
Urbana Troche y el Septeto Nacional: Suavecito es como se goza más…
La vieja foto del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro en Sevilla junto a una muchacha es, con seguridad, la más conocida de los inicios de la legendaria y casi centenaria agrupación sonera, y la evidencia –por haber sido impresa en un anuncio promocional- de que el son cubano había atravesado el Atlántico y llegado en 1929 a tierras españolas en sus cuerpos, voces e instrumentos.
Poco o casi nada, sin embargo, se ha dicho ni se sabe de la chica que los acompaña en la foto, la que mostró a los españoles, que “suavecito es como se goza más”, y que, como vista hace fe, fue decisiva en la aceptación del son de Piñeiro en España, y en particular, en las orillas del río Guadalquivir y ante el público de múltiples procedencias que frecuentó la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y disfrutó con sus presentaciones en varias ciudades españolas.
Poster de promoción del Septeto Nacional Cubano en España, 1929. Archivo Ricardo R. Oropesa.
Solo se sabe que su nombre era Urbana Troche y era cubana. La morena, tuvo en el bongosero Agustín Gutiérrez, el legendario Manana, a un partenaire de lujo, a la hora de rumbear y bailar aquellos sones, rumbas y guarachas que salían de las voces e instrumentos de los propios Piñeiro y Manana, y de Bienvenido León, Juan de la Cruz, Francisco González Solares “Panchito Chevrolet”, Lázaro Herrera “El Pecoso”, Eutimio Constantin: el flamante Septeto Nacional de Cuba.
La huida
Félix Fleitas era, en la Matanzas de 1928, algo así como el castigador del barrio. Retador, pendenciero, dicen que era un negro bien plantado, que presumía de que podía someter a la mujer con la que se encaprichaba, que no había mujer que se le resistiera ni le desafiara. Sin embargo, todo parece indicar que Urbana Troche sí lo hizo.
“Mi papá contaba que mi bisabuela tuvo que salir corriendo de Matanzas, ante la violencia y las amenazas de Félix Fleitas, que era su esposo, ¡y hasta España no paró!” Quien así habla, es Ivette Meireles, bisnieta de Urbana.
“Mi bisabuela –a quien todos llamaban Tomasa y no Urbana- debió ser una mujer muy arrestada, de esa que antes se decían de pelo en pecho, como si la valentía y la decisión fuera solo atributos masculinos. Solo así se explica que se haya montado en un barco y atravesado el océano, huyendo de un hombre que la perseguía y en busca de mejores oportunidades,”–razona Ivette-, sin esconder su pasión por reivindicar la historia de su bisabuela en la música cubana.
“En la familia tenemos muchas lagunas sobre sus años jóvenes, cuando se fue a España, pero sabemos que ella había nacido en Pinar del Río, en San Juan y Martínez, y que en 1922 tuvo con Félix Fleitas a su única hija Domitila, Tilita para la familia. Cuando se fugó de Matanzas dejando atrás a un enfurecido Félix Fleitas, Urbana se llevó a su hija de 6 años y la dejó al cuidado de una amiga muy cercana en su pueblo natal. O sea, que cuando se fue a bailar a España, Urbana Troche ya tenía una niña”.
En España
La rumbera cubana estaba ya en España antes de que arribaran los músicos del Septeto Nacional para participar en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Su llegada a España debió ocurrió a finales de 1928 o inicios de 1929, a juzgar por lo que publicó el Diario de la Marina en su edición del 26 de octubre de 1928, en la larga lista de servicios que facilitaba a la población: entre los nombres de ciudadanos, cuyos pasaportes solicitados ya habían sido emitidos, aparecía el de Urbana Troche, lo que la suponía lista para partir en viaje transatlántico desde esa fecha.
Archivo personal de la autora.
La prensa española de la época permite trazar el fugaz recorrido artístico de la Troche, convertida ya en bailarina y cantante gracias al empirismo creativo que movilizaba entonces a la mayoría de las mujeres afrocubana en la búsqueda del éxito artístico y de mejoras en sus maltrechas economías. El periódico La voz de Aragón, de Zaragoza, es uno de los primeros en dar la noticia en su edición del 12 de abril de 1929 lo anunciaba, con desbordados elogios, como la gran atracción: el debut de una compañía “integrada por individuos de la raza afro-cubana”.[1]
El cronista anónimo no era precisamente un conocedor de la música y los bailes que llegaban desde Cuba y en su nota presentaba el guaguancó y la columbia como “bailes africanos, desconocidos hasta hoy en España”, lo mismo que “el Bombé [léase bembé], el Foque Ñáñigo [toque ñáñigo o abakuá]; el guaguacó [debe decir guaguancó] y el Santo [música ritual de origen yoruba].
