CANTANTES,  COMPOSITORES,  MUSICOS,  PIANISTAS,  TRADICIONAL CUBANA

María Cervantes…. vestida de jazz?

El gran Bola de Nieve no ocultó nunca lo mucho que le debía y cuánto había bebido de ella en la búsqueda y concreción del estilo que lo consagró a la categoría de los grandes. Quizás sin saber que luego se convertiría en uno de los standards más versionados del jazz latino,  el boricua Noro Morales[1], importante pianista, compositor y director de orquesta, debió quedar sumamente impresionado al conocer su obra y conocerla a ella misma, para inspirarse y titular una de sus composiciones con el nombre de su admirada:  María Cervantes.

Mientras más repaso varios de los resúmenes biográficos y fuentes periodísticas disponibles, y me adentro en la accidentada carrera musical de esta pianista y cantante, no alcanzo a ver a otra mujer músico que no sea esa de talento pianístico, desenfado y gracia guarachera desde aquellos momentos iniciáticos en que comenzó a frecuentar los escenarios, cuando el siglo XX echaba a andar.  El uso de su albedrío, su gusto por lo más autóctono de la música popular cubana, junto a una cultura musical más amplia,  debió  ser alarmante señal de una libertad e irreverencia poco vistas entonces.  Parecería que ser la única hija mujer del gran compositor y pianista Ignacio Cervantes Kawanagh –según Alejo Carpentier, el músico cubano más relevante del siglo XIX-, aseguró formación y cultura, pero también,  por la vía de los mimos y la permisividad, aquel carácter irreverente y espontáneo, que sin dudas, fue una marca propia dentro de un estilo que, probablemente, creó ella misma.  No pudo haber sido ni dócil, ni sumisa, como correspondía a la época en que enrumbó su adolescencia hacia una juventud promisoria y llena de música.  Sumado a sus cualidades como intérprete, el temperamento que vaticinaban aquellas primeras composiciones e interpretaciones parecía irrestricto y hasta indomable.

María Cervantes en 1926.  Revista Pro-Arte Musical.

María Cervantes Sánchez era habanera; había nacido el 30 de noviembre de 1885, y un ambiente de plena musicalidad la acoge a su llegada a este mundo. “Yo tenía que salir música forzosamente: no por mi padre, que fue lo que fue, sino porque mi madre también fue una gran artista y una gran pianista”- afirmaría María al ser entrevistada por el cineasta Roberto Fandiño.[2]  Dicen que a los tres años de edad bailaba al son del piano de su padre, quien comentaba con picardía que con sus hijos –trece varones y una mujer, formaría una orquesta. Si algo recordaba ella misma como importante de sus primeros años de infancia, era su sentido del ritmo:   “Se puede decir que cuando pude levantar las manitas para coger el piano empecé a querer tocarlo, bailaba, cantaba y mi papá me acompañaba con el mismo ritmo que tengo hoy.  Eso es lo gracioso, tan chiquitica yo llevaba el compás de todas las piezas.  Papá me hizo entonces una dancita, yo la bailaba y cantaba; desde que el público descubrió el cuento, no puedo dejarla de poner en ningún programa, se llama “La camagüeyana” y es muy graciosa, muy cubana”- diría María Cervantes en entrevista con el periodista Angel Rivero.[3]

“En un concierto que dio Papá para recaudar dinero y poder llevarme a operar de apendicitis a Estados Unidos, salí a escena cantando el Dúo de los patos, con Pedro, el hijo de Rosalía Abreu –sí, la de la finca de los monos-.  Yo llevaba un abanico y lo movía como si fuera la colita de una oca!”[4]  Ocurrió en 1900 en el teatro Tacón (hoy Gran Teatro Alicia Alonso) y fue en rigor, su  debut en el teatro, como si fuera una cantante de verdad.[5]  Era, como ella misma dijo alguna vez, una niña muy refitolera.

Durante la Guerra de Independencia de 1895, la familia Cervantes embarca en el vapor Lafayette hacia México. “Mamá estaba aterrada de que fueran a agarrar preso a alguno de mis hermanos.  La tierra de Agustín Lara me gustó mucho.  Allí estuvimos cerca de dos meses, hasta que terminó la guerra.” [6] Desde México, contaría María, Ignacio Cervantes siguió colaborando con los insurrectos que luchaban contra el colonialismo español, dando conciertos y enviando fondos, en claro apoyo a la causa de la independencia cubana.[7]

Ignacio en María

En las entrevistas realizadas a María Cervantes en diferentes épocas, la presencia de Ignacio Cervantes y su devota relación con él, son omnipresentes. La carrera musical de la Cervantes estuvo centrada desde sus inicios en difundir la obra composicional de su padre, de cuyas danzas hacía interpretaciones virtuosas.  De la importancia de su padre en toda su vida, dio fe la musicóloga Hamilé Rozada, al entrevistarla a inicios de la década de los ochenta:  “Una de mis locuras es hablar de papá. Yo fui su delirio. Me decía “Chanchín” por tener las orejas pequeñas. Mis padres se casaron en 1872; ella se llamaba Amparo, tenía quince años y era lindísima. ¿Qué cómo se conocieron?…En casa del gran maestro Nicolás Ruiz Espadero, con quien estudiaban los dos. Después de la boda, mamá no quiso tocar más, pues decía que le bastaba con ser la esposa de Ignacio Cervantes.

“Éramos catorce hermanos, trece varones y yo, la única hembra. ¿A quién se le ocurre tener tantos hijos? Papá siempre decía que no se hubiera casado más que con Amparo Sánchez y ella, orgullosa, contestaba: “Todas pueden ser parroquias, pero yo soy la Catedral”. Él era muy culto, hablaba cinco idiomas, y creo que tenía algo de brujo porque ¿usted escucha como tocaba el piano?, pues cuando hablaba… ¡Y enamoraooo! (…)  Para papá, después de Cuba lo más importante era París. Allí conoció a Saint-Säens, Rossini y a Franz Liszt. Le gustaba Mendelssohn, pero Chopin era su dios Un periodista escribió en letras grandes al famoso pianista Hans von Bülow, que mientras Ignacio Cervantes estuviera en París, no se le ocurriera interpretar Chopin. (…) Espadero fue su maestro en Cuba. Era un gran maestro y ¡qué clase de compositor! No sé por qué se disgustó con papá, aunque iba a todos sus conciertos y, dando bastonazos detrás de los palcos decía: “No hay otro pianista como éste”.  Papá compuso mucha música que no se conoce.”[8]

La revista Pro-Arte Musical, en el artículo anónimo “María Cervantes de Aulet” publicado en 1926, comentaba que “…desde muy niña reveló su temperamento artístico; sin embargo, debido a su delicada constitución no pudo empezar seriamente sus estudios musicales hasta los trece años, bajo la acertada dirección de su ilustre padre; desgraciadamente poco pudo aprovechar sus enseñanzas, pues a los dos años de estudio contrajo su padre la enfermedad que lo llevó a la tumba”.[9]  A pesar del escaso tiempo que disfrutó del magisterio de su padre, sus enseñanzas e influencia fueron decisivas para María.

