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CARLOS VIDAL BOLADO. Algo sobre su vida musical…

(Fragmento del libro inédito “Carlos Vidal Bolado, el desconocido. Un cubano en el reino del jazz” (Título provisional), de  Rosa Marquetti Torres)

Son muchos los momentos en la vida de Carlos Vidal Bolado, que le bastarían para ocupar un lugar en la historia cubana del latin jazz.  Su presencia en Nueva York durante la década de los 40 fue decisiva en aquellos primeros años de esta  maravillosa historia de seducción, encantamiento y maridaje entre la música cubana y el jazz.

Carlos Vidal Bolado.  Década de los 50. Los Angeles. Foto: Cortesía de la  familia Vidal de California. 

Carlos Vidal Bolado habría nacido el 2 de julio de 1914, en algún lugar de la provincia de Matanzas, que rápidamente dejó atrás para probar fortuna en la capital habanera.  Las primeras –y muy brumosas-  noticias sobre su vinculación a la vida musical capitalina lo asocian, presumiblemente, al Conjunto Afrocubano de Santos Ramírez; en algún momento, a la orquesta Casino de la Playa y al ámbito de las comparsas del carnaval habanero. Pero nada de esto ha podido ser verificado debidamente.

Tras este paso por La Habana, Vidal Bolado seguiría la ruta de muchos otros músicos cubanos que desde la década de los 30 tentaban la suerte en los Estados Unidos.   Carlos Vidal Bolado estaría entre los primeros percusionistas que llegaron  en los mismos inicios de los años 40, precedido únicamente por unos pocos que se asentaron en Nueva York, como los timbalerosTony “El Cojito” Escollies y José Montesinos –mentor este último del entonces adolescente Tito PuenteAlejandro Ramírez, el bongosero que Mario Bauzá consiguió incorporar por algún tiempo a la banda de Cab Calloway; el bongosero Chino Pozo, que arriba a Nueva York en 1937; Diego Iborra y Guillermo “Bill” Alvarez, que se cuentan entre los pioneros en tocar con jazzistas afroamericanos.

Carlos Vidal Bolado, Chocolate, Lilón y Pablito: The Black Cuban Diamonds, en 1943.

Pero Vidal Bolado está en Norteamérica antes que Chano Pozo, Mongo Santamaría, Francisco Aguabella, Cándido Camero, Patato Valdés….  Según la revista Billboard, en marzo de 1943 aparece en el club Havana-Madrid junto a Lilón y Pablito en la agrupación The Four Cuban Diamonds, como tumbador, bailarín y cantante.  Pero hay indicios de que pudo estar ya en Nueva York incluso antes, en 1941.  Sus dotes de buen tumbador le sirven a Vidal Bolado de carta de presentación y José Curbelo lo llama para tocar y grabar con su orquesta, que entonces integraban también Tito Puente y Tito Rodríguez, con la cual graba temas considerados entre las primeras manifestaciones del mambo en Nueva York.  Su aporte es rotundamente reconocido por algunos investigadores  que han estudiado esta etapa, como Ellen Kosoff y John Storm Roberts.

De esa época son también algunas grabaciones de la orquesta de Anselmo Sacasas, donde los créditos mencionan a Carlos Vidal Bolado en la tumbadora.

 
 Machito y sus Afrocubans. Carlos Vidal Bolado con su conga, en el extremo derecho. Ca. 1946. Fotograma de corto filmado por la Columbia Pictures.

En 1946 Vidal Bolado está ya con Machito y  los Afrocubans, donde permanece hasta finales de 1948.  Según muchos estudiosos,  con él se integra la tumbadora de manera estable a la sección rítmica de la banda, hecho considerado por algunos como un hito en el camino de la fusión  del jazz y los instrumentos de percusión afrocubana.

Machito y sus Afrocubans. Delante, de izquierda a derecha: Graciela, José Mangual y Machito. Detrás, Carlos Vidal Bolado, Ubaldo Nieto y al piano, René Hernández.  Nueva York, 1946. 
Foto: William Gottlieb. Colección W. Gottlieb en www.loc.gov

El famoso reportero William Gottlieb inmortalizó  a la banda de Machito en su imprescindible colección de fotos del jazz entre 1938 y 1949.  La peculiaridad del desempeño de Vidal Bolado, así como del instrumento mismo, llamaron su atención y quedaron reflejados en el trabajo fotográfico de Gottlieb y también en un artículo que publicara en la revista para la que trabajaba, Down Beat, donde vaticina la incidencia de orquestas como la Machito en lo que estaba ocurriendo en ese momento en la escena jazzística neoyorkina.