Según la noticia publicada en la sección de Circo, en la compañía cubana que actuaría en Zaragoza, figuran los actores y actrices Hortensia Castillo, Eusebio Corzo (barítono); Rosendo Díaz, Vicente Gallardo, Celedonio González, Armando Laguardia, Jesús López, Isidora Mariño, Enrique Medina, Ezequiel Reyes, Mercedes Rodríguez (tiple); Rafael Ruiz, María y Manuela Sánchez, Alberto Soto, Ricardo Suárez, Miguel Valdés (actor cómico) y Urbana Troche. Destaca también que “…se acompañan de una típica orquesta con originales instrumentos.”[2]
Barcelona y las grabaciones con el sello Parlophone
No se sabe si hubo una escisión en la compañía o si se trataba de una continuidad con cuatro artistas principales, pues Urbana aparece en Barcelona como figura principal en el “espectáculo típico cubano Kaleda”, junto a la cantante y bailarina típica Esther Fernández, y el “negrito cómico” Sairo Desval (era el nombre artístico que eligió el cantante y actor cubano Ciro Valdés; bailarín presentado como “campeón de los bailes exóticos y americanos”, Elías Pierre –quien podría no haber sido cubano- completa la cuarteta del show, donde presentan a Urbana como “la negra sin rival de la rumba cubana”. Debutan el viernes 26 de abril de 1929 en el teatro Goya de Barcelona bajo el nombre de Espectáculo Típico Cubano “Kaleda”, según anunciaba El Día Gráfico, periódico barcelonés.[3]
La novedad que representaban los artistas negros cubanos en tierras catalanas les garantizó el éxito, a juzgar por la decisión del sello local Parlophone de registrar ese mismo año 10 canciones y duetos cómicos que formaban parte del espectáculo que presentaban en el teatro. Así nació lo que en el Catálogo y también en los 5 discos resultantes, denominaron «Serie Caleda». Como intérpretes indican: «C. Valdés, U. Toche y J. Serrano con el acompañamiento de orquesta típica J. Holmes», que eran Ciro Valdés Díaz (Sairo Desval o Deswal), Urbana Troche y J. Serrano, cuyo nombre y origen no se ha podido precisar.
Urbana Troche, Ciro Valdés y J. Serrano cantan «El sueño del esclavo». Para escuchar el audio pinche arriba.
Audio e imagen cortesía de Tommy Meini y Colección Gladys Palmera
Los 5 discos de 78 rpm editados por Parlophone incluyen: Sin luz (parodia del tango A media luz) y La dama de las croquetas (dueto cómico)( B 25407); Monguita (parodia del vals Ramona) y El sueño del esclavo (canción cubana)(B 25408); El sastre (dueto cómico) y Aquí estoy más crecidita (monólogo-rumba, presumiblemente por Urbana)(B 25409); El peregrino (canción cubana); El aguacero (dueto cómico)(B 25447); ¡Ay, mamá Inés!(tango-congo) y El pregón (dueto cubano)(B 25448).
Estos discos son considerados hoy una rareza y resulta cuando menos, complicado hallarlos en el mercado de coleccionismo de discos de 78 rpm.
En Sevilla
El 23 de junio de 1929 Urbana debutaba como solista en el Palacio Chino del Parque de Atracciones de Sevilla, en un espectáculo que incluía a los la vedette española Maruja de Arce y la pareja de bailarines Derby y Groma. El anuncio publicado en el diario El Liberal, el 23 de junio de 1929 exhibe hiperbólicos calificativos que favorecen la promoción de la cubana, pero que difícilmente estén fundamentados en la realidad -le llaman “la bailarina más admirada del mundo”-, y plantea la duda de si, realmente, la rumbera cubana bailó antes en Nueva York, Londres y París, lo cual no parece ser cierto.