Fusión de almas

En 1905 sobreviene la muerte de su padre y el abatimiento que este hecho le provoca, la aleja de la música por más de un año. Transcurren dos años del trágico suceso y en 1907, con veintiún años se enfrenta a una pieza para piano que su padre había dejado inconclusa:  “Yo tenía un álbum de postales con las firmas de los hombres más famosos de Cuba y había en la primera parte una hoja que estaba en blanco. Mi padre siempre me decía: te voy a hacer unas noticas ahí, porque parece mentira que sea el único que no te ponga nada en el álbum.  Empezó a componer una melodía muy bonita –ya estaba bastante enfermo-,  pero cuando llegaba el final de la primera parte se quedaba así… y había veces que se violentaba, pues, usted puede creer, siguió enfermo, se agravó y murió… la melodía quedó inconclusa.  Después la primera vez que me volvía a sentar al piano para seguir estudiando me acordé de eso. Recuerdo que me senté y lo primero que surgió fue la melodía que él me empezó, yo de oírla tanto como él la machacaba se me quedó y hasta en Re menor, en el tono y todo.  Apenas llego a donde él llegaba, al final, para coger la segunda parte, así sin titubear me viene la segunda parte y hago la introducción, la completo y nadie dice que no está hecha sino por la misma persona.  Entonces, oyéndome el cuento que yo le estoy haciendo a usted, el poeta Juan B. Ubago me dijo:  María ¿y eso no tiene nombre? ¿Usted me permite ponérselo?- “Con mucho gusto” y la tituló Fusión de Almas.  Ese tema es mi entrada cuando yo toco el piano en escena.”[10]

Pinchando aquí puedes ver a María Cervantes interpretando «Fusión de almas» en el documental «María Cervantes» de Roberto Fandiño

Formación, primeras apariciones y grabaciones

Ya no se separaría más del piano, consciente de la necesidad de continuar estudiándolo, y reanuda las clases esta vez con los profesores Enriqueta García, una de las alumnas predilectas de su padre, y Gonzalo Núñez –maestro portorriqueño residente en Cuba, también discípulo de Cervantes Kawanagh.  Como compositora comenzó en plena juventud. “Mis primeras composiciones fueron los valses “Compensación” y “Yo te conocí bailando””- diría la Cervantes a Hamilé Rozada.[11]  Según la revista Pro-Arte Musical, la creatividad de María Cervantes se desata fecunda por aquellos años tempranos:  para 1926 ya había compuesto una fantasía dedicada a su padre, titulada Lejos de ti; el vals Inspiración y la romanza Gratitud; varias danzas inspiradas en las de su padre, entre las que sobresalen:  Ignacio (también dedicada a su padre); La criollita, A Tomasa, Los lunares, pero subraya que María ha abandonado abruptamente los estudios y se halla en esos momentos “modestamente retraída en su hogar”, pese al gran talento natural para la música, que ya había revelado.[12]  El escenario, sin embargo, le atraía sobremanera.

Se había casado a los veinte años con el abogado Rogelio de Armas, quien según ella tocaba muy bien el piano, pero el matrimonio dura poco.  En segundas nupcias, se une después, en 1929,  con el conocido banquero Carlos Augusto Aulet Serrano.  Por esos tiempos ameniza reuniones familiares, tertulias de amigos, actos sociales y benéficos, no solo con su belleza y gracia personal, sino también con su piano y su voz, pero siempre en plan un tanto informal. Era, en definitiva, una intérprete peculiar en un momento en que predominan las cantantes líricas o las pianistas clásicas, por separado, pero no alguien que llevara al piano más allá de lo lírico, con un repertorio ecléctico, donde lo popular le era entrañable y un estilo donde el piano deja de ser un mero instrumento acompañante, para adquirir capacidad de diálogo con la cantante-pianista. Pero todo era informal, no eran actuaciones como músico profesional.

En noviembre de 1926 toma parte en la temporada de conciertos de la Sociedad Pro-Arte, junto a Luisa María Morales y Rita Agostini, con la Orquesta Sinfónica bajo la batuta de Gonzalo Roig, interpretando piezas de Espadero, Cervantes, Rojas, Sánchez de Fuentes, Roig, etc.[13]  Junto a Sindo y Guarioné Garay, y los compositores Jorge Anckermann, Gonzalo Roig y Vicente Lanz, participa ilustrando la conferencia “Influencia de los ritmos africanos en nuestro cancionero”, que imparte el compositor Eduardo Sánchez de Fuentes en el Teatro Payret.[14]

Tus manos blancas.  Primeras grabaciones

Sin ser aún una artista escénica profesional, el sello Columbia realiza en Cuba las primeras grabaciones de María Cervantes, que saldrán publicadas en  dos discos de 10”: uno, interpretando las guarachas El Pollero y La Cucaracha, y por la otra cara, el bolero Tus manos blancas (Columbia 2961X) y en el otro:  la guaracha El chino cabuloso y una selección bajo el título Guajiras Cubanas (Columbia 2934X).[15]  La salida al mercado de estos discos era anunciada en su edición del 12 de abril de 1927, por el importante Diario de la Marina junto a otros discos de prominentes intérpretes:   selecciones de la zarzuela “Niña Rita o La Habana de 1870” interpretadas por Rita Montaner, Caridad Suárez y el tenor Vicente Morín; otros de La Montaner, los sextetos Nacional y Enriso, la orquesta de Cheo Belén Puig, Mariano Meléndez, la soprano María Fantoli, el dúo de Sindo y Guarioné Garay, el Grupo Típico Oriental.

                    María Cervantes a inicios de la década de los treinta.  Foto:  Revista Bohemia

Tus manos blancas, la primera canción grabada por María, fue compuesta por ella en 1910 en un viaje que realizara a Baracoa.  “Me voy para Baracoa con mi marido y cuando llego, le digo: ¡Ay! si no tenemos pianos aquí, ¿qué me hago sin piano? Díceme él:  Aquí hay una familia de apellido Laffite, que tiene uno muy bueno, pero antes de eso, el día que llegamos por la noche sentimos unas guitarras, a medianoche, ¡unas guitarras, unas canciones, unos hombres cantando con unas guitarras!  Me despierto y le digo a mi marido:  ¡Oye, oye! Eso pace que está aquí en la puerta de la calle de nosotros, nos levantamos, ¡eran diez hombres a caballo con diez guitaras dándome una serenata.  Se habían enterado que era la hija de Ignacio Cervantes y que tocaba también y cantaba.  Les abrimos la puerta, los hicimos entrar y nos amaneció tocando, yo en la mesa y ellos con las guitarras.  Al día siguiente pregunté a mi marido:  ¿No vamos a hacer la visita de nuestra llegada a la familia Laffite? Porque tienen piano y yo quiero ir allá.  Apenas llego le digo a la señora ¡Ay! Usted me va a perdonar, la verdad, pero yo quisiera que usted me dejara tocar el piano, porque yo estoy como los hombres cuando dejan de fumar –en aquella época, en 1910, las mujeres no fumaban- y están desesperados por volver a coger un cigarro, así estoy yo con el piano. Ella me contestó:  ¡Señora! Si estábamos locos por que usted viniera para que se sentara en el piano y nos tocara!  Y ahí fue donde hice “Tus manos blancas”.”

