnos a una reconstrucción de su presencia en esas islas.

Según De Wolf, como cantante solista, Miguelito se presenta del 10 al 12 de noviembre de 1959 en varios espectáculos en el Teatro West-End de Curazao, junto a una  orquesta fundada por Edgar Gachi Supriano en 1947 en las Antillas Holandesas:  la  Estrellas del Caribe, una formación que había puesto miras en la música caribeña y sobre todo en la cubana.[16]  Cristóbal Díaz Ayala coincide con estas fechas en su llamado de atención sobre la inserción de Cuní en la banda de Supriano.[17]

Al parecer, Miguelito regresa a La Habana y a finales de abril del siguiente año 1960 el conjunto Chappottín y sus Estrellas al completo va de gira a Antillas Holandesas. El contrato contempla presentaciones en vivo y grabaciones para el sello local  Angel Job.  Llegan a Curazao el 26 de abril y el 27 se presentan en el teatro West-End.  Según la publicación Amigoe, al día siguiente se presentarían en Chobolobo, y el sábado 30 lo harían en el baile de Cas di Pueblo.  Una semana después, el 7 de mayo amenizan una gran fiesta en Vaerssenbaai.  En su edición del 26 de septiembre de 1960, la publicación antillana Amigoe anuncia la actuación dos días después de Miguelito Cuní y el también cubano Orlando Vallejo con la orquesta Estrellas del Caribe y el Conjunto San José, en el escenario de Cinelandia.  La última actuación se producirá el domingo 2 de octubre.[18]

Durante los viajes de Cuní y Chappottín y  sus Estrellas a Curazao, el sello Angel Job publica varios discos de 45 rpm.  El primero de ellos lo registra Cuní con Estrellas del Caribe a mediados de noviembre de 1959:

Referencia: Angel Job 45-6001

A – Tirado di mal para

B – Mil Congojas (Juan Pablo Miranda)

A finales de septiembre o principios de octubre de 1960, sale el segundo disco de Cuní con Estrellas del Caribe:

Referencia:  Angel Job 45-6010

A – Mi único amor

B – Miguelito Cuní y Curazao

El sello Angel Job publicaría también otros discos de 45 rpm con Chappottín y sus Estrellas cantando Miguelito Cuní, los que, según Tim de Wolf “es poco probable que hayan sido grabados en Curazao, sino que podrían ser duplicaciones de temas registrados anteriormente en La Habana”, a saber:

Chappottín y sus Estrellas: canta Miguelito Cuní

Referencia:  Angel Job 45-6020

A – Monte Escondido  (J. R. Hernández)

B – Mejor (E. Duany)

(Estas grabaciones reiteran dos temas que Chappottín incluye en su LP-110 “Musicalidad en sepia” para el sello Maype).

Referencia: Angel Job 45-6022

A – Lechón y Bachata (Luis Lilí Martínez Griñán)

B – Alegría de Navidad (Luis Lilí Martínez Griñán)

(Incluídos en el citado disco LP de Maype y también en ICD-45-712).

Chappottin y sus Estrellas (no se indica la participación vocal de Cuní)

Referencia:  Angel Job 45-6023

A – Oye el Carbonero (Iván Frenández)

B- El Taracumbé (M.A. Palazón)

(Incluídos en el citado LP de Maype, a excepción de Oye el Carbonero).

Un cuarto disco de 45 rpm sale en 1965, sin que se tengan noticias de la presencia reiterada de Cuní o Chappotín:

Referencia: Angel Job 45-6082

A – Cotorrón (Benigno Echemendía)

B – La china tiene imán (Félix Chappottín)

(Ambos temas se incluyen en Panart 2388 (45 rpm) y el último, en LP Areíto 1018 “La guarapachanga”)

De La Habana a Nueva York, y de regreso.