Anuncio de prensa. Actuación de Urbana Troche en el Palacio Chino de Sevilla, 1929. (Archivo de la autora)
La alusión a su presunto rol como “protagonista de las películas de Gaumont” despierta también incertidumbre: ¿habría sido Urbana Troche, una de las primeras artistas del ámbito popular en aparecer en el cine sonoro español o en España? Aunque no es imposible, parece bastante improbable, pues al parecer, aquél era su primer viaje fuera de Cuba, y el cine sonoro de carácter comercial, acababa de estrenarse en Estados Unidos en 1929.
Con el Septeto Nacional
No se conoce con exactitud cómo y cuándo se encontraron Urbana Troche y los músicos del Septeto Nacional, que habían llegado a España en el vapor Cristóbal Colón por el puerto de Santander el 3 de julio, 11 días después de que Urbana Troche debutara en Sevilla. No sabemos si fue ella la “gentil muchacha” a la que se refería el columnista anónimo de La Voz de Cantabria, que glosó la actuación de los músicos cubanos en el teatro Gran Cinema de Santander la noche del 8 de julio y destacó su desempeño, junto a su pareja, bailando un yambú en el cierre del espectáculo.[4]
Según explica Ricardo R. Oropesa, musicógrafo e investigador, biógrafo de Ignacio Piñeiro y del Septeto Nacional, a la llegada a España el Embajador de Cuba les informó que la actuación en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, durante la Semana de Cuba, había sido aplazada para octubre, por lo que deciden firmar contrato de representación exclusiva con la agencia SEDECA, de Madrid, para girar por territorio ibérico, priorizando Asturias, dado el interés de Ignacio Piñeiro en presentarse en la tierra natal de su padre. El acuerdo, es evidente, incluyó también la participación de Urbana Troche como bailarina, teniendo como pareja al legendario Manana, quien también era el bongosero del septeto. Oropesa pudo contar, además, con el testimonio de otro protagonista: el trompetista Lázaro Herrera “El Pecoso”, y narró:
“en 50 minutos de espectáculo daban una visión integral de la música cubana interpretando boleros, clave, punto cubano, canciones, son, rumbas, guajiras y guarachas con la participación de la rumbera Urbana Troche, mulata que cautivo la atención con sus sensuales movimientos y excelentes coreografías, además de su esbelta y bien dotada figura femenil junto a su compañero de baile Agustín [Gutiérrez], Manana. Él, mezclando la rumba con movimientos del diablito (Ireme) abakua, sorprendía gratamente, respondía a los provocativos y picarescos gestos de Urbana, como parte del espectáculo.”[5]
Trascendieron y quedaron fijados en la historia los éxitos conquistados en esta gira por el Septeto Nacional y sí, con la participación y contribución de Urbana Troche, enseñando a los españoles que “suavecito es como se goza más”. Entre julio y agosto, actuaron en Madrid, en la Embajada de Cuba y llevan los ritmos cubanos al Palacio de la Marquesa de Argüelles, en una velada que revivió los intensos vínculos de la aristócrata con Cuba a través de su padre, Ramón Argüelles, famoso indiano asturiano, considerado por algunos estudiosos, como una de las tres mayores fortunas de Cuba en el siglo XIX y uno de los mayores contribuyentes a la causa española frente al independentismo mambí.
La escritora santanderina Concha Espina conoció y vio a la Troche en plena actuación junto a los músicos del Septeto Nacional, a quienes la intelectual había conocido en La Habana. Así la describió en su libro Singladuras. Viaje americano, una suerte de bitácora donde narró hechos e impresiones de su periplo a Cuba y Estados Unidos en 1929, y publicado tres años después:
«…Urbana Troche: un hallazgo el de esta garbosa mujer para los artistas forasteros. Porque me han dicho que Urbana era muy gentil y bailaba preciosamente. Hubo para ellos una solemne verbena, organizada por el Centro de Hijos de Madrid, y un elegante festejo, en el cual les dio el embajador García-Kohly buena cancha para sus habilidades y ocasión de recibir muchas felicitaciones, lo mismo que la bondadosa marquesa de Argüelles, al recibirlos en su palacio como a compatriotas distinguidos.»