Que no pare la música…!

El nombre de María Cervantes aparece en múltiples iniciativas de promoción musical en su entorno social.  Tan temprano como en mayo de 1927, María integra el Comité de Damas de la Sociedad de Conciertos de La Habana , a la cual se adscribe la Orquesta Sinfónica dirigida por Gonzalo Roig.  En agosto de 1927, figura entre las féminas que deciden apoyar el talento del niño Jorge Bolet, “un pianista genial… quien con doce años sorprende verdaderamente por sus facultades artísticas”, actuando como vicetesorera del comité que, presidido por Amelia Solberg de Hoskinson y con Pilar Martin de Blanck (esposa de Hubert de Blanck) como vicepresidenta, se crea para organizar un gran concierto el 4 de septiembre en el teatro Nacional, a fin de reunir los recursos necesarios para que el niño Bolet pueda viajar a los Estados Unidos e ingresar como alumno de perfeccionamiento en el Instituto Curtis.[16] Ernesto Lecuona encabeza el cartel y la Cervantes actúa en el concierto, junto a Teddy Risech, Isabelita Elías y la muy joven declamadora Dalia Iñiguez.[17]

El 28 de diciembre del propio 1927, el Diario de la Marina anuncia la creación de una nueva entidad musical, presidida por María Cervantes:  la Orquesta de Cámara del Conservatorio Falcón, con el propósito de ofrecer conciertos variados los primeros domingos de cada mes.[18]  Ese mismo año había participado en el Festival de la Música y la Poesía organizado por la Academia de Artes y Letras, cuando sobre el escenario del Teatro Nacional realiza una encomiable interpretación de una selección de danzas de su padre.

En mayo de 1928 otro acontecimiento la une a Jorge Bolet, cuando protagoniza el homenaje  al pianista adolescente, quien regresa de los Estados Unidos.  El Diario de la Marina anticipa parte del programa que ejecutará la Cervantes:  “…el vals Inspiración, Fusión de almas, Lejos de ti, Gratitud, Tus manos blancas, las danzas Tomasita, Los lunares, Criollita, Josefina, La Mar  y su última composición Tessie, dedicada a la señora Tessie Keart.”[19]

En agosto se presenta junto a Carmen Burguette en el teatro Nacional interpretando de su autoría Tus manos blancas; Marita (Jorge Anckermann), La Camagüeyana (I. Cervantes) y El Manisero y Palmira (de Moisés Simons).

El 24 de mayo de 1929 María llega a Key West, Florida, en compañía de su esposo Carlos A. Aulet, con quien se traslada a Nueva York, donde residen por un tiempo y allí, de inmediato, cumpliendo el compromiso contractual que tenía, realiza de nuevo grabaciones para el sello Columbia: en los días finales del mes mayo registra once piezas:  de su autoría, las danzas Ignacio (dedicada a su padre) y Josefina,  y la afamada Fusión de almas;  el bolero Inconsciencia (Alberto Villalón); la guaracha La Violeta; las canciones Dame un beso (Marín Varona) y las danza de la autoría de su padre El velorio, Adios a Cuba, Vuelta al hogar;  el son Notas de mi son y el pregón Capitolio.

En junio graba las canciones Acuérdate de mí (Rodríguez Falces), Un beso nada más (M. Fontana), No puedo arrancarte (Eliseo Grenet), Para ti (Un bolero en la noche) (Jorge Anckermann) y las canciones Tessie y María, compuestas por La Cervantes.  También registra los boleros Penas y flores (Alberto Villalón) y Marita (Jorge Anckermann) a dúo con Tomasita Núñez[20]; la danza Al ingenio de mi papá (Ignacio Cervantes) De mi barrio, y quizás su más emblemática y difundida interpretación:  Los frijoles, guaracha de Ramito.  Estás serán las únicas grabaciones comerciales que realizaría María Cervantes en toda su vida.

Pincha aquí para escuchar la grabación original de «A los frijoles, caballeros» por María Cervantes. Año 1929.

(En la entrevista que le concediera La Cervantes al periodista Angel Rivero en 1976, ella afirma que el 29 de diciembre de 1929 realizó un concierto en el cine Encanto “…para irme después a los Estados Unidos, ya contratada por la compañía de discos de la Columbia, donde grabé muchísimos discos.” Sin embargo, los anuncios publicados en el Diario de la Marina coinciden con las fechas aportadas por el Dr. Cristóbal Díaz Ayala en su Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana (año 1927) referentes a las cuatro primeras grabaciones de María Cervantes para la Columbia.  En cuanto a los restantes registros sonoros, Díaz Ayala indica que se produjeron durante los meses de mayo y junio de 1929, lo que resulta coherente con la lista de pasajeros que arribaron al puerto de Key West, Florida el 24 de mayo de 1929, que incluye al matrimonio Aulet-Cervantes.)[21]

Debut profesional

Cambios trascendentales en las vidas del matrimonio Aulet-Cervantes están a punto de ocurrir tras su regreso a La Habana.  La llegada del vapor Orita al puerto habanero el primer día del año 1930 traería consigo al cantores argentinos Carlos Spaventa, Luis Scalon y Héctor Morales, para presentarse en el teatro Rialto. [22]

“La primera de todas mis actuaciones como profesional fue en el teatro Campoamor, eso fue en 1930, porque en el 29 hice un concierto en aquel célebre cine Encanto, que estaba en la calle Neptuno”-contaría La Cervantes a Angel Rivero.[23]  Aquel día en la mañana  el poeta Hilarión Cabrisas le pidió que pusiese música a su poema Juventud que te fuiste, cosa que hizo y además estrenó aquella misma noche en el cine Encanto.[24]

“Nunca jamás pensé en ser artista profesional.  Hasta un día en que se apareció aquí contratado aquel artista argentino [Carlos] Spaventa, y mi hermano le da una merienda y me dice: “María, quiero que tú le toques unas danzas de Papá y le cantes unas canciones a Spaventa, a él que le gustan tanto las cosas cubanas.” Me senté al piano, empecé a tocar unas danzas y después canté varios boleros míos, y al terminar [Spaventa] me dice:  “María, pero ¿esto usted nada más lo hace entre las amistades?, pero ¡¿cómo es posible que usted no haya cantado nunca en público, con lo cubana que usted es y cómo le gustaría a todo el mundo oírla?! Pero no… nunca pensé… hasta que un día Ernesto Smith, el empresario de todo el circuito de cines de La Habana, me mandó a buscar. Yo lo conocía desde muy niña, y me dijo: “Te mando a buscar, porque no puedes decirme que no. Te contrato ahora mismo para que empieces a cantar en el teatro, y para que le des al pueblo cubano lo que tú sabes, ¡aunque te parezca que no sabes nada!  Mis primeras actuaciones fueron en el Teatro Campoamor y de ahí, he cantado en todos los teatros de La Habana; he actuado, se puede decir, 30 ó 32 años seguidos en teatro y radio” – contaría María Cervantes a Roberto Fandiño.[25]