Bebo Valdés fue otro gran músico que encomió siempre el desempeño de Miguelito Cuní como cantante y pudo valorarlo aún más cuando en 1959 coincidieron el Radio Progreso, en el programa El show de las siete, que animaba la orquesta Sabor de Cuba bajo la dirección del Caballón Valdés y que se transmitía en la mejor franja horaria; excelentes cantantes pasaron por el programa, como Rolando Laserie, muy popular entonces, y también Cuní, que ya era un mito ante el micrófono.  Para Bebo “… Miguelito Cuní era el mejor en el son montuno.  Cantaba muy bien el bolero también.  Miguelito fue un hombre que nunca se puso ronco.  Siempre fue un clarinete.”[19]   Siendo Bebo el director musical del sello Gema, produjo a Cuní ese mismo año en el tema La virgen lloraba, uno de los mejores incluídos en el LP Gemas de Navidad.

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Miguelito Cuní, Pío Leyva, Bebo Valdés y músico no identificado. 1959-60. (Archivo de la autora)

En marzo de 1960 Miguelito recibe la invitación de Arsenio Rodríguez para un reencuentro sobre la pista del famoso  el Palladium de Nueva York,  con el conjunto del Ciego Maravilloso. Lo  contra Catalino Rolón y según recuerda su hijo Isidro Conill, fue para una única presentación. Regresa a La Habana pese a proposiciones favorables para  permanecer en Estados Unidos y a partir de 1960 continúa  grabando y actuando con el conjunto de Chapottín.[20]

En 1961 Cuní es una de las estrellas del Festival Papel y Tinta, organizado por el diario Revolución, como símil criollo de los festivales del periódico francés L’Humanité, que solían mostrar lo más vanguardista y lo mejor de la cultura francesa en esa época. Por los shows y bailables de Papel y Tinta pasaron las más populares orquestas y figuras de la época,  y Miguelito brilló con el respaldo del conjunto Chappottin.

Pincha aquí para ver a Cuní con Chappotín en «La guarapachanga». Jardines de la Tropical (del documental «Nosotros la Música» – 1964)

También lo hizo al año siguiente en el Primer Festival de Música Popular, organizado por Odilio Urfé,  llevando sus éxitos Quimbombó que resbala (Luis Lilí Martínez Griñán) y Cienfuegos (Víctor Lay). Otros, como La Guarapachanga (Juan Rivera Prevot) y El cotorrón, le seguirían en 1963, manteniendo Cuní el cetro de sonero mayor y el conjunto de Chappottín, el sitio que ya había conquistado entre el público bailador, en años donde los bailes populares constituían la forma más directa de contacto músico-bailador y una de las preferidas en el disfrute popular.

En la discografía de Miguelito Cuní destaco tres fonogramas que me parecen de especial importancia:   el maravilloso LP Sones de ayer, con obras de Bienvenido Julián Gutiérrez, grabado para el sello Gema por Cuní y un septeto formado por Niño Rivera en el tres y en la dirección; Oscar Velazco “Florecita” en la trompeta; Luis Lilí Martínez o Nené Pedroso en el piano; Bienvenido Cárdenas, contrabajo; Papakila en el bongó, Chicho Fresneda en la guitarra y voz segunda y Filiberto Hernández en la voz tercera.[21]

Con El Niño, realiza Cuní uno de los trabajos más interesantes en el LP Niño Rivera (Areíto 3892).  Cuenta con una alineación de excelencia (entre otros, Guajiro Mirabal en la trompeta; El Jimagua Barroso en la guitarra; Emilio del Monte en la percusión; Fabián García Caturla en el bajo, Gustavo Tamayo en el güiro, Rubén González en el piano) y la dirección, producción y el tres prodigioso del Niño, y la voz de Miguelito Cuní engrandeciendo sones y boleros del propio Rivera y de autores del grupo del feeling, como Luis Yáñez, Rolando Gómez (Yáñez y Gómez), Jorge Mazón  y Rosendo Ruiz Quevedo.

Miguelito Cuni

Con producción musical de María Teresa Linares y vocación histórico-didáctica, el sello Areíto (EGREM) interrumpe el retiro de Antonio Arcaño y  vuelve a reunirlo con algunos músicos de sus míticas Maravillas, para llevar a un vinilo de larga duración danzones representativos de su repertorio.  Ahí en ese LP-3917 Miguelito Cuní dejará su voz en Carraguao se botó, bolero-danzón de Orestes López, al que se introduce el bolero Lágrima, del mismo autor, y que Miguelito estrenara en 1939.  Sería el único ejemplo del danzón cantado en este fonograma y en él Cuní mostraría su extraordinaria ductilidad, capaz de desdoblarse con total ternura y lirismo.