En su edición del 17 de agosto, el diario asturiano Región anunciaba para el siguiente día la actuación del Septeto Nacional Cubano en el Palacio Valdés de Oviedo[6], si bien, otros medios como La Voz de Asturias comentaron el espectáculo que presentaron a la prensa local en el Teatro Jovellanos el 27 de ese mes y luego la esperada actuación para el público en el mismo coliseo dos días después, glosando así la participación de Urbana:
“Acompañando a los cantos, tocan muy bien su orquesta tan original, y aparte de ello, llevan una gran pareja de baile, cuyo fuerte es la clásica “rumba”, que también hubo de repetirse entre ovaciones.”[7]
El diario Región fue más pródigo al dar un juicio de valor sobre el desempeño de los rumberos en el cierre del espectáculo:
“…Y, por último, la señorita Troche y Agustín Gutiérrez bailaron la rumba, sustituyendo con arte y gracia la grosería con que, habitualmente matizan este baile algunas «estrellas» que desfilan por nuestros escenarios. El público, que aplaudió a rabiar a los bailarines, les obligó a repetirla. Fue, en suma, un verdadero éxito…”[8]
Durante octubre, al fin, se presentan en la Semana de Cuba en la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
El Septeto Nacional actuó por última vez en España, como punto final de la provechosa gira, el 31 de octubre, de nuevo en el teatro Gran Cinema, de Santander, ciudad portuaria a la que regresaron para tomar el vapor de regreso a La Habana. La voz de Cantabria, comentó así, en su edición del 1 de noviembre:
“Anoche estuvo a visitarnos en nuestra redacción el Septeto Nacional Cubano, de cuya brevísima actuación en el Gran Cinema, a principios de verano, dimos cuenta. Los artistas que forman la agrupación vienen satisfechísimos de su tourneé por España; encantados de Sevilla, en cuya Exposición han actuado una larga temporada; de los éxitos obtenidos en la Embajada de Cuba en Madrid, y en el Cine Avenida de la corte, así como en Valladolid y cuantas capitales se han presentado. Hoy embarcarán para regresar a Cuba, pero antes de despedirán del público santanderino, que tan cariñosamente les acogió y darán una función en el Gran Cinema”.[9]
De regreso a Cuba
¿Embarcó Urbana también rumbo a La Habana el 2 de noviembre junto a los músicos del Septeto Nacional? Es algo que ni sus descendientes han podido precisar con exactitud, aunque, la prensa cubana nos ofrece un anuncio revelador: a poco más de un mes de su arribo a La Habana, el Diario de la Marina, en su edición del 20 de diciembre de 1929 anuncia la presentación en el Roof Garden del habanero hotel Plaza, del Septeto Nacional en un programa de variedades, donde anuncian también a “la famosa PAREJA NACIONAL [sic], los reyes de la danza y el son cubanos”.[10] ¿Se referirían a Urbana Troche y Agustín Gutiérrez, Manana? La interrogante sigue latente, pues no hemos encontrado huellas de Urbana y su rumbear en España a partir de 1930, ni tampoco en Cuba. Dentro de la hipótesis, era lógico que regresara pronto, pues, como dijimos, en Cuba había dejado a su pequeña hija Tilita.
“Mi bisabuela, al parecer, regresó de España con ahorros que, según siempre se ha dicho en la familia, supo invertir e incrementar: construyó o compró una serie de modestos apartamentos, algunos colindaban con la casa familiar, y que alquilaba, controlando también el suministro de los servicios básicos, como agua y electricidad” –cuenta Ivette Meireles-. “Tenía mucha habilidad para los negocios. La primera casa la compró en 1930, y quedaba en la calle Matanzas # 820.”
Urbana Troche y su hija Domitila «Tilita» Fleitas Troche en fotos de estudio en 1941. Archivo Ivette Meireles.
Urbana Troche»Tomasa» en foto de estudio. La Habana. Ca. 1940-1950. Fotos: Archivo Ivette Meireles.
Urbana se casó en Cuba con Juan López Valdés, hijo de españoles, aunque no tuvo más descendencia; decidió estudiar y se hizo comadrona (partera). Nunca más tuvo que ver con el baile y el canto que la hicieron famosa, según narra su bisnieta.
