CINE,  MUSICOS,  PERCUSIONISTAS

“Soy Cuba”. Tres historias sobre su música… Medio siglo después-Pello el Afrokán

Se iniciaba el mes de abril  de 1963 y Tropicana, tras un espectáculo de transición, estrenaba “Senseribó”, el nuevo show que uniría en la pista del salón Bajo las Estrellas, entre otros, a Caridad Cuervo, Paulina Alvarez, María de los Angeles Rabí, Miguel Angel Ortiz, Roberto Barceló y Pello el Afrokán, considerado para entonces una emergente revelación de la percusión cubana.  Con apropiaciones artísticas de la ritualidad afrocubana, especialmente abakuá, con énfasis en unos diseños que reinterpretaban su simbología, Senseribó resultaba a la vez un espacio ideal para que un joven llamado Pedro Izquierdo Afrokán proyectara desde ese escenario y ante un público diverso sus dotes como estilista de la percusión.  Pero sobre todo, resultó la vía expedita para que él mismo, sus tambores y una recreación de alguno de los cuadros de ese show aparecieran en el filme Soy Cuba.

La irrupción arrolladora y polémica de Pello el Afrokán en la escena socio-musical cubana estaba próxima a ocurrir y tuvo un hito importante precisamente en la aparición del percusionista y sus tambores en las primeras escenas deSoy Cuba, como constatación de la mirada asombrada y –lo digo sin dudar- matizada de un folklorismo restrictivo, con que el equipo de realización del filme asumía lo visto y oído. Asistir al espectacular “Senseribó” en Tropicana fue mucho más de lo que podían imaginar, y aportó quizás lo que faltaba para cerrar esa escena lúdica con la que aquellos soviéticos se imaginaban un  caribeño pasado burgués y clasista para la Isla. La profusión de íremes y tambores, de modelos que con su vestuario  recreaban la simbología ritual afrocubana,  y la expresión musical lidereada por Pedro Izquierdo Afrokán y sus tambores, llevaron a Soy Cuba, en un espacio mucho más pequeño, y no sin cierto abigarramiento,  la esencia de lo que por esos días pasaba por la pista del cabaret Tropicana. De alguna manera, Soy Cuba se anticipó al éxito arrasador que conquistaría  Pello El Afrokán y lo haría tan popular como los indiscutiblemente populares entonces (recordemos que según reza la leyenda, Pello se encargó él mismo de sembrar en la memoria colectiva tal afirmación).

Todo fue cuestión de meses:  a inicios  de 1963, Pello no alcanzaba aún los niveles de popularidad que consiguió meses después; luchaba en febril quehacer por concretar lo que tanto deseaba: formar una gran banda de tambores. La idea en sí misma no era original, pues tenía como antecedente inmediato la creada por el santiaguero Enrique Bonne en 1962.  Y es que comenzaban entonces a proliferar formaciones musicales con predominio de instrumentos de percusión, lo que pocos años después iría en aumento.  Bonne, desde su Santiago de Cuba, se había propuesto desprejuiciar la mirada popular hacia el tamborero, el tumbador, el conguero, “…sacar la percusión de esa cosa callejera, porque en realidad la gente rechazaba la percusión (…) lo veía como lo último, no le veían con importancia.”[1] Pero Pello quería lo mismo y a la vez, otra cosa:  su gran aporte sería sumar a ese conglomerado de tambores, la brillantez de los metales. En lo personal, y en esto de andar por los escenarios tumbadora en ristre, ya tenía un camino recorrido cuando en 1945, con sus escasos doce años, actuó en el Teatro Martí, junto a sus hermanos Roberto y Gilberto.  Se dice que en 1959 formó un pequeño grupo, sin mayor trascendencia, y que a la creación de la Escuela Nacional de Arte, fue llamado  para participar como instrumentista en las  clases de danza y percusión.