En las décadas del veinte y treinta del pasado siglo, María Cervantes figura entre los músicos con presencia asidua en las estaciones radiales, principalmente en CMK y CMBZ Radio Salas,  cuyo auge singulariza esas décadas. Su nombre se une a los de Gonzalo Roig, Luis Casas Romero, Pedro Sanjuán, Zoila Gálvez, Carmelina Delfín, Rita Montaner, Ernesto Lecuona, las orquestas de Don Azpiazu y Aniceto Díaz, el Trío Matamoros, Hortensia Coalla, Tomás Corman y muchos otros.[26]

Entre sus primeras apariciones ya como artista profesional, la prensa de entonces destacó el concierto típico cubano-argentino-mexicano dirigido por Vicente Sanz y realizado en el Teatro Payret, en abril de 1930, y en el que participaron las sopranos Maruja González y María Fantoli, el Sexteto Zabala y el Trío Garay.[27] Ese año su interpretación del bolero Aquellos ojos verdes (Nilo Menéndez) se hace  muy popular y su  asidua presencia de la Cervantes en escenarios de teatros como el Nacional, Martí, Campoamor o Encanto la llevan casi a diario a las páginas de espectáculos de los principales periódicos nacionales.  Era cosa normal que los cronistas del Diario de la Marina se prodigaran en elogios hacia ella:  baste esta muestra al reseñar la temporada de dos conciertos diarios que centraron Rosario García Orellana, Carmelina Delfín y María Cervantes en el teatro Encanto durante el mes de enero de 1932, en la que las dos últimas interpretaron las danzas cervantinas Los Tres Golpes y Siempre sí, encargándose María del cierre del espectáculo con Al recordar tu nombre (Carmelina Delfín), Tessie (María Cervantes) y el son Pa’llá y pa’cá, entonces una de las últimas creaciones de Sindo Garay, con gran éxito a juzgar por los aplausos recibidos.[28]  También se presentaría allí en otro espectáculo junto al gran guitarrista Vicente González Rubiera Guyún, la cantante lírica Caridad Suárez y la orquesta Hermanos Lebatard.[29] María, ya muy popular, volvería una y otra vez durante 1932 al escenario del Encanto.  En el cine Neptuno se le aplaude junto al Trío Matamoros y Caridad Suárez, con positiva críticas de los columnistas de importantes periódicos.[30]

En mayo del propio año participa en la celebración del aniversario de la zarzuela María La O  (Lecuona-Sánchez Galarraga), junto a las divas líricas Rita Montaner, Caridad Suárez, Maruja González, Rosario García Orellana, el tenor Panchito Naya, el barítono Augusto Ordóñez, el Cuarteto Delfino y la Orquesta del Teatro Encanto.[31]

María Cervantes es una de las artistas populares llamada a la Feria Internacional Los Precios Fijos, que auspiciaba la famosa tienda de la calle Neptuno, donde comparte con La Sonora Matancera, la orquesta de Belisario López, la soprano Hortensia Coalla, Margot Alvariño, Hilda Salazar y Ana María Relaño, Moisés Simons, Panchito Naya, y la orquesta del Teatro Encanto.  María tocaba danzas y canciones, mientras el público asistente compraba.[32]

Rita Montaner –quien ya era la imagen de la fama y el poder escénico- y Bola de Nieve junto a los pianistas Vicente Lanz y Carmelina Deflin, el Septeto Anacaona y la orquesta del cabaret Casino Nacional se unen el 27 de octubre de 1932 en la escena del cine Fausto para homenajear a María, por los éxitos alcanzados desde su debut en 1929.[33]

Indetenible, durante 1932 se le ve tocar su piano y cantar en el Casino de la Playa, en la emisora radial CMCD como parte de un homenaje al cantante mexicano Alfonso Ortiz Tirado; en el Teatro Martí; en el programa del Diario de la Marina en la emisora CMW junto a un joven barítono que ya triunfaba en el cabaret Sans Soucí y que luego sería el gran locutor y presentador Germán Pinelli.[34]

En 1933 se recuerda su participación en el espectáculo “La Glorificación de la Variedad” en el Teatro Campoamor donde comparte cartel con los líricos Esther Borja, Panchito Naya, Tomasita Núñez, Luisa María Morales, junto al Trovador Guyún, Miguel Matamoros, la pareja de bailarines Julio Richards y Carmita Ortiz, la pianista Ernestina Lecuona y las orquestas Ensueño de Guillermina Foyo e Ideal, entre otros. [35] Vale remarcar lo mucho que trabajó María Cervantes en teatros y emisoras radiales por estos años con Vicente González Rubiera –el Trovador Guyún, uno de los grandes nombres de la guitarrística cubana.[36]

La popularísima María Cervantes vivía días de fama y gloria musical, que se vieron interrumpidos de manera abrupta cuando la noche del 29 de diciembre de 1933 un trágico incidente ocurrido durante una de sus presentaciones en el cine Florencia – en las calles San Lázaro y Espada-  involucró a su esposo Carlos A. Aulet y a un apasionado admirador:  Rafael Q. Llovet, quien resultó muerto.  María se aparta de los escenarios y de la vida pública, y tras un dilatado proceso que enfrentó a Aulet a la justicia, se hace pública en diciembre de 1935 la sentencia de divorcio por recíproco disenso.[37]

Luego de tres años apartada de los escenarios y los micrófonos, María retorna a la música en julio de 1937. Continúa su labor radial, de la que se enorgullecerá cuando afirme haberse presentado por doce años en la emisora del Ministerio cubano de Educación (CMZ).

María señalaría como relevante la labor que realizó en Matanzas, durante la década de los treinta, con la sociedad cultural Grupo Indice, que a iniciativa del abogado Américo Alvarado, surge en la llamada Atenas de Cuba con el propósito de logar una renovación cultural en la ciudad.[38]

El Roof Garden del hotel Sevilla  fue uno de sus sitios habituales de presentación, primero con Guyún, en tiempos en que ya María tenía un tema de Sindo Garay en su repertorio: Corazón de Cera[39], y más tarde, junto con el gran pianista Felo Bergaza.   En los años cuarenta  trabaja en las emisoras Radio Salas, RHC Cadena Azul y en la Mil Diez, en los tiempos en que los maestros Enrique González Mantici y Adolfo Guzmán dirigían importantes orquestas en emisoras radiales.  En la Mil Diez, María se inserta en el amplio y acucioso trabajo de esa emisora en el rescate de la música cubana del siglo XIX, representada por sus nombres cimeros: Ignacio Cervantes, Nicolás Ruiz Espadero,  José Marín Varona y Manuel Saumell.  No desdeñable es el dato que aportaría Oscar Luis López, historiador de la radio cubana, cuando aseguró que en sus archivos, la Mil Diez llegó a atesorar partituras originales, ológrafas de estos compositores y en particular, de Ignacio Cervantes gracias a la generosidad de su familia, en especial de María, quien además enriqueció la interpretación y difusión de las obras de Cervantes en la Mil Diez con su actuación periódica ante sus micrófonos.  María tocaba las danzas de su padre a través de las ondas radiales de esta importante emisora y puso al acceso del pueblo lo mejor que produjo el talento e imaginación de Ignacio Cervantes. Y algo muy importante que remarca Luis López:  con profundo conocimiento y ansia investigativa, María actualizó algunas de las mejores guarachas de los escenarios habaneros de fines del siglo XIX  y principios del XX.[40]