Sesiones de grabación en 1947, estudios RKO, para el sello SMC.  Al centro, Carlos Vidal junto a un risueño Chano Pozo. En la misma fila:  Arsenio Rodríguez, Miguelito Valdés, Gabriel Oller y  Machito.  Sentados al centro Tito Rodríguez y Olga Guillot. En el extremo derecho, Mario Bauzá, junto a René Hernández.

En 1947 tienen lugar las que se consideran las primeras grabaciones comerciales de rumbas, columbias, guaguancós y temas abakuá bajo el título de Ritmo Afrocubano 1, 2, 3 y 4.  Las produce Gabriel Oller para el sello Spanish Music Center (SMC) y las protagoniza Chano Pozo, junto a peculiar piquete donde destacaban Carlos Vidal Bolado, Arsenio Rodríguez en el tres, Miguelito Valdés, Kiki Rodríguez (hermano de Arsenio), el boricua José Mangual.  Estos dos discos de 78 rpm salen al mercado en 1949, tras la trágica muerte de Chano Pozo, de conjunto otros dos, donde Vidal Bolado era la figura principal.  Se desconoce la fecha exacta de las grabaciones de Vidal Bolado, pero cabe suponer que la desaparición de Chano truncó el proyecto completo de la casa discográfica y entonces, Vidal Bolado le sustituyó en la grabación de su continuidad: los tracksRitmo Afrocubano 5, 6, 7 y 8.  La relevancia e impacto en Estados Unidos de estas grabaciones no fue ignorada por la crítica especializada y la prensa en general.  Al momento de salir estos 4 discos, la revista Billboard en su edición del 26 de noviembre de 1949 se hizo eco de este acontecimiento valorando a Chano Pozo y a Vidal Bolado como “…dos percusionistas y cantores afrocubanos de gran prestigio… ellos, básicamente son los responsables de la mayor parte de la emoción que despierta esta entrega”. 

 

Cover del disco de 78 rpm editado por SMC con temas afrocubanos interpretados por Chano Pozo y Vidal Bolado. Nueva York, 1948. Cortesía de Barry Cox

Muy interesante, sin duda, resulta que cincuenta y dos años después, en la “Guía de las Grabaciones Clásicas del Jazz”, Tom Piazza incluya estas  grabaciones como verdaderos antecedentes de obras experimentales del jazz de, citando su influencia en temas compuestos por Dizzy Gillespie en los años en que Chano Pozo dotó a su banda de una nueva y espectacular sonoridad.

 Disco de 78 rpm editado en 1948 por el  sello SMC grabado por Vidal Bolado en Nueva York.  
Colección personal de la autora.  

Vidal Bolado aparece citado en una gran parte de los libros que se han escrito sobre la historia del latin jazz, al considerar sus autores como un hito importante la grabación que hizo Stan Kenton de El Manisero en 1947, incorporando a su big band la sección rítmica de Machito, que entonces integraba también el cubano.

 Carlos Vidal Bolado, sonriente en el «Down Beat» (extremo izquierdo). Ca. 1948.
Foto: William Gottlieb. Colección W. Gottlieb en www.loc.gov

Durante 1949 Carlos Vidal tiene una febril actividad musical:  graba con la orquesta de Miguelito Valdés una serie de temas para el sello SMC, entre ellos, el guaguancó “Chano Pozo”, según algunas fuentes, de la autoría de Carlos Vidal Bolado, y que se dice fue cantando en los funerales del mítico conguero en Nueva York y La Habana.  Pero quizás lo más relevante este año es su inequívoca inserción en bandas y grupos lidereados por renombrados jazzistas.  Con el saxofonista Charlie Barnet y su big band, deja temas memorables como “Panamericana” donde es recordado por su desempeño; los músicos del bop, frescos aún en su memoria los sonidos que el ya extinto Chano Pozo sacara a sus congas en la banda de Dizzy Gillespie, no quieren renunciar a las sonoridades afrocubanas dentro de sus formaciones:  Vidal Bolado será habitual en muchos de los clubes de jazz más renombrados. Toca en el Royal Roosts con los Big Ten de Tadd Dammeron y también con  Miles Davis y Charlie “Bird” Parker.  De este mismo año es la grabación del tema Visa por  Parker,  que aparece en la inmensa mayoría de los recopilatorios sobre lo mejor de la obra del genial saxofonista y en el que Vidal Bolado integra una banda de lujo.  También toca y graba con el trompetista Fats Navarro, el pianista  Al Haig, y el saxofonista Stan Getz, y muchos otros nombres de los imprescindibles, como Dexter Gordon, Max Roach, Curly Rusell.