Escenas del filme «Soy Cuba» – Pello el Afrokán (1963)

En esos momentos en que se está produciendo Soy Cuba, Pello dirigía el llamado Coro Instrumental de Percusión del Sindicato de la Construcción, ensayaba y se presentaba en diversos espacios, y con el que terminaría por lograr su sueño al introducir importantes innovaciones que generarían un nuevo ritmo.    En julio de 1963 Afrokán pone a la consideración del público el mozambique, aunque la apoteosis total la alcanza en 1964.  Es precisamente también en 1963, aunque no aparece en los créditos, que filma las escenas para Soy Cuba, que tiene su estreno en julio de 1964, en Santiago de Cuba.  Para los primeros días de octubre de 1963, ya se menciona en la prensa a Los Tambores del Afrokán como parte del elenco del Festival de Música Colonial Cubana que se presentó en la Plaza de la Catedral a los participantes en el VII Congreso Mundial de Arquitectos, celebrado en La Habana con una gran repercusión mediática internacional, lo que indica que el trabajo de Pello iba alcanzando ya cierta notoriedad. 

En 1964 los carnavales habaneros eran todavía un hecho cultural.  Pello dirigió y tocó en  el grupo del Sindicato de la Construcción, que exhibió una de las carrozas de mayor belleza y originalidad en todo el paseo.  Pero también, a iniciativa del coreógrafo y bailarín Guanari Amoedo, y con la mirada y el accionar de jóvenes dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) ocurrió lo inesperado: de pronto Pello se ve como director musical  de la comparsa de los universitarios, conocida como La Comparsa de la FEU, famosa en esos años por su ímpetu y originalidad. Ese año, Silvano Menéndez tuvo a su cargo la coreografía, a partir de los pasos indicados por Pello.[2]   La subida de El Afrokán y sus tambores a la Colina Universitaria y su descenso con la comparsa de la FEU y los estudiantes y el público que se sumaba arrollando por toda La Rampa, resultó espectacular,  era más que simbólica por esos días y vaticinaba la asunción general de una libertad expresiva y polícroma que haría temblar los cimientos más sólidos en lo socialmente acostumbrado. Vivíamos una atmósfera reivindicativa  en términos socio-culturales que traía a primeros planos los elementos raigales de nuestra nacionalidad.  Adriana Orejuela enumera, acertadamente, una serie de eventos que se realizaron a partir de 1959 en esta proyección:  “La realización del Primer Festival de Arte Nacional; los escritos de Ramiro Guerra sobre la necesidad de reivindicar el arte negro; los bailes populares en la Avenida del Puerto; el pueblo con sus orquestas preferidas en los más exclusivos hoteles y clubes; el Departamento de Folklore de la Biblioteca Nacional; el Teatro Nacional de Cuba; la labor ode divulgación de las expresiones de la cultura popular impulsada por Argeliers León y Odilio Urfé; la campaña contra la discriminación racial; los íremes abakuá por las pantallas televisivas y en los espectáculos teatrales; el estreno de  El milagro de Anaquillé y La Rebambaramba, de Amadeo Roldán y Alejo Carpentier; el Conjunto Folklórico Nacional y el Instituto de Etnología y Folklore; la comparsa El Alacrán el cabildo Efik Yaguaremo y Los Muñequitos de Matanzas tocando en el antiguo Auditorium durante el Festival de Música Popular…. son elementos que sumados a otros […] constituyen la base que sustenta y abre paso a la irrupción del mozambique.”[3] 

Según los cronistas de la época, en aquel carnaval de 1964 se desató la locura nacional que fue el mozambique y que, como tal, trascendió el marco del carnaval y llegó a instalarse en los espacios para bailes populares, la televisión, la radio.  Las notas del longplay que EGREM sacó  al mercado alrededor de 1965 bajo el título deMozambique, reseñaban: “Usted enciende la radio y al poco rato le anuncian un mozambique.  Usted va a tomar la guagua y en la victrola de la esquina suena un mozambique. Usted sintoniza un programa de televisión y aparecen unas bellas muchachas bailando un mozambique. Usted sale dar una vuelta por ahí y es muy difícil que no se tropiece con alguien que va silbando un mozambique.  Es una plaga, una fiebre, un delirio, una locura…”[4]