Pincha abajo para escuchar a María Cervantes en «Talismán» (grabaciòn no comercial)

María es invitada a participar en el monumental espectáculo “La Fiesta del Compositor” patrocinada por el Sindicato Nacional de Autores Musicales Cubanos, en el Teatro Nacional el 4 de diciembre de 1949, en un cartel de figuras de excelencia en diversos géneros: Rita Montaner, Marta Pérez, Rosita Fornés, María de los Angeles Santana, Esther Borja, Luis Carbonell, Eusebio Delfín, Tomasita Núñez, Elizabeth del Río, Miguel de Gonzalo, Aurora Lincheta, Pepe Reyes, Miguel Angel Ortiz, Eva Flores, Olga Rivero, Rita María Rivero, Orlando Guerra Cascarita, Manuel Licea Puntillita, las Hermanas Lago, las Hermanas Márquez, el Conjunto Casino, Nelo Sosa y su Conjunto, Isolina Carillo, Arsenio Rodríguez, Humberto Suárez, Frank Emilio Flynn, Bebo Valdés, Candito Ruiz, Facundo Rivero, Felo Bergaza, Orlando de la Rosa, Mario Fernández Porta, Bobby Collazo, los puertorriqueños Daniel Santos y Myrta Silva y los mexicanos Manuel Medel y el trío Los Panchos,  y el cuadro Glorificación al mambo, creado y dirigido por Rodney presentando a Celia Cruz y Las Mulatas de Fuego.[41]

María Cervantes vista por el caricaturista y artista plástico José Luis Posada.

En 1949 se casa con Armando Aguiar, su tercer esposo, en una unión que según ella, debió ser la única, pero que sólo duró tres años, quedando viuda en 1952, con 67 años, cuando ya habían quedado atrás los años de esplendor y fama.  El periodista José Hernández Catá la entrevista en 1955 para la revista Carteles, en momentos en que su situación económica y personal dista mucho de ser lo que fue en tiempos de gloria.  María Cervantes no tiene piano:  tal es el título del artículo resultante y que puede dar una idea de su situación en esos momentos; nunca se preocupó por imprimir y editar las obras de su autoría –las partituras que existen, diría ella, fueron transcriptas por Jorge Anckermann-, por lo que no recibía entonces derechos de autor, ni tampoco por las obras de su padre, que ya habían pasado a ser legalmente de dominio público.  Pero según este artículo, lo que más le importa a María es que se continúe difundiendo el patrimonio musical, la obra de su padre y se honre su memoria. Ya María Cervantes ha dejado de tocar el piano.

Solo su reencuentro con el músico, promotor y musicólogo Odilio Urfé haría que las cosas cambiaran para ella:  tras escucharla de manera fortuita en un acto a la que fue invitada por un joven admirador, Urfé, admirado de lo que había escuchado y  entre risas le daba:  “Se acabó el retiro:  ¡a trabajar!” En 1960, Urfé coordina los espacios televisivos Así era Cuba y Pueblo y cultura, en los que difunde valores de la música popular cubana, como el Septeto Típico Habanero, María Teresa Vera y Lorenzo Hierrezuelo, el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, Luis Carbonell, Bola de Nieve, entre otros, y también María Cervantes, quien comenzaba a salir del ostracismo. [42]  En 1965 a instancias de Urfé reaparece el 22 de abril en concierto en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, abarrotada de un público que recibió cada pieza con una ovación, y aplaudió hasta el delirio aquella guaracha del siglo XIX que María hiciera suya para siempre, como signo de identidad:  A los frijoles, caballeros. De este momento, María recordaría una anécdota:  “Me acuerdo que la primera vez que reaparezco en el Palacio de Bellas Artes estaba Sindo Garay en primera fila, y apenas algo y empiezo a tocar, comienza él a gritarme desde la luneta:  “¡Cervantes! ¡Estos Cervantes son especiales!” ¡Me dio una mano de gritos…! El mismo me enseñó muchas canciones suyas, hay una guarachita que tengo que poner en movimiento ahora, porque a la gente le gusta mucho y la había abandonado un poquito.  Se llama “Corazón de cera”. Es la cosa más mona del mundo.  Ahora, ¡Sindo era único! ¡Ahí sí es verdad que se acabó! Un hombre que no conocía una nota, y que ese hombre armonizara tan bien en esa guitara!” [43]

María Cervantes y Odilio Urfé.  Años 60.  Foto:  Revista Revolución y Cultura

Y ya María no apartaría su voz del piano nunca más.  Rejuvenecida y plena de entusiasmo, cantaría y tocaría allí donde le dijeran, donde la buscaran, donde la quisieran.  En noviembre de ese año se celebra el Primer Festival de la Canción de Varadero, a tono con la furia festivalera que azotaba Europa y entre los artistas cubanos invitados estaba nuestra gran pianista y cantante, junto a Bola de Nieve, Miguel de Gonzalo, Gina León, las Hermanas Lago, Dominica Verges, Esther Borja, Barbarito Diez y las Hermanas Martí.[44] Haría conciertos para ella inolvidables en el Parque Lenin y otros espacios habaneros, pero el gran acontecimiento sería su aparición en la televisión cubana, cuando los cubanos la descubrimos:  ¡Aquella ancianita vestida de negro, espejuelos y el pelo totalmente blanco fue una revelación incongruente! ¿cómo aquella señora de inocultable abolengo podía establecer aquel diálogo guarachero con el piano, con una digitación y un ritmo capaz de sustituír a cualquier otro instrumento de percusión, desde una gracia y un discurso absolutamente popular, o cantar un bolero o una canción, sin mayores alardes vocales, pero estremecida de emoción, todo ello sin restar valores a su dominio pianístico, ni a su elegancia? En los sesenta, a través de sus apariciones mediáticas o en sus conciertos, María Cervantes actualizó e hizo popular  una antiquísima guaracha, como lo es A los frijoles, caballero, compuesta en el siglo XIX por Rafael Ramos “Ramito” y popularizada por un grupo denominado Los Bufos de Salas en 1877 y grabada por ella en 1929.[45]   Después demostró que no solo podía hacer una creación única de esa guaracha, sino que era capaz de componer e interpretar canciones de amor y lirismo muy atendibles.