El catálogo que graba con Chappottín y sus Estrellas es significativo, inicialmente para los sellos Kubaney, Puchito y Maype, antes de la unificación de la industria discográfica cubana bajo el sello Areíto, de la EGREM, en cuyo catálogo deja temas icónicos como  La Guarapachanga, El Carbonero y otros.

A finales de los setenta viajó a la antigua Unión Soviética en una delegación cultural que tuvo como respaldo a la Orquesta Cubana de Música Moderna, en la versión de esos años, que ya no era la misma de sus inicios.  La salud de Cuní se quebrantó sensiblemente con el cambio de clima y a su regreso le fue diagnosticada una neumonía, de la que logra recuperarse.  En 1978 el trombonista y productor musical Juan Pablo Torres reúne un verdadero all-stars de los mejores instrumentistas y arreglistas que vivian en Cuba en ese momento, en Las Estrellas de Areíto, entre otros,  Rubén González en el piano; Amadito Valdés en las pailas; Félix Chappottin, Manuel El Guajiro Mirabal y Arturo Sandoval en las trompetas; Paquito D’Rivera en el saxo; Niño Rivera en el tres; Fabián García Caturla en el contabajo; Enrique Jorrín y Pedrito Hernández en los violines y en las voces, Tito Gómez, Magaly Tras y, por supuesto,  Miguelito Cuní.  Las Estrellas de Areíto –que tomaba su nombre de la marca discográfica principal de la EGEM- se centraron  esencialmente en la grabación de tres discos de larga duración  bajo la dirección del propio Torres y después su cuarto y último LP bajo la dirección de Enrique Jorrín.    A pesar de que ya salud no era la misma, Miguelito Cuní entregó su apasionado canto y brilló como el sonero mayor que era; con Las Estrellas de Areíto viajaría a Venezuela en mayo de 1981 presentándose en el Poliedro de Caracas donde, según el investigador colombiano Sergio Santana Archbold “…sorprendió cantando vigoroso el bolero de Bienvenido Julián Gutiérrez y Marcelino Guerra Convergencia -su interpretación máxima e insuperable en el bolero-, con el respaldo de Sonoro Clásico del Caribe.”[22]

Al año siguiente, en julio, el sonero va a México:  sería la última vez que saldría de su Isla.  El 21 de diciembre de 1983 fallece Félix Chapottín, su amigo de andanzas, de la música, de la vida.  Su muerte sería un duro golpe para Cuní, que vendría a agravar su ya precario estado de salud. Moriría el 3 de marzo de 1984 en La Habana, dejando un legado difícil de emular.  Le sobreviviría una discreta obra autoral representada por temas como Congo africano, Batanga africana, Ay , mamita!, A bailar con la guajira, todos sones montunos compuestos a finales de la década de los cincuenta; Lloró Shangó –un toque de santo; Las ansias mías y A ti, Benny Moré, boleros; y la guaracha Esto no se ve, entre otros títulos.

La imagen de Cuní ha quedado recogida en varios títulos de la documentalística cubana, entre ellos:  Nosotros, la música (Rogelio París – 1964) y Con la misma pasión (Constante Diego – 1980).