El mozambique se propagó como un auténtico virus musical, gozable, mutante, imitable y polémico. Pudo disponer de la mayor difusión mediática, pues nada pudo ser más oportuno para capitalizar la atención popular hacia una músicaauténticamente cubana,  en momentos en que desde algunas atalayas poderosas se ponían todos los empeños para cercenar el camino de todo lo que fuera o sonara foráneo. Pero sería  ingenuo pensar y más aventurado afirmar que el respaldo y la aceptación popular del mozambique fueron el resultado de un proceso de construcción inducida, nada más lejos de lo que en realidad ocurrió:  su nacimiento había sido bendecido de inmediato por las caderas y  los pies de los bailadores, y a mi juicio, cualquier manipulación del mozambique en favor de un proyecto o una idea extramusical predeterminada ocurrió invariablemente después que el Afrokán conquistara el favor popular, lo cual, insisto, en nada disminuye ni demerita  la enorme simpatía y desbordada popularidad que alcanzó, muy a pesar de enfoques clasistas y abordajes oportunistas que discutían su espacio en esos años.

 María Caracoles  (Pello en la TV Cubana)

En lo visual, la banda y el Afrokán mismo eran muy carismáticos: su atuendo -en especial su traje blanco impoluto, su barbita puntiaguda y escasa, su pachanguita –sí, muchachos, que ese sombrerito que remata hoy las cabezas de Descemer Bueno, Adrián Berazaín y muchos otros no se inventó ahora!!!- , sus zapatos blancos y los peinados deLas Afrokanas-,  se puso rápidamente de moda en los estratos más populares.  Un acierto indiscutible fue situar en elfront line de la orquesta a Las Afrokanas, seis chicas jóvenes, polícromas, diferentes entre sí, bien plantadas y fieles exponentes, junto al mismo Pello, de los pasos del mozambique:  primero Daysi, y después Meche, Margot, Hildita, María Ofelia y Norah Flavia, eran las encargadas de mostrar cómo se bailaba el Mozambique, mientras que Pello dirigía aquella batería inmensa de tambores, campanas, trompetas, trombones y voces.  Los primeros cantantes de la banda de Pello el Afrokán fueron Omar Céspedes, Evelio Landa –también compositor- e Ignacio Aymet –el mismo “Richard” de Los Diablos Melódicos-.  Hoy valoro como importante el hecho de que el mismo Pello haya explicado en detalle las características de su mozambique:  “Los tambores con los que yo debo tocar el nuevo ritmo son básicamente cinco[…] yo les llamo en lengua lucumí oloddu-mare.  En ellos ejecuto el floreo o quinteo indispensable […] Y en su base central se repite, en forma de adorno musical, los golpes fundamentales del Mozambique. Estos golpes siempre están presentes en seis tambores que son tocados por tres tamboreros. […] es lo que realizo en mis cinco tambores, pero enriqueciendo aún más el ritmo, con ideas inspirativas que surgen del floreo constante que llevo sobre el ritmo básico […].  Los doce tambores restantes que se tocan, se identifican de este modo de izquierda a derecha:  el primero produce nueve golpes ligados a dos golpes del tambor que le sigue, el tercero tres a contratiempo, mientras el sexto logra el golpe del primero. Hay tres percusionistas.,  Cada uno toca dos tambores, completando el grupo total de doce.  Estos muchachos producen una liga de sonidos que son necesarios al baile, que se mezclan, en definitiva, con el floreo de los cinco tambores centrales….El bombo, que realiza la función del contrabajo, redondea y ajusta el ritmo Mozambique… Los hierros –tres campanas y una sartén- dan alegría al ritmo, haciendo el efecto de dos claves, una a tiempo y otra a contratiempo […] los cantantes van apoyados en la percusión, mientras la melodía de las letras la van repitiendo los metales: trompetas y trombones”.[5]

Cuando quería resumir, Pello decía que el Mozambique era una especie de combinación de golpes de distintos ritmos:  rumba abierta, columbia, seis por ocho, el bonkó enchemiyá, el kuchi yeremá, el ekón de los abakuá y el redoblante de la conga.[6]