Para delicias de los televidentes, aquella señora se presentaría varias veces en el programa televisivo Album de Cuba, que conducía la cantante lírica Esther Borja.  También lo haría en 1973 en el espacio estelar Juntos a las Nueve, dirigido por Yin Pedraza Ginori.[46]

María Cervantes en Bola de Nieve

Cuando Ignacio Villa, ya conocido como Bola de Nieve, subió al escenario del teatro Encanto la noche del 31 de diciembre de 1939 vestido de frac y con el único acompañamiento de un piano de cola y la decisión de reorientar su desempeño escénico, estaba inaugurando la década de los años cuarenta como continuador del estilo de María Cervantes, pero también, como él mismo diría,  portado de su propia verdad, porque “…lo único que se impone en el mundo es la verdad”.[47]

    Bola de Nieve y María Cervantes.  Foto:  Revista Revolución y Cultura

La televisión nos mostró primero a Bola de Nieve, pero luego supimos que María Cervantes le había antecedido en aquello de decir la canción, de conversar cantando, de  dotar al piano de una capacidad de interacción con quien lo toca y a la vez canta, con vocación de expresión suprema de sentimientos y estados de ánimo, y a la vez, como instrumento rítmico por excelencia. Bola era su deudor.  Al parecer, había algo entrañable que los unía en mutuo reconocimiento y admiración.  Aquello fue amor amistoso del bueno.

Muchos estudiosos han reconocido el vínculo estilístico entre ambos intérpretes:  la musicóloga María Antonieta Henríquez lo definía así:  “No es necesario advertir que su arte [el de Bola de Nieve] estaba sustentado en un riguroso estudio diario. El azar o la mera improvisación, no tuvieron nunca cabida en su modo de proyectarse artísticamente.  Bola se sometía con férrea disciplina a ejercicios pianísticos y a todo el trabajo técnico del piano. Habría que señalar que su pianismo llegó a ser notable, de gran soltura, correcto manejo de pedales y riqueza de color, y en el que se hacía evidente la huella de Ernesto Lecuona y María Cervantes.[48]

No se conocen testimonios sonoros, ni audiovisuales de Bola y María juntos en conciertos y espectáculos.  Como dato de interés, se sabe que, los días 10 y 11 de agosto de 1968, Bola y María coincidirían en el cartel de un espectáculo de música tradicional cubana en el que participan, además, Zoila Gálvez, Esther Borja, Barbarito Diez, Luis Carbonell, Ramón Calzadilla, Huberal Herrera, Alba Marina, Mata Jean Claude, Esther Valdés, Mariana Ramírez Corría, Gustavo Lázaro y el Trío  Hermanas Lago.  Al año siguiente, los días 26, 27 y 28 de diciembre de 1969, Bola y María Cervantes compartirían con la pianista Zenaida Manfugás unos recitales especiales que tuvieron como espacio al Teatro García Lorca.[49]

María Cervantes y Bola de Nieve poseían una amplia cultura musical, con énfasis en el clasicismo y la academia, pero también con raíces profundas en lo popular y autóctono, de lo cual disfrutaban hasta el delirio. María lo diría muchas veces:  ¡Soy rumbera desde que nací![50] Y eso se evidencia en su estilo interpretativo y en el repertorio y acompañamiento que elige.  Bola decía que cuando María tocaba A los frijoles, caballeros, se le encaramaba un negrito en el brazo.  María, por su parte, reconocía como únicos el pianismo y la autenticidad de su discípulo.[51]   Todo ello se volcaría en ese estilo que los caracterizó y que luego sería imitado por otros cantantes-pianistas. María Cervantes sublimó, seguida de Bola, la condición rítmica del piano, con su ejecución percutida, capaz de sustituír a cualquier instrumento de percusión imprescindible en el son, la guaracha, el bolero,  pero también ambos eran capaces de decir un bolero desde una emoción apasionada, reforzada por un acompañamiento pianístico de alto vuelo.

María Cervantes, un standart de latin jazz

En la confluencia de las décadas de los cuarenta y cincuenta, el pianista y director orquestal boricua Norosbaldo Morales (Noro Morales) visita La Habana.[52]  La evidencia documental indica que Noro viajó a la capital cubana al menos en dos ocasiones: el 13 de marzo de 1950 y el 1 de agosto de 1951.[53] Liderando una de las dos bandas de música latina más populares en Estados Unidos en la primera mitad de los cuarenta (la otra era la de Xavier Cugat); vinculado como estaba con los músicos cubanos que movían, junto a él, la escena de la música popular en Nueva York, como Machito, Mario Bauzá, Marcelino Guerra y otros, es probable que Morales siguiera la estela musical que conectaba a ambas ciudades.  Las circunstancias de este encuentro son poco conocidas, pero cabe suponer que Morales, con formación musical académica, conociera la obra de Ignacio Cervantes y probablemente la de su hija.

Cuando llegó a La Habana en su segunda visita (1951) ya Morales conoce a María Cervantes, a juzgar por lo que cuenta a Carlos Guzmán en su sección La gente se divierte, en la revista Gente, donde ya le comenta que se había aficionado a la música cubana tras escuchar a María Cervantes en sus «Danzas Cubanas».[54]

Según la flautista y profesora puertorriqueña Daisy Colón, “María  le mostró un álbum de partituras con sus composiciones de danzas. A Noro le fascinó una en particular, de la que recibió copia. De vuelta a Nueva York la adaptó a un ritmo más bailable para grabarla a una sección rítmica. Tituló la obra “Variaciones sobre un tema de María Cervantes”. El productor Ralph Pérez de Ansonia Records, le sugirió que simplificara el título con el de “María Cervantes”, porque de la manera que pretendía identificarla daba la impresión de que se trataba de una composición del género clásico. La obra se convirtió en un estándar que luego grabarían innumerables pianistas.”[54]

Morales no graba de inmediato la pieza, sino que lo hace durante las sesiones en el Belton Recording Studio de Nueva York  los días 2 y 3 de mayo de 1960.[55] Ni él ni nadie podían imaginar que el tema María Cervantes trascendería las décadas por venir y se convertiría, no sólo en el tema más difundido en el catálogo de su autor, sino también en uno de los más versionados del latin jazz.  Todavía hoy María Cervantes, de Noro Morales, recorre el mundo en versiones interpretadas por Tito Puente, esta vez como admirable vibrafonista; el contrabajista Israel Cachao López,  Los Seis del Solar; Paquito D’Rivera y la Spanish Harlem Orchestra;  los pianistas Charlie Palmieri, Michel Camilo y Jorge Dalto; el flautista y productor Johnny Pacheco, New Swing Sextet, Richie Ray, Néstor Torres, Sumiko Fukatsu, y muchos otros.  En muchas de las grabaciones se suele mencionar indistintamente a Noro Morales y a María Cervantes, como autores, aunque al parecer se trata de variaciones sobre temas de la Cervantes, como indica el título completo de la obra que fue  registrada autoralmente por Morales.

Pincha aquí para escuchar la excelente versión del pianista argentino Jorge Dalto del tema «María Cervantes» de Noro Morales

Aquí, la versión de «María Cervantes» por Los Seis del Solar

Y aquí, la versión de Tito Puente y Michel Camilo!!!