“Desde que vivía en Arroyo Apolo, le decían La alcaldesa, pues en una ocasión se postuló para ese puesto”- cuenta su bisnieta. En efecto, del acercamiento de Urbana Troche a la política local da fe un escueto anuncio publicado en el diario cubano Noticias de Hoy el 15 de diciembre de 1939, como presidenta del Directorio Nacionalista en Arroyo Apolo, una incipiente formación política creada al calor del auge del nacionalismo frente a la recién iniciada II Guerra Mundial.
“En 1953 Urbana y Juan López compraron una casa en Rafael de Cárdenas #64 e/ 11 y Fonts, en Lawton donde establecen su residencia definitiva –cuenta Ivette Meireles- y donde vivió el resto de sus días.
Como comadrona, Urbana Troche trabajó durante muchos años en el hospital gineco-obstétrico Hijas de Galicia, en La Habana. Multipropietaria de pequeños inmuebles, supo incrementar los ahorros traídos de su incursión española en 1929, pero décadas después fue afectada por la Ley de Reforma Urbana en 1960, al ser expropiados los bienes que mantenía en alquiler. Su manifiesto desacuerdo con la revolución cubana y sus leyes, fue, según su bisnieta Ivette Meireles, la causa por la que fue sumida en el ostracismo y nunca se hizo honor a su notoria participación en la historia y expansión internacional del son.
La leyenda de Urbana Troche como bailarina que expandió el son más allá de las fronteras de Cuba, encontró reflejo en la literatura, cuando el escritor cubano-americano Oscar Hijuelos la hace aparecer en su novela A simple Habana melody (Una sencilla melodía habanera) (2001) situándola, en la ficción, en un cabaret en París saliendo a escena en reemplazo de la bailarina principal.
Urbana Troche “Tomasa” había nacido en San Juan y Martínez, el 25 de dicembre de 1908. Murió en La Habana a los 66 años de edad, y fue enterrada en el Cementerio de Colón el 30 de junio de 1974. No hay evidencias de que haya regresado a España, donde entró en la historia de la música y el baile popular cubano.
Urbana Troche (derecha) con su hija Tilita y sus nietos Irma y Humberto. Ca. años 50. Foto archivo Ivette Meireles.
Ivette y Humberto Meireles Mena, bisnietos de Urbana Troche, sosteniendo la legendaria foto con el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro en Sevilla, España, en 1929, que la bailarina cubana conservó siempre. Foto: Archivo Ivette Meireles.
Sus descendientes han mantenido por décadas un genuino orgullo por ella, aunque solo a través de esta investigación han conocido algunos hitos de su fugaz carrera artística: Irma y Humberto Meireles Fleitas son sus únicos nietos, hijos de Tilita y Lázaro Meireles. Ivette y Humbertico son hijos de Humberto y bisnietos de Urbana; Grettel Alicia León Meireles, Harold y Helen Meireles son sus tataranietos.
Agradecimientos muy especiales a Ivette Meireles, Ricardo R. Oropesa, Tommy Meini y Colección Gladys Palmera, y a los especialistas de la sala Barbieri de la Biblioteca Nacional de España.
NOTAS
[1] Anónimo: Circo. En La Voz de Aragón. Año V Número 1207 – 10 Abril 1929. P. 13
[2] Anónimo: Próxima actuación de una compañía cubana. En La Voz de Aragón. 10 de abril de 1929.P. 13.
[3] Anónimo: Anuncio. El día gráfico. Barcelona, España. 24 de abril de 1929.
[4] A.E.: El Septeto Nacional Cubano en el Gran Cinema. En La Voz de Cantabria. 9 de julio de 1929. P. 16.
[5] Oropesa, Ricardo R.: Ignacio Piñeiro. El Poeta del Son. Editorial P. 106
[6] En diario Región. Oviedo, España. 17 de agosto de 1929. P. 12.
[7] Anónimo: Ayer, en Jovellanos: Debuta con gran éxito el Septeto Nacional Cubano. En La Voz de Asturias. 30 de agosto de 1929. P. 8.
[8] Sevia: Debuta con gran éxito el Septeto Nacional Cubano. En diario Región. 30 de agosto de 1929. P. 3
[9] A.E.: El Septeto Nacional Cubano en Santander. En La Voz de Cantabria. Santander. 1 de noviembre de 1929. P. 3.
[10] Anuncio en el Diario de la Marina. La Habana, Cuba. 20 y 21 de diciembre de 1929. P.9