 Pello en el apogeo de su fama

En momentos de eclosión social y de ruptura de límites que se consideraban sempiternos, Pello legitimó a escala nacional el tambor, ese toque tan temido desde tiempos ya lejanos, pero que, al decir de Rogelio Martínez Furé, voz autorizada donde las haya, fue siempre “…el más perseguido y es el más reverenciado de nuestros instrumentos, pero siempre, el que produjo en lo más recóndito de todos los cubanos un estremecimiento, un refluír violento de sangre por el cuerpo”[7].  El mozambique representó, en síntesis, la consagración definitiva de la percusión en cueros y metales en el espacio musical mediático de la Isla.

Como autor, El Afrokán dotó al mozambique de un amplio repertorio propio: le cantó a la mujer, a lo cotidiano, al baile mismo, a personajes populares como María Caracoles –de la autoría del Afrokán y Pío Leyva-  y Tom Piley; homenajeó a íconos que devinieron inspiración personal, como es el caso de Arañaquiñá, dedicada a Chano Pozo y uno de los últimos temas que grabara Afrokán; y hasta puso el mozambique en función de convocatorias socio-políticas, como fue el caso de su apropiación de Arrímate pa’cá, de Juanito Márquez, trastocándolo, no más ser estrenado, y ante el asombro de su autor, en Mozambique de la caña, modificando totalmente su letra, manteniendo intacta su línea melódica y volviéndolo peculiar convocatoria para marchar a los cortes de caña.   Pero aquí también hubo contagio, pues algunos autores de otros géneros muy diferentes no dudaron en sumarse al ritmo de moda. Quienes más acompañaron creativamente al mozambique fue la gente del feeling:  al binomio Piloto y Vera pertenece uno de los mozambiques más rotundamente populares:  Qué es esto que llega; por su parte, Ricardo Díaz suscribióMozambique en carnaval y El santo del encargado; y  Frank Domínguez –sí, el mismo de Imágenes y Tú me acostumbraste– compuso Coja el paso.  Además, Pello incorporó también ciertas versiones de temas muy conocidos, como  el bolero Herido de sombras, de Pedro Vega popularmente marcado para los románticos por la versión increíble del Chino de Los Zafiros; y un clásico mundial de todos los tiempos: St. Louis Blues.

En 1965 El Afrokán lleva su mozambique hasta el mismísimo París, como parte del Music Hall de Cuba, que organizara el francés Bruno Coquatrix, director y propietario entonces del Teatro Olympia y promotor de la música cubana en Francia.  Siempre vamos a lo grande y aquí, no fue menos:  una delegación de ciento veinte personas, entre músicos, bailarines, coreógrafos y cantantes tomaría por asalto el afamado teatro parisino el jueves 19 de agosto, precedidos de una incesante campaña publicitaria.  Desde la perspectiva, leemos estos nombres hoy, y resulta admirable saber que todos estuvieron allí, juntos, en un gran show dirigido por Rogelio París y Tony Taño: Elena Burke, Bola de Nieve, Celeste Mendoza, Los Papines, la orquesta Aragón, Los Zafiros, José Antonio Méndez, Enriqueta Almanza, Georgia Gálvez, el Conjunto Experimental de Danza dirigido por Alberto Alonso con su ballet El solar… y Pello El Afrokán y sus tambores, con ellos y siendo parte del éxito rotundo que lograron los cubanos en la ciudad del Sena. París también le deparó la suerte de poder tocar con quien dicen era su primo: el gran Mongo Santamaría ¡Fue mucho para él!

Y el cine cubano, testigo y partícipe de esos años,  también reflejó el fenómeno popular del mozambique y se acercó a la figura de su carismático creador. Si en Soy Cuba, la presencia de El Afrokán viene a ilustrar una idea lúdica y folklorista a ultranza, su inserción en otras producciones del ICAIC realizadas en medio de la apoteosis popular en torno al mozambique, adquiere otro significado.  Nicolás Guillén Landrián, con una incisiva y muy personal intervención en el reflejo de lo popular en el cine cubano, acudió también al mozambique y en unos escasos seis minutos se detuvo a registrar y hasta pensar, desde su óptica, una estética del bailador y su entorno lúdico circunstancial, muy cercano, a mi juicio, a la imagen reflejada en “PM”, el corto de Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante.   Esa función peculiar que le adjudicó a los temas de Pello El Afrokán está reflejada  en su corto Los del baile (1965). 