Progressive Jazz Orchestra de Stan Kenton en 1948.  En el extremo derecho, con dos congas, Carlos Vidal Bolado. Foto: Cortesía de Steven D. Harris, biógrafo de Stan Kenton.

En 1950 Stan Kenton vuelve  a contratar a Vidal Bolado, esta vez para su Innovation Orchestra, con la que grabó temas antológicos como Cuban Fire,  Cuban Episode y también Incident in Sound  donde Vidal brilla tanto en la percusión como en la parte vocal. Billboard en su edición del 11 de febrero de ese año da fe de ello con una muy favorable crítica para el cubano. Estudiosos como John Storms Roberts y Carol Easton destacan la participación de Vidal Bolado en la banda de Kenton.

Otro de los grandes fotógrafos del jazz, Hermann Leonard, inmortaliza a Vidal Bolado en la banda de Stan Kenton, con imágenes verdaderamente geniales.  Así, nuestro compatriota aparece en dos de las más importantes colecciones fotográficas de la historia del jazz en Estados Unidos: la de William Gottlieb y la de Hermann Leonard.

Estos ecos llegaban, sin dudas, a La Habana.  Resulta especialmente relevante  que en mayo de 1950, en un artículo titulado“Saba, Samba y Bop” publicado en el Mensuario de Arte, Literatura Historia y Cultura, Fernando Ortiz destacara el nombre de Carlos Vidal al referirse a la contribución que estaban haciendo los percusionistas cubanos en el desarrollo del bop:   “Claro está que Chano Pozo no fue el único cubano que  hacía “hablar al tambor” en las orquestas de jazz.  A ello contribuyó esa multitud de cubanos humildes, artistas hirviendo en su sangre los ardores de su tierra, que se encuentran en todas partes, llevando a los pueblos fríos, calores de humanidad y de trópico, sandunga vital.  El jazzista Stan Kenton utilizó todo el trío de tambores afrocubanos de la orquesta de Machito para el fondo rítmico en su interpretación de “El Manisero” y siguió utilizando al tamborero Carlos Vidal; y varias orquestas de jazz también emplearon tamboreros afrocubanos.” Ortiz fue enfático al remarcar la decisiva influencia de los músicos cubanos, en particular Mario Bauzá y Machito en lo que llamó “el entrecruce de ambas músicas afroides”, que derivó en un estadío superior del jazz norteamericano de finales de los 40.  En el prólogo a la compilación “Estudios Etnosociológicos” (Ed. Ciencias Sociales), que recoge diversos trabajos Fernando Ortiz en este ámbito, Isaac Barreal señalaba:  “…junto a los nombres merecidamente divulgados de Louis Armstrong, Charlie Parker, Stan Kenton o Dizzy Gillespie, aparecen (en el artículo antes citado) los menos conocidos de los músicos cubanos que participaron en esta revolución musical, como Mario Bauzá, “Machito”, Carlos Vidal, y sobre todo, Chano Pozo, para el cual reclamaba Ortiz que se le recordara, de modo que su nombre no se perdiera como los de tantos otros que  mantuvieron la genuina cubanía de nuestra música.

 Fotograma del filme Cha Cha Cha Boom (1955) en el cualPérez Prado y su orquesta aparecen interpretando fragmento de la Voodoo Suite.  Carlos Vidal Bolado y Modesto Durán en las congas

Hay un dato que podría constituír, al decir de mi amigo, el Prof. Raúl Fernández, un record único:  Carlos Vidal Bolado ha sido el único tumbador que tocó con las tres bandas que marcaron los tres estilos del jazz a finales de la década de los 40 y que constituyen  la génesis del latin jazz:  Machito y Bauzá con los Afrocubans, Stan Kenton y Dizzie Gillespie.