Coda

Un día de abril de 1956 la Banda Gigante del Benny regresaba a La Habana después de tocar en algunos bailes en el extremo oriental de la Isla.  “…paramos en Palma y en Manzanillo para tomar cerveza y almorzar(…).  Hubo un café al que llegamos y Santiaguito, Corbacho[23] y yo nos apoderamos de una mesa para cervecearnos; vino Benny y empezó a pedirnos níckeles para la victrola. ¿Qué idea se le habrá metido en la cabeza?, pensábamos.  Le dimos los medios que teníamos, echó todos.  Entonces se sentó  con nosotros y nos puso brazos por encima a Santiaguito y a mí: -“Oigan bien, no se pierdan ni una nota”. Y empezó a sonar el grupo de Chapottín, un son tras otro, mientras el rostro de Benny resplandecía en una expresión extática de felicidad.  Y mirándonos a los tres, pronunció esta frase tan sabia como tan justa:  “Mulato, qué bien canta Cuní!” Esto lo cuenta el imprescindible Leonardo Acosta, al recordar los días en que con su saxofón integró  la tribu del Benny, pero sobre todo, recordando a Miguelito Cuní.[24] Cuando te enteras que alguien como Benny Moré te prodiga semejante elogio, ante ti se abren dos caminos:  te lo crees, te dedicas a ufanarte por el gesto cortés y seguramente sincero del Bárbaro –quien ya se sabe que era exactamente eso: El Bárbaro del Ritmo– y pierdes de inmediato la pelea; o, por el contrario, le agradeces el elogio, pero no te lo crees,  lo refutas y continúas empeñándote en cantar como lo has hecho hasta ahora: como los dioses.  Parece ser que esto último fue lo que decidió hacer Miguelito Cuní el resto de su vida, cuando el Benny lanzó, convencido de lo que decía, aquella afirmación admirada, y siguió enredado en una lucha comprometida por superarse a sí mismo, pero de un modo orgánico y genial, casi espontáneo, y con una sabrosura sin par. No era sólo la voz bien timbrada, la afinación perfecta, la dicción exacta, las notas altas tan cristalinas, sino la fuerza de su decir, hecho elegancia y sentimiento, lo mismo cantando un son, una guaracha, que un bolero. Era su voz, es su voz, y ella quedará para siempre como lo más perdurable, enraizada en el son más auténtico y en esa ternura de sus boleros con la que nos sentimos abrazados, siempre a salvo y en paz.

Para escuchar la música de Miguelito Cuní, pinchen aquí:

Podcast

Agradecimientos especiales  a Marta Valdés, por compartir recuerdos y valoraciones; al Ing. Sergio Santana Archbold, quien accedió a acompañarme siguiendo el hilo de la presencia de Cuní en Antillas Holandesas; a Evelyn Raetz, quien amablemente, y a través de Sergio  nos remitió al trabajo de Tim de Wolf; y muy especiales, a Tim de Wolf.  También a Jaime Jaramillo y Juan Pin Vilar.

NOTAS

[1] Conversación de la autora con Marta Valdés. La Habana, 10.07.2016).

[2] Clara Díaz y Joseba Sanz:  Pablo Milanés: con luz propia. Pag. 24

[3] Los registros civiles cubanos de entonces consignaban con el vocablo SOA la inexistencia de otro apellido.  Por lo general, el recién nacido llevaría el apellido de la madre al no tener reconocimiento paterno legal. (Nota de la autora)

[4] Erena Hernández:  “La música en persona”. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1986. Pag. 166.

[5] Erena Hernández: Obra citada. Pag. 167

[6] Se trata de la emisora radial CMBQ Radio Ideas Pazos, creada en 1938 por Rufino Pazos y de su propiedad,  y que, según Oscar Luis López en su libro “La Radio en Cuba” (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1981, pag. 473. (Nota de la autora)

[7] Revista Radio Guía. Año 5. No. 53. Noviembre 1938. Pag. 56

[8] Erena Hernández:  oba citada. Pag. 168

[9] Jesús Blanco Aguilar:  80 años del son y soneros en el Caribe.  Fondo Editorial Tropykos. Caracas, Venezuela.  Pp. 82 y 83

[10] Jairo Grijalba Ruiz:  Arsenio Rodríguez.  El profeta de la música cubana.  Unos & Otros Ediciones. 2015.  Estados Unidos. Pp. 62-64.

[11] Idem. Pag. 64

[12] Leonardo Depestre:  La voz imprescindible del son:  Miguelito Cuní. En Revista Salsa Cubana.  Año 4. No. 12-2000Pp.- 38-39.

[13] Jesús Blanco Aguilar: Obra citada. Pag. 17

[14] Leonardo Depestre:  La voz imprescindible del son: Miguelito Cuní.  En Revista Salsa Cubana.  Año 4. No. 12-2000.  Pp. 38 y 39.