Pincha aquí y podrás ver el corto «Los del baile» (1965)

Sólo la tremenda popularidad de Pello y su nuevo ritmo,  y el sentimiento generalizado de libertad conquistada en esos años iniciales de la década de los 60, explica la presencia fugaz del mozambique en Memorias del Subdesarrollo(1968), del gran cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea.   Aquí, la música del Afrokán y las  imágenes que generaba pueden tener, a mi juicio, un significado polisémico, según la procedencia de las miradas hacia y desde el filme, pero sobre todo a partir de la propia visión del director al interior de su obra y al entorno que está tratando de aprehender y reflejar.  En lo personal, nunca sabré si a  Titón le gustaba del mozambique. También es para mí una incógnita el modo en que habría recibido íntimamente esa realidad otra que ilustraba como emergente, con el mozambique como música de fondo, en  la que sería su obra más relevante.

La discografía primigenia  de Pello El Afrokán registra siete discos de vinilo de larga duración, grabados todos bajo el sello Areíto (EGREM) y en plena ebullición de su popularidad;   si bien en su inmensa mayoría se trata de la discografía misma del mozambique, con la reiteración de algunos temas,  se destaca en uno de estos fonogramas el trabajo realizado por Pello en el rescate y fijación sonora de las congas de los barrios pertenecientes a las más famosas comparsas tradicionales del carnaval habanero: El Alacrán (del Cerro), La Jardinera (de Jesús María), Los Dandys (de Belén); Los Marqueses (de Atarés), La Sultana (del barrio de Colón), Los Componedores de Batea, Las Bolleras…  Pello homenajeó el origen callejero y festivo del mozambique y tuvo la posibilidad, probablemente, de contar con la participación y asesoría de muchos personajes que aún vivían y que fueron protagonistas de aquellas comparsas y  de los mejores años de esos festejos populares en la capital.  En ello, y en la interpretación de los tambores del Afrokán, radica la importancia de este registro.[8]

El mozambique traspasó fronteras y su impacto internacional fue más allá de Soy Cuba y del Music Hall en París.  En los mismos momentos de su vertiginoso auge en Cuba,  en 1965, el pianista Eddie Palmieri grababa en Nueva York su polémico LP Mozambique, donde intentó establecer un vínculo originario entre el ritmo del Afrokán, el mambo y la conga cubana y difundió su versión de María Caracoles, al punto de que algunos investigadores tratan de fijar similitudes y diferencias entre el mozambique creado por Pello en La Habana, a partir de la clave de la rumba, y el interpretado por Palmieri en Nueva York, sobre la base de la clave del son, e imitado por otros músicos, que discuten aún hoy sobre un posible “mozambique estilo New York”.[9]

Afrokán inspiró e influyó también en Carlos Santana, quien grabó, con éxitos de ventas, su versión de  María Caracoles y hasta hoy la mantiene en algunos de sus conciertos.  En 1977 Pete & Sheila Escovedo incluyen  Azteca mozambique en su LP “Solo Two”y el percusionista puertorriqueño Cachete Maldonado y su grupo Batacumbele, grabaron su versión de  La pillé.  Pello mismo, en persona, recorrió muchos países llevando la alegría y rotundidad de su ritmo.  Sin embargo, como ocurrió a muchos músicos cubanos, fue víctima de su propia circunstancia epocal.  El auge  de su mozambique ocurre en momentos donde no pudieron ser frecuentes los intercambios personales entre los músicos que vivían en la Isla y sus iguales en Norteamérica y por ello la expansión internacional del mozambique no repercutió en beneficios económicos significativos  que refrendaran su éxito . 