Con la banda de Kenton, Vidal Bolado llega a Los Angeles y decide quedarse allí, directamente en Hollywood.  Se iniciaba con la década de los 50 el auge de ciertas corrientes que luego serían identificadas bajo el rótulo de West Coast Jazz.  Carlos Vidal Bolado se  convierte en una atracción en las descargas de Howard Rumsey en el Lighthouse Café de Hermosa Beach, en Los Angeles,  considerado uno de los lugares icónicos de la ruta del jazz en la Costa Oeste.  Figura en las nóminas de varios de los primeros discos de la Lighthouse All Stars, de Rumsey.  Durante la primera mitad  de los 50 alterna sus apariciones en el Lighthouse Café con  las sesiones en Hollywood, participando en grabaciones para bandas sonoras y también en grupos de pequeño formato  y grabaciones.  Su nombre aparece durante la década de los 50 también en la discografía de Dámaso Pérez Prado, Harry Belafonte, Xavier Cugat, René Touzet, Chico O’Farrill, Nat “King” Cole, Eartha Kitt, Peggy Lee, Kitty White, Mike Pacheco, Jack Costanzo, y muchos otros. Relevante es su desempeño en la Voodoo Suite –una de las tres piezas de carácter sinfónico de la autoría de Dámaso Pérez Prado– grabada en los estudios de Capitol en Hollywood en 1955. De estos años es su único LP como artista principal:  “Congodrums”, del sello Tampa Records, considerado hoy como antológico en la discografía de la afropercusión.  Con Shorty Rogers retoma en 1958 elemento afrocubano en una visión contemporánea del jazz en el disco “Manteca. Afrocuban Influence”, donde brilla especialmente en su “Wayacañanga Suite”.

En los años 60 destaca su trabajo con The Jazz Crussaders, los Estrada Brothers, Poncho Sánchez, Willie Bobo, Vince Guaraldi y otros músicos vinculados al jazz en California. Junto a Mongo Santamaría, Armando Peraza, Modesto Durán, Luis Miranda, Francisco Aguabella, formó el verdadero “todos estrellas” de la percusión cubana en la Costa Oeste norteamericana, que nos legara verdaderas joyas discográficas del género, como los fonogramas Yambú y Afroroots, ambos con Mongo Santamaría como músico principal.

De izquierda a derecha:  Francisco Aguabella, Modesto Durán, Mongo Santamaría y Carlos Vidal Bolado. (Según David Peñalosa, foto tomada durante la grabación del disco «Yambú» en 1958)

Carlos Vidal Bolado falleció en Los Angeles, el 24 de agosto de 1996, a la edad de 82 años.  Con una carrera musical de poco más de 50 años deja un legado importante en cuanto a la presencia de la percusión afrocubana en la historia del jazz y una huella que valdría para reivindicarle dentro de la historia de la música cubana.

Fuentes: Además de numerosos  textos sobre la historia del jazz en USA y en Cuba; y los músicos cubanos en México, y de publicaciones periódicas cubanas y norteamericanas, fueron entrevistados por diferentes medios: en USA –  Jack Costanzo, Luis Miranda, Armando Peraza, Howard Rumsey, Lalo Schifrin, David Peñalosa, José Curbelo (r.i.p.), Raúl Rico, Walfredo de los Reyes, Steven D. Harris.  En Cuba:  Leonardo Acosta; Radamés Giro, Arístides Soto «Tata Güines» (r.i.p.), Ricardo Abreu «Papín» (r.i.p.), Gregorio Hernández «Goyo» (r.i.p.), Adriano Rodríguez, Danilo Orozco (r.i.p.), Jesús Blanco Aguilar, José Reyes Fortún, María Teresa Linares, Minini, Petrona Pozo (r.i.p.) 

Agradezco a todas estas personas y otras muchas que colaboraron con esta investigación y en especial a Dianne Vidal-Rilley, ex-esposa de Carlos Vidal; y a sus hijos  Marc, Brian, Suzanne y Lisa en California, y también a Yvonne, en Florida.  También, y mucho, a Barry Cox.

© Rosa Marquetti Torres

 

 

Alquízar, Cuba. Soy una apasionada de la historia de la música y los músicos cubanos, de la memoria histórica y de asegurar su presencia historiográfica en las redes. Me gusta la investigación. Trabajo además en temas de propiedad intelectual y derechos de autor. Escucho toda la música... y adoro....la buena. Desmemoriados... es la interaccción. Todos los artículos son de mi autoría, pero de ustedes depende que sean enriquecidos.

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