[15] http://radiocomentario.blogspot.com/2014/02/leyenda-musical-de-las-antillas-aruba.html

[16] AMIGOE, 10.11.1959. Pag. 3 y 11.11.1959. Pag. 3. Citado por Tim de Wolf. Obra citada.  También: http://radiocomentario.blogspot.com/2014/02/leyenda-musical-de-las-antillas-aruba.html

[17] Cristóbal Díaz Ayala:  Cuba canta y baila. Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana. MIGUELITO CUNI.  Consultado online.

[18] AMIGOE, 26.9.1960. Pag. 2. Citado por Tim de Wolf.

[19] Mats Lundahl: Bebo de Cuba. Bebo Valdés y su mundo.  RBA Libros, S.A. Barcelona, España. 2008.  Pag. 145

[20] Sergio Santana Archbold: Conferencia “Cuní y Chappottín, soneros mayores” en discoteca Rumbantana, Cali, Colombia. Consultado en: Cristóbal Díaz Ayala:  Cuba canta y baila. Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana.  Miguelito Cuní.

[21] Jesús Blanco Aguilar: Obra citada, pp. 91 y 92

[22] Sergio Santana Archbold: Obra citada

[23] Se refiere al saxfonista Santiago Peñalver y al trompetista Domingo Corbacho, ambos integrantes entonces de la Banda Gigante de Benny Moré. (Nota de la autora)

[24] Leonardo Acosta:  Elige tú, que canto yo.  En revista  “Revolución y Cultura”. La Habana, No. 67. Marzo de 1978.  Consultado en: Leonardo Acosta: “Elige tú, que canto yo”.  Ediciones Unión.  La Habana. Pp. 36 y 37

Alquízar, Cuba. Soy una apasionada de la historia de la música y los músicos cubanos, de la memoria histórica y de asegurar su presencia historiográfica en las redes. Me gusta la investigación. Trabajo además en temas de propiedad intelectual y derechos de autor. Escucho toda la música... y adoro....la buena. Desmemoriados... es la interaccción. Todos los artículos son de mi autoría, pero de ustedes depende que sean enriquecidos.

24 Comentarios

  • Osmel Reyes

    Gracias Rosa. Especialmente evocadores esos dúos de Pablo con Miguelito Cuní, que por fortuna no fue solo Convergencia, aunque ya con ese hubiera bastado. Marta, Pablo y Miguelito Cuní! qué se puede decir o hacer después de eso? Son cosas perfectas. Recuerdo que por muchos años veía a Cuní en el bar de Milagros y 10 de Octubre en la Víbora, yo iba o venía del tecnológico en Rancho Boyeros y él solía estar por ahí, por lo general con el Chapo. También recuerdo cuando los dejé de ver. Plenos ’80s. Que bueno que nos los traes de vuelta. Me quedé colgado del piano de Emiliano, desde la introducción de No hagas caso, hasta el último solo en Deja que siga sola. Que bueno sería que un día nos regales algo sobre el Gran Emiliano. De nuevo gracias, aprecio mucho tu trabajo.

  • Cristobal Diaz Ayala

    Formidable, como todo lo que escribe Rosa Marquetti; escrupulosamente investigado, escrito en el mejor estilo periodístico para captar el interés del lector, y además, siempre poniendo un pedacito de su corazón…

  • Rosario Moreno

    Rosa Marquetti, gracias por este trabajo de rescate de nuestra historia musical. Tengo estos discos de la Egrem y son mi tesoro personal, aunque hoy, aquí me encantó escuchar el dúo de Miguelito y Pablo «Deja que siga solo» de la «bárbara del feeling» Martha Valdés. El mejor regalo de cumpleaños (17) que he recibido en mi vida, fue cuando alguien me llevó a casa de Miguelito a que me cantara Convergencia. ¡Experiencia única que guardo en la mejor parte de mi! Gracias por hacerle este homenaje tan merecido al gran sonero del mundo.