Durante la década de los sesenta  el ambiente musical se caracterizó por la aparición de  nuevos ritmos, como elpacá de Juanito Márquez, el pilón de Enrique Bonne y Pacho Alonso, el dengue de Pérez Prado popularizado en Cuba por Roberto Faz y su conjunto; sin embargo, la fiebre del mozambique duró varios años, y aquí sí las diversas manos que tejían y destejían sin cesar, como Penélope, los hilos mediáticos, tuvieron mucho que ver con la prolongación de su permanencia. Al Afrokán se le permitió lugares destacados en programas de televisión, como Ritmos de Juventud, dirigido de manera elocuente a los segmentos más jóvenes de la teleaudiencia.   También su presencia fue más que recurrente en muchos programas de radio y otros espacios televisivos.  Una profusa iconografía relacionada con los medios de prensa ha preservado para la historia la imagen del Afrokán.  Pello quiso y se dejó querer por el poder mediático, pero ni más ni menos que lo que ocurre y ocurrió hoy y siempre con artistas que llegan a alcanzar renombre.  Cercano el fin de la década de los sesenta, quizás consciente de lo que se avecinaba,  Pello quiso refundar su mozambique, y los que asistieron al show que en 1972 encabezaba en el cabaret Parisién del Hotel Nacional  pudieron constatarlo. Afrokán sabía dirigir grupos de numerosos percusionistas y bailarines y manejaba como pocos, los entresijos de las producciones musicales carnavalescas.

Pero ya para entonces no se pudo impedir que la escena musical bailable en Cuba se “contaminara” con las influencias foráneas, Beatles incluídos.  Teniendo a mano el son, unos músicos que se sembrarían en el favor popular comenzaron  a estremecerla  con nuevas y contundentes sonoridades: Juan Formell desde la orquesta Revé y luego con sus Van Van, lanzaría el songo y crearía con ello una verdadera legión de adoradores.   Con Formell, Chucho Valdés e Irakere, camuflando el jazz que a todos sus integrantes les corría por las venas,  revolucionarían para siempre el bailable y la música popular en general.

Y el mozambique no pudo resistir. Lo que comienza termina y poco a poco, Pello, su banda, las afrokanas y su mozambique pasaron a formar parte de una amable memoria colectiva.  Parafraseando al trovador, el tiempo, el implacable, se encargó de ir desdibujando su figura de blanco impoluto al frente de su banda con ímpetu rector y marcando, seguro y desafiante,  los pasillos de su mozambique. Afrokán vivió intensamente su realidad y llegada la hora de los recuerdos, alimentó la admiración de innumerables percusionistas que desde todas partes del mundo peregrinaban hacia La Habana para beber en el magisterio de sus manos y su ritmo.

El lunes 11 de septiembre del 2000 Pedro Izquierdo Padrón, que había nacido un 7 de enero de 1933 en el corazón del habanero barrio de Jesús María acunado con el trepidar de los tambores, se marcharía de este mundo, tras perder la batalla contra el cáncer. De este modo, treinta y siete años después de su anónimo debut en Soy Cuba, Pello El Afrokán se instalaría definitivamente en el panteón de los mitos en ese espacio  que solemos denominar lo cubano.

PELLO EL AFROKAN. DISCOGRAFIA APROXIMADA
En LPs vynil

LD-3144 Pello el Afrokan y su ritmo Mozambique Areíto (Año 1964)

A1       Mozambique

A2       Centro De Cuba        

A3       Herido De Sombras  

A4       Me Encontraras        

A5       Nace En Cuba El Mozambique        

A6       Mozambique Internacional

B1        Que Es Esto Que Que Llega  

B2        Mozambique En Carnaval   

B3        Se Formo El Tiqui Tiqui        

B4        Corta Y Clava

B5        El Mozambique        

B6        China Baila El Mozambique

LD-3187 Mozambique – Areíto (Año 1965)