Además de las 26 piezas que María Cervantes grabó para el sello Columbia entre los años 1927 y 1929, traspasados ya sus cuarenta años de edad, se conservan otras grabaciones no comerciales registradas en su ancianidad, probablemente entre las décadas de los sesenta y setenta:  al menos puedo dar fe de la existencia de otra versión de A los frijoles, caballeros; también las piezas Al ingenio de mi papá, Como te quiero, La camagüeyana, Puntos cubanos, Talismán, Tus miradas…

María Cervantes Sánchez fallece en La Habana  el 8 de febrero de 1981, a los 95 años de edad.

Hace algunos años, el sello Ediciones Pentagrama  publicó el álbum recopilatorio Cuba con voz de  mujer. Antología para Coleccionistas. Volumen I, que incluye cuatro temas interpretados por María Cervantes:  A los frijoles, Inconciencia, Tus manos blancas y Guajiras Cubanas.  Están disponibles en Itunes, Spotify y la mayoría de las plataformas digitales de venta de música.

Obra autoral de María Cervantes

Danzas:  Danza No. 1, Danza No. 2, Danza No. 3, Danza No. 4, Fusión de almas, Criollita, Ignacio, Josefina, Los lunares, No me toques, Tomasa (A Tomasita), Tus manos blancas, Inspiración.

Punto guajiro:  Mi bandera

Vals:  Compensación, Yo te conocí bailando.

Voz y piano: Talismán, Tessie, Tus miradas, Ya te conocí (texto: Lola Rodríguez de Tío), Cómo te quiero, Gratitud, Ilusión, Juventud que te fuiste (Texto:  Hilarión Cabrisas), La violeta.

 

Agradecimientos al Maestro Ulises Hernández; a Jaime Jaramillo, Ramón Fajardo Estrada y José Galiño.

NOTAS

[1] Norosbaldo “Noro” Morales:  Puerta de Tie

rra, Puerto Rico. Enero 4, 1911 – San Juan, Puerto Rico. Enero 16, 1964.

[2] Documental “María Cervantes”. Director: Roberto Fandiño.  ICAIC, 1967. La Habana, Cuba.

[3] Angel Rivero:  “No hay quien cante como yo. Entrevista a María Cervantes”. En revista “Revolución y Cultura.  No. 43. Marzo de 1976.  Paag. 47

[4] Hamilé Rozada:  “María Cervantes. Genio y Cubanía. En revista Clave. Año 1 No. 1 Julio-Septiembre de 1999. Pag. 55

[5] Angel Rivero:  Ob.cit. Pag. 47

[6] Idem

[7] Angel Rivero: Ob.cit. Pag. 50

[8] Hamilé Rozada:  “María Cervantes. Genio y Cubanía. En revista Clave. Año 1 No. 1 Julio-Septiembre de 1999. Pag. 54

[9] “María Cervantes de Aulet” en Revista Pro-Arte Musical. X.  15 de octubre de 1926.  Pag. 12.

[10] Angel Rivero. Ob. cit. Pag. 52

[11] Hamilé Rozada. Ob. Cit. Pag. 56

[12] “María Cervantes de Aulet” en Revista Pro-Arte Musical. X.  15 de octubre de 1926.  Pag. 12.

[13] Diario de la Marina. Año XCIV No. 213.  Noviembre 9 de 1926. Pag. 7

[14] Diario de la Marina. Año XCIV No. 83. Marzo 24 de 1927. Pag. 8

[15] Diario de la Marina. Año XCVI No. 103. Abril 12 de 1928.

[16] Diario de la Marina. Año XCV No. 220. Agosto 9 de 1927. Pag. 7

[17] Diario de la Marina. Año XCV No. 222. Agosto1 11 de 1927.  Pag. 5

[18] Diario de la Marina. Año XCV No. 361. Diciembre 28 de 1927.  Pag. 4

[19]María Cervantes, hija de uno de nuestros grandes de la música, se presentará al público habanero”.  En Diario de la Marina.  Año XCVI No. 121.  Abril 30 de 1928.  Pag. 14

[20] Cristóbal Díaz Ayala en su Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana, remarca que en los archivos del sello Columbia, María Cervantes aparece en la pieza Penas y flores junto a Rita Montaner.

[21] La mencionada lista de pasajeros ha sido consultada a través de www.ancestry.com

 

[22]Los trovadores argentinos llegarán hoy”.  Diario de la Marina. Año XCVII No. 365. Enero 1 de 1930. Pag. 10.

[23] Angel Rivero: Ob.cit. Pag. 47

[24] José Hernández Catá:  “María Cervantes no tiene piano”.  En revista Carteles.  La Habana, Cuba. 12 de junio de  1955

[25] Transcripción de un fragmento del documental “María Cervantes” de Roberto Fandiño. ICAIC.  1967.

[26] Oscar Luis López:  La radio en Cuba.  Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba. 1981. Pag. 82

[27] Diario de la Marina. La Habana, Cuba.  Abril 1 de 1930. Pag. 11.

[28] Sección “Música y músicos”. En Diario de la Marina.  Enero 10 de 1932. Pag. 6.

[29] Diario de la Marina. La Habana Cuba. Año 100 No. 103. Abril 12 de 1932.

[30] Diario de la Marina. La Habana, Cuba. Año 100  No. 103. Abril 12 de 1932.

[31] Diario de la Marina. La Habana, Cuba. Año 100.  No. 149. Mayo 29 de 1932. Pag. 6

[32] Diario de la Marina. La Habana, Cuba.  Junio 16 de 1932.  También: Hamilé Rozada: Ob. Cit. Pag. 56.

[33] Ramón Fajardo  Estrada:  Deja que te cuente de Bola.  Editorial Oriente, Santiago de Cuba. Año 2011. Pag. 44.

[34] Diario de la Marina. La Habana, Cuba.  Mayo 14 y 31, Junio 17 y  18 de 1932.

[35] “La Glorificación de la Variedad”. En Diario de la Marina.  Julio 30 de 1933.  Pag. 6.

[36] http://cubalaislainfinita.blogspot.com/2012/10/musicos-cubanos-aniversario-104-del.html

[37] Para amplia sobre estos hechos, consultar: Diario de la Marina.  25 de agosto de 1934. Pag. 2 y 30 de marzo de 1935. Pag. 2. También:  J.C. González Rebull: “La tragedia se ciñó a su canto”. En revista Bohemia, 11 de febrero de 1934.

[38] Hamilé Rozada: Ob.cit. Pag. 56

[39] Carmela de León:  Sindo Garay. Memorias de un trovador.  Ediciones Museo de la Música. La Habana. Año 2009. Pag. 175

[40] Oscar Luis López:  La radio en Cuba.  Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba, 1981. Pp. 318-321.

[41] Ramón Fajardo Estrada:  Deja que te cuente de Bola.  Editorial Oriente, Santiago de Cuba. 2011. Pp. 162 y 163

[42] Adriana Orejuela:  El son no se fue de Cuba. Claves para una historia 1959-1973.  Editorial Letras Cubanas.