  • nestor

    Un mas q merecido reconocimiento a la Voz del Son, nuestro Miguelito Cuni, es imprescindible q este escrito trascienda a las nuevas generaciones y q beban de la excelencia musical e interpretativa de Miguelito Cuni, ya teniamos conocimiento del duo con el grandem Pablo en Convergencia, ya tambien habiamos escuchado esa interpretacion formidable de ambos ante las composiciones de la siempre adelantada en melodia y letras Marta Valdes, muchas gracias por ese escrito tan bien mercido para el Gran Miguelito Cuni, no solo esta en sus discos, siempre escucho su voz dentro de mi y hoy le enseño a mi nieto q ya canta El Carbonero con solo 7 años y viviendo en Miami

  • Lazaro Orlando Espinosa

    Gracias Rosa ,como siempre enseñando la historia y recordando Los grandes de nuestra Musica Cubana.Cuni ,mi favorito.Gracias y Saludos ////

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Daniel, por su comentario y por su aclaración, pues no había podido identificar al tresero que acompaña a Cuní en esa foto. Entonces, procedo a completar el pie de foto.

  • Emmanuel Massarotti

    Daniel me hiso leir su articulo
    Gracias a mi amigo
    Y
    Gracias señora Rosa
    Una pletora de informaciones muy importantes en su articulo escrito con su pasion de descubrir compartida tan generosa
    (Que disculpen mi español por favor
    Aprendi oralmente)
    No solo historicamente, pero musicalmente, aprender donde veni ese cantante mayor que adoro despues mas de 20 años me permite de admirarle de un punto de vista mas preciso. Por su linea de transmisión se entiende toda la modestia de la persona como el poder de su presencia que son tal «contraste».
    Increible.
    Sin hablar de mi idolo completo como pianista arreglista y compositeur Emiliano Salvador…
    Gracias y gracias.
    Em

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Enmanuel. Me alegra que el artículo le haya sido útil y grato.Gracias por sus palabras!

  • Jairo Hernán Grijalba Ruiz

    Saludo fraternal querida Rosa y gracias por narrarnos de forma exquisita la importancia de la vida y la obra del gran sonero y bolerista pinareño Miguelito Cuní. Un cariñoso abrazo desde Colombia!

  • Miguel

    Bueno que decir de este trabajo excelente de nuestra amiga Rosita, sin palabras, la felicito en nombre de la familia, y pronto estaremos en contacto con ella…un abrazo Rosa…

  • Mercy

    Rosa ese duo de Miguelito Cuni y Pablo me estremecio y emociono tu o sabes de que manera. De verdad que sere tu fiel seguidora. No sabia que hacias esto. Gracias y un abrazo
    Mercy

  • Jaime Jaramillo

    Felicitaciones Rosa, excelente relato de la vida del gran Miguelito Cuni, siempre me llamo la atención la admiración que tenia Beny More por Cuni. Se ha escrito muyo poco sobre este personaje pero Rosa se ha encargado de correr el velo para poder apreciar el valor de este gran interprete. Ademas de Beny, Bebo Vlades tenia una gran admiracion por el y lo acompaño varias veces en distintos eventos. Adelante Rosa, sigue escribiendo con ese alto nivel investigativo para el deleite de todos los que te admiramos y queremos.

    Jaime

  • María Argelia Vizcaíno

    No hay nada que Rosa Marquetti escriba que no le ponga pasión y nos amplíe los conocimientos. Nos enorgullece que siga este camino tan difícil de rescatar historias olvidadas, otras manipuladas, y los refleje de forma didáctica sin mayor presunción que decir verdades históricas. Necesitamos clonar a Rosa Marquetti. Dios te siga bendiciendo.
    María Argelia Vizcaíno

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias por su comentario, María Argelia. En realidad, usted también clasifica entre los que nos apasionamos con esto de contar historias y honrar a nuestros músicos. Su labor recopilando datos, aportando información también es muy valiosa. Gracias por leer.

  • María Argelia Vizcaíno

    Gracias a ti por esas palabras que estimulan mi trabajo. Para mí es además de un deleite leerte, una obligación, si deseo estar lo mejor posible informada del quehacer musical de nuestros talentos. Sólo lamento que el tiempo a veces me traiciona y no pueda dejarte ni un comentario que exprese lo que siento y lo que aprendo con tus trabajos. Eres admirable y te apreciamos sinceramente. MAV

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