A1 María Caracoles

A2 Camina como cómico

A3 Con Tom Piley

A4 Coja el paso

A5 Oye no volveré contigo

A6 Pancho, eso no lo sé

B1Mozambique en Venezuela

B2 Arrímate Pa’cá

B3 Ahora sí

B4 Lo bailo solo

B5 Amelcochao

B6 El mozambique llegó a París

LD -1034 Pello el Afrokán y su ritmo Mozambique – Areíto Cubartimpex* (1964) Editado también como Areíto LD-3244

A1       Mozambique

A2       Ritmo maravilloso    

A3       Herido de sombras   

A4       Digan lo que digan   

A5       St. Louis Blues           

B1        Que es esto que llega          

B2        Mozambique internacional

B3        Me siento feliz          

B4        China baila el mozambique

B5        Arrimate pa’ca

LD-1043 Mozambique a bordo – Areíto Cubartimpex (Año 1965)*

A1       Maria Caracoles        

A2       Lo bailo solo

A3       Pancho eso no lo se

A4       Mozambique Fenomenal     

A5       Ahora sí         

A6       Coja el paso  

B1        Camina como cómico           

B2        Feliciano Reformado            

B3        El mozambique de La Rampa          

B4        Amelcochao  

B5        Oye no volvere contigo        

B6        El mozambique llego a Paris

LP-4122 Pello el Afrokán. Un Sabor que canta – Areíto – 196? (Reeditado en CD por Vitral Records en 1989 – Vitral Records ‎– VCD 4122)

A1       Chango en Belén      

A2       La pille           

A3       La niña no niene ná

A4       Arañakiñá      

B1        Mozambique

B2        Son Cali Caribe         

B3        Camina como cómico           

B4        Mexico D.F    

LD-4365 Areíto-EGREM

A1 El mozambique

A2 Ileana quiere chocolate

A3 María Caracoles

A4 Qué es esto que llega

A5 Se formó el tiquitiqui

A6 Oyeme

B1 Mozambique internacional

B2 Camina como cómico

B3 Jacilitín y Pepe

B4 La pillé

B5 Y qué voy a hacer

B6 Arañaquiñá

LP-4471 – Congas por los barrios – Areíto EGREM 1988 (Productores:  Jorge Berroa y Pedro Izquierdo “Afrokán”)

A1 Cómo comienza la conga.

A2 Las Jardineras (Jesús María)

A3 Los Dandy7s (Belén)

A4 Los Marqueses de Atarés

A5 Los Dandys (Belén)

A6 El alacrán (Cerro)

B1 Yo soy tambor

B2 Los Guaracheros/Los Componedores

B3 Las Bolleras/Las Jardineras

B4 Toque la conga

B5 Mamita, Las Jardineras, La Sultana

B6 Como comienza, termina

LD-Z-556   Mozambique Vol. 2: Arrimate pa’ca – Zombie Records (Año 1988)

A1       Arrimate pa’ ca         

A2       China baila mozambique     

A3       Herido de sombra    

A4       Me siento feliz          

A5       Con Tom Piley           

B1        Digan lo que digan   

B2        Camina como cómico           

B3        Lo bailo solo

B4        Coje el paso  

B5        Ahora sí

En Extended Plays 7”**

EFG-831  Pello El Afrokan ‎– Dansez Le Mozambique – Vynil EP 7” – Sello La Voix de Son Maître – Francia (Año 1965)

A1       Mozambique

A2       Mozambique Internacional

B          Digan lo que digan

EP-¿? Areíto EGREM (no se ha podido localizar la referencia)

A1 Cayó timba en la trampa

A2 Sabes, no puede ser

B1 Nada ganas

B2 Soy tahonero

En 45 rpm vynil**

EGREM-45-2486         María Caracoles / Ahora sí

EGREM-45-2599         Oye te llamo así / Ileana quiere chocolate

En recopilatorios

LD-3249   Sorpresa Musical  (con el tema “María Caracoles”) Areíto EGREM.