[43] Angel Rivero:  Ob.cit. 52

[44] Ibidem, Pag. 287.

[45] Lino Betancourt:  La guaracha no es tan cubana. En  http://www.cubarte.cult.cu/es/article/36630

[46] Eugenio Pedraza Ginori:  Memorias Cubanas. Quietecito no va conmigo. Tomo 2. Año 2016.

[47] Raúl Nass:  “El fabuloso Bola de Nieve”, en La Prensa, Nueva York, 9 de septiembre  de 1956. Consultado en:  Ramón Fajardo Estrada:  Deja que te cuente de Bola.  Editorial Oriente. Santiago deCuba. 2011.  Pag. 115.

[48] Testimonio redactado en 1999 por María Antonieta Henríquez y recogido por Ramón Fajardo Estrada en:  Deja que te cuente de Bola (Pag. 62)

[49] Ramón Fajardo Estrada:  Deja que te cuente de Bola.  Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 2011. Pp. 294 y 297.

[50] Angel Rivero:  Ob.cit. Pag. 50

[51] Ibidem. Pag. 47

[52] Norosbaldo Morales

[53] Datos obtenidos en www.ancestry.com

[54] Carlos Guzmán: El artista del “Stork Club” en sección La gente se divierte. Revista Gente. 2 de abril de 1950. La Habana, Cuba. Pp. 42-43.

[55] http://jacoviche.blogspot.com/2016/11/el-compositor-puertorriqueno-noro.html  Citando a López, M. (2011). Noro Morales (1911-1964) en su centenario: Forjador de la escuela pianística boricua en la música popular caribeña. Recuperado de www.kooltouractiva.com

[56] https://www.youtube.com/watch?v=GOFvPYn5_xw

 

Alquízar, Cuba. Soy una apasionada de la historia de la música y los músicos cubanos, de la memoria histórica y de asegurar su presencia historiográfica en las redes. Me gusta la investigación. Trabajo además en temas de propiedad intelectual y derechos de autor. Escucho toda la música... y adoro....la buena. Desmemoriados... es la interaccción. Todos los artículos son de mi autoría, pero de ustedes depende que sean enriquecidos.

18 Comentarios

  • Jaime Jaramillo

    La mayoria de las personas conocian el nombre de Maria Cervantes a traves de la interpretacion de Noro morales y muy pocos sabian de la relacion familiar con el gran compositor y pianista cubano del siglo XIX, Ignacio Cervantes, Rosa se ha encargado de alimentar nuestra curiosidad y enriquecer nuestro conociminto de esta talentosa artista y compositora. No me canso de comentar que los escitos de Rosa demuestran gran capacidad investigativa, manejo excelente del lenguaje y uso de fuentes en una forma cohesiva. Gracias y espermos que siga escribiendo articulos de gran altura,

    Jaime jaramillo- Medeelin, Colombia

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias, Jaime. En Cuba, tengo la impresión, la mayoría conocíamos a María por ser hija del gran Ignacio Cervantes y por su desempeño como pianista y cantante peculiar, y menos o quizás muy pocos, supieran el vínculo de su obra con Noro Morales. Creo que lo dejo saber en el escrito. Me alegra que haya sido útil.

  • Jose Cabaleiro-Ascanio

    Eso si es una biografia! Que maravilla, cuanta informacion acuciosa e inteligente de una mujer extraordinaria. Rosa, ud es un tesoro.

  • Rosa Marquetti Torres

    Gracias, José. La verdad es que pienso faltan muchas cosas, porque siempre faltan cosas que una no alcanza a encontrar o no sabe. Por eso siempre invito a que de manera interactiva, todo el lector que tenga algo nuevo, lo aporte, para enriquecer el conocimiento de estas historias. Gracias por leer.

  • Sigfredo Ariel

    Grande Rosa, gracias por traer a la extraordinaria María Cervantes a tu blog, es decir, a la memoria nuestra.

  • Massarotti

    Gracias por todas esas informaciones de importancia tan desconocidas. Desde ahora cuando tocaré esa composición daté el titulo de «Tema de Maria Cervantés con variaciones de Norosbaldo Morales»
    Gracias señora

  • Rosa Marquetti Torres

    Hola! Gracias por leer y compartir. Al final, el productor convenció a Noro Morales de titular el tema MARIA CERVANTES, porque el otro le parecía demasiado largo. Así lo cuento en mi texto.

  • Jaime Diaz Olier

    Rosa, respetuoso saludo.
    Acabo de terminar tu libro «Desmemoriados» Historia de la Música Cubana. Ameno e impactante en lo que a esos hechos desconocidos, en la vida de tan apreciados artistas cubanos y extranjeros te refieres.Imprescindible para los melómanos, coleccionistas y en general, todo aquel que pretenda conocer algo mas de la música cubana y en la vida de tus referidos
    Intente vanamente acercarme en el pasado Barranquijazz (escribo desde Cartagena de Indias Col.) sin éxito. Hoy accedo accidentalmente a esta pagina y no he dudado en enviar estas notas para felicitarte por la obra y exaltar tu trabajo investigativo, que sin pretender levantar ampollas, deja sabores amargos al enterarnos del final de aquellos de quienes vanamente creímos que la fama y gloria era por siempre. Gracias por todo ello.

  • Rosa Marquetti Torres

    Muchas gracias por sus amables palabras, Jaime. Me alegra que le haya gustado el libro editado por La Iguana Ciega, de Barranquilla. Aquí en este, mi blog, podrá encontrar muchas más historias, porque en el libro está sólo una pequeña parte de todo lo que he escrito para mi blog Desmemoriados. Un abrazo desde La Habana para usted y la bella Cartagena!!!!

  • Sergio Santana

    Excelente texto e investigación. Desde hace muchos años tenía referencias de María Cervantes a través del homenaje de Noro Morales, en algunos libros se hacia referencia a la excepcional pianista pero ahora lo has complementado. Diferentes autores y biógrafos de Noro siempre manifestaban que el encuentro entre María y Noro se dio en Nueva York, pero aquí queda demostrado que fue en La Habana. Gracias por las aclaraciones y reitero mis feliciatciones. Van abrazos… Sergio Santana

  • Rosa Marquetti Torres

    Gracias, Sergio! Se han podido documentar,al menos, dos viajes de Noro Morales a La Habana. María Cervantes estuvo en Nueva York, según evidencias documentales, en 1929. En ese año, Noro Morales tendría 17 años. Al menos yo, no he podido encontrar evidencias de otros viajes de la Cervantes a USA. Lo cual no quiere decir que no los haya realizado, pero la fuente que cito afirma que fue en La Habana donde María mostró partituras de sus piezas a Morales. Por cierto, Max Salazar en su artículo sobre Morales no menciona la pieza «María Cervantes». Eso me llamó la atención. !Sería maravilloso si algun lector de DESMEMORIADOS puede aportar más sobre el encuentro de María Cervantes y Noro Morales!

Deja un comentario