CD-0016   De Cuba: su música. Vol. II (con el tema “María Caracoles”) EGREM-1992

CD-0659   El Gran Tesoro de la Música Cubana. Vol. III (con el tema “María Caracoles”) EGREM 2004

CD-0793   Dónde vas, Domitila: La música de Ricardo Díaz (con el tema “Mozambique fenomenal”) EGREM 2007

CD-1000-1 45 D’lujo. Vol. I (con el tema “Qué es esto que llega”) EGREM -2010.          

*Las referencias bajo la marca CUBARTIMPEX estaban destinadas al mercado internacional y tenían diseños diferentes a las referencias nacionales de la marca AREITO,  que replicaban.

** Se incluyen los que se han podido localizar en este formato.

NOTAS

[1] Entrevista a Enrique Bonne, por César Pagano y Adriana Orejuela, Cali, Colombia, 27 de diciembre de 1997. En: Orejuela, Adriana: El son no se fue de Cuba.  Editorial Letras Cubanas. La Habana, 2006. Pag. 216

[2] Adriana Orejuela:  El son no se fue de Cuba. Editorial Letras Cubanas, 2004. Pp. 253-254

[3] Adriana Orejuela: Obra citada. Pp.257-258

[4] EGREM LD-3187 “Mozambique”.  También fue publicado, bajo el sello CUBARTIMPEX (EGREM para exportación) con el título de “Mozambique a bordo” y referencia LPA-1043

[5] A. Castillo: “Esto es Mozambique. ¡Afrokán explica cómo se tocan sus tambores!” En Bohemia. Año 57 No. 3, enero 15 de 1965, pp. 56-57 (Tomado de: Adriana Orejuela, obra citada).

[6] A. Piñeiro: “Ton, qui, pa. Entrevista a Pello el Afrokán”. En revista Cuba Internacional, Año IV., No. 37. Mayo de 1965. pp.24-25.

[7] Rogelio Martínez Furé:  Diálogos imaginarios. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1997. P. 194.

[8] Areíto EGREM LD-4471

[9] «The History of the New York-Style Mozambique,» Andy Gonzalez interviews Manny Oquendo. En Facebook. Unlocking Clave

FUENTES CONSULTADAS

  • Entrevista de Julio Ramos a Livio Delgado. En www.lafuga.cl
  • Adriana Orejuela: El son no se fue de Cuba. Editorial Letras Cubanas.  La Habana. 2006
  • www.herencialatina.com
  • Luis Tamargo:  Pello el Afrokán: el sabor que canta. En La Opinión. Los Angeles, CA.
  • Radamés Giro: Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana. Editorial Letras Cubanas. La Habana.
  • Catálogo Discográfico EGREM-Areíto.
  • Revista Cinema 1963 y 1964
  • www.discogs.com
  • Archivo EGREM

©  Rosa Marquetti Torres

Alquízar, Cuba. Soy una apasionada de la historia de la música y los músicos cubanos, de la memoria histórica y de asegurar su presencia historiográfica en las redes. Me gusta la investigación. Trabajo además en temas de propiedad intelectual y derechos de autor. Escucho toda la música... y adoro....la buena. Desmemoriados... es la interaccción. Todos los artículos son de mi autoría, pero de ustedes depende que sean enriquecidos.

Un comentario

  • Humberto

    Me resulta curioso que, tomando en cuenta su popularidad en una etapa, muy poco ha sobrevivido del mozambique como música. Creo (quizás me equivoco) que ni remotamente la trascendencia de la música de Pello ha alcanzado el nivel de otros de la misma época, como Los Zafiros, por ejemplo. Coincido en que el mozambique fue primero un impacto musical y enseguida (en ese orden) fue adoptado políticamente para "contrarrestar" los "ritmos del enemigo" que llegaban (aunque al final esos "ritmos del enemigo" pasaron el filtro de la posteridad, algo que no logró con idéntica suerte el mozambique, en mi criterio). ¿Marcó una etapa? Sin dudas: como fenómeno controvertido, generó tantos seguidores como detractores (y un buen puñado de manipuladores). Pero creo que el mozambique tampoco escapó a esa especie de karma fugaz de la mayoría de los ritmos creados en esos años, y que pese a la furia con que se les acogió, hoy apenas son evocados